C. CUEVAS Las investigaciones llevadas a cabo por la Policía Judicial de la Guardia Civil arrojan nuevos datos que intentan esclarecer el hallazgo el pasado miércoles por la mañana de dos cadáveres en las proximidades de es Cuieram.

Las pesquisas alejan cada vez más la posibilidad de que se trate de un caso de violencia machista y abogan por un tipo de crimen cometido siguiendo algún tipo de ritual. Sin embargo, tampoco se rechaza la posibilidad de que el homicidio de la mujer a manos del hombre fuera en un principio un juego sexual que se les fue de las manos.

Según el material que manejan los investigadores, parte de él encontrado en un pendrive en la habitación de hotel que ambos fallecidos compartían, en algunos escritos se puede vislumbrar un consentimiento por parte de ella. En esas notas las víctimas también expresan su deseo de legar varios de sus objetos a una persona en concreto que vive en Hungría, país de origen de los dos fallecidos, a quien los investigadores ya han tomado declaración, aunque ésta no ha trascendido por el momento a los medios de comunicación.

Los escritos, según confirmaron fuentes cercanas a la investigación, presentan un conjunto de indicios en los que cobra fuerza la posibilidad de un suicidio pactado siguiendo algún tipo de ritual místico y orientalista.

La misma fuente avistó la existencia de elementos similares a los del suicidio de un matrimonio alemán junto a su hijo de corta edad en el barrio de la Marina en septiembre del año pasado. En aquel caso también se especuló con la posibilidad de que se tratara de un suicidio ritual. Sin embargo, por el momento, se desconoce si la pareja húngara pertenecía a algún tipo de secta o similar.

Otra de las hipótesis que todavía no se descartan es que todo comenzase como un juego sexual, probablemente de tintes sadomasoquistas, y acabase con la muerte de la mujer, Kathan O.

Esta suposición viene respaldada por los instrumentos, juegos eróticos y películas pornográficas encontrados en la habitación de hotel. También aparecieron escritos de este tipo en el pendrive encontrado entre sus pertenencias. Otro de los puntos que puede confirmar esta hipótesis son las incisiones leves que Kathan presentaba en sus brazos, realizadas presumiblemente con un cutter, que estaba esposada a la espalda cuando murió y que falleció por asfixia por opresión.

Otra de las grandes incógnitas que presenta este crimen es qué hizo Robert B. en las horas de diferencia que hubo entre su muerte y la de ella. Como máximo transcurrió un día entre la muerte de la fémina y la del hombre.

Hasta ahora, los investigadores saben que se cambió de ropa y que regresó al lugar dónde estaba ella, en el que posteriormente, Robert se ahorcaría. Y aunque, de momento, se considera el lugar donde fueron hallados los cuerpos el mismo en el que también tuvo lugar la muerte de ella, este punto aún no está confirmado.