El policía acusado de maltrato tenía una «relación patológica» con su ex pareja

El agente, era consciente de lo que hacía pero no de sus consecuencias, según el forense

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El policía local de Eivissa que ayer terminó de ser juzgado por presuntamente amenazar y acosar a su ex pareja es una persona que sufre un trastorno de «personalidad con rasgos obsesivos» que, sometida a una gran presión, «padece ansiedad descontrolada que le llevan a tener capítulos de desconexión con la realidad». Así lo definieron durante el juicio el psiquiatra del Ib-Salut que desde enero de 2002 atiende a este paciente y el médico forense que lo reconoció. El primero dejó claro que el acusado «no respondía al perfil de un maltratador» y el segundo lo calificó como una persona «parcialmente imputable». «Sabe lo que hace pero no es consciente de las consecuencias. Su capacidad de libertad está altamente condicionada», añadió.

El policía fue apresado después de que hubiera supuestamente seguido a su mujer al retén de la Policía Local para entrevistarse con el jefe del cuerpo. La afectada, escoltada por dos agentes, se dirigió luego al despacho de su abogada, lugar donde también apareció al acusado. Este hecho precipitó que la mujer, acompañada de los agentes, acabara en el juzgado dispuesta a interponer una denuncia contra su marido al considerar, a su vez, que ella y su nuevo novio habían sido en numerosas ocasiones víctimas de amenazas de muerte.

Los médicos, a su vez, consideraron que era una persona cargada de «dependencia afectiva a su mujer» y que era víctima de «una relación patológica» en la que él jugaba el papel de «dependencia y sometimiento». La psicóloga que lo examinó en su día también determinó que éste se sentía «escasamente valorado y querido por su pareja y que sentía cómo ella se alejaba de él».

En el informe que se presentó la juez Clara Ramírez de Arellano, responsable del juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa y magistrada que debe resolver si se impone al agente la pena de dos años de prisión solicitada por el fiscal y la acusación particular, también se define a la denunciante como una mujer que sufre un «trastorno histriónico de la personalidad» que le lleva a «poder exagerar o representar un papel y que necesita ser el centro de atención».

Las acusaciones, pese a estas consideraciones médicas, sin embargo mantuvieron la pena de cárcel requerida en su día al entender que éste, pese a todo, consciente de lo que hacía, terminó provocando un «gran terror en su ex pareja» y amenazando a su nuevo compañero cuando conscientemente tuvo lugar el suceso del pasado día 2 que motivó la detención del agente tras protagonizar un altercado en el juzgado cuando su ex mujer lo denunciaba, capítulo que ocurrió cuando éste ya llevaba varios meses de baja psicológica y con el arma retirada. «Él mismo llegó a decir que su deporte favorito era seguir a su pareja y buscar donde estaba su coche», indicó el abogado que en el caso ejercía la acusación particular.

La defensa del acusado, que tras los informes médicos pidió su absolución, recalcó la trayectoria policial intachable del agente y lo definió como un «hombre dominado por su mujer». «Ella acabó con el matrimonio, ocasionó el estado en que se halla el acusado y ahora se hace la víctima». Precisó también que, en todo caso, era necesario aplicarle una atenuante muy calificada o una eximente parcial.