Un operario gallego de la construcción en Santa Eulària ha sido condenado a seis meses de prisión al considerársele autor de un delito de quebrantamiento de condena después de que la jueza haya considerado que estaba «vigilando» a su ex pareja, coincidiendo con que el sospechoso trabajaba en una obre cercana al domicilio y puesto de empleo de su antigua compañera.
Se da la circunstancia de que durante el suceso la afectada se encontró con las cuatro ruedas de su coche pinchadas, así como con un mensaje en el capó, extremos éstos últimos s sobre los que no se pronuncia la sentencia dictada por la jueza Martina Rodríguez, responsable del juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa.
El acusado, que ya tenía una condena por maltrato de 14 meses de prisión y al que ahora se imponen otros seis meses, estaba contratado en una obra situada a algo más 300 metros de la nueva casa de su ex pareja cuando no podía acercarse a ella a menos de 500 metros.
Un operario, al parecer a instancias del capataz de la obra, llegó a medir la distancia que separaba la construcción de la casa y el local donde iba a trabajar la ex mujer del acusado, según relató el fiscal en la vista.
«Fue una confusión, nosotros no creíamos que la orden de acercamiento se refería a 500 metros, sino a 300», dijo el acusado en su juicio. Asimismo, aseguró que no había merodeado el domicilio de su ex pareja y atribuyó todo a una confabulación de la denunciante y de su madre para que no pudiera ver a sus hijos y se viera obligado a abandonar la isla.
En el vista, varios testigos aseguraron que el acusado siempre permaneció en la obra mientras que otros dijeron que éste estaba merodeando. En este sentido, la jueza Martina Rodríguez considera probado el delito de quebrantamiento de condena al dar total validez al testimonio de una compañera de trabajo de la víctima.
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