Trabajadores de Pompas Fúnebres trasladan los cuerpos de la pareja y de su hijo.

Los resultados de los análisis de las tres bolsas que la pareja alemana empleó para suicidarse y matar a su hijo de 11 años señalan que nadie más que ellos las manipuló, informó la Comisaría de Eivissa. Los dactiloscopistas no han encontrado huellas extrañas en ninguna de las tres bolsas, ya que todas pertenecían a la pareja y su hijo. Éste era el último análisis que esperaba el Cuerpo Nacional de Policía sobre este dramático caso que ya se considera cerrado.

La pareja y su hijo fueron hallados muertos en su piso del barrio de la Marina el pasado 15 de marzo. Según los datos de la autopsia, se suicidaron el día 7 de ese mismo mes, es decir, ocho días antes de ser encontrados los cuerpos. Entre 24 y 48 horas antes habían matado al menor, que el día 15 hubiera cumplido 12 años.

La autopsia también reveló que al menor lo durmieron con éter, le pusieron una mascarilla y encima una bolsa que anudaron al cuello con dos cordones. Murió asfixiado. Los adultos tomaron barbitúricos y alcohol y también se pusieron bolsas en la cabeza, presumiblemente para acelerar y dulcificar la muerte. La pareja, Wernen Z. y Helene K.Z., envió días antes de su suicidio una carta a un amigo, también de su misma nacionalidad, en el que le decían que a partir del día 15 ya podía entrar en el domicilio de la Marina. Fue este hombre quien, preocupado, avisó a la policía. Se da la circunstancia de que el amigo, semanas antes de las muertes, había pedido presupuesto para una incineración.

Los suicidas, su hijo y este amigo llegaron juntos a la isla a finales del año 2004, y vivían en este piso de Eivissa desde principios del año pasado.

En esta vivienda los agentes del Cuerpo Nacional de Policía también encontraron una carta en la que la pareja explicaba los motivos del suicidio: «No estamos a gusto en este mundo, no somos felices».