JAVIER JIMÉNEZ
Inger Johanne, noruega de nacimiento, vivía en Algaida con su esposo, Rafael Luzón. Hasta 2004 su salud había sido envidiable. Cuando murió tenía 59 años.

Por aquel entonces acudió al hospital de San Juan de Dios y desde allí encargaron unas resonancias en Son Llàtzer. El examen sólo detectó una hernia discal, pero la salud de Inger comenzó a deteriorarse muy rápidamente a partir del año pasado. Su calvario hospitalario empezó el 14 de agosto, cuando su esposo la llevó a urgencias de Son Llàtzer con fuertes dolores en el vientre, pecho, náuseas, vómitos, dolor de cabeza y hemorragia nasal. Según consta en la denuncia el médico que la atendió les comentó que podía tratarse de una hernia discal, y apostilló que esa lesión daba «dolores de todo tipo». Le recomendaron un tratamiento y la señora Inger y su marido se marcharon a casa.

La víctima siguió la medicación, sin embargo, su estado empeoraba día tras día. El matrimonio empezó entonces un continuo ir y venir a las urgencias del hospital, sin que los médicos consideraran que la víctima debía quedar ingresada por más que su estado físico estaba cada vez más deteriorado.

El día 1 de septiembre la situación se hizo insostenible. La mujer no soportaba los dolores espantosos que le sobrevenían y su marido, ya desesperado, la trasladó por cuarta vez a Son Llàtzer. El médico que la atendió en esa ocasión le dijo que «lo que su esposa tiene son nervios». Por fin, se aceptó el ingreso de la paciente para una analítica completa.

Quedó ingresada en la planta de semicríticos y el diagnóstico fue demoledor: Inger padecía un cáncer con múltiples metástasis pleurales, hepáticas y abdominales, de posible origen gastrointestinal. Estaba en coma metabólico.

El día 4 de septiembre murió. Rafael, el viudo, considera que se produjo una negligencia médica en cadena porque ninguno de los tres doctores supo diagnosticar lo que tenía ni la sometió a una examen completo, y denuncia que Inger tuvo un sufrimiento espantoso antes de morir, que podría haber sido atenuado. En la denuncia presentada en el juzgado de guardia se denuncia, además de a los tres médicos, al IB-Salut, como responsable civil subsidiario.