Un vecino de Santa Eulària, residente en el camping de Cala Llonga y de nacionalidad española, fue detenido después de que se presentara una denuncia contra él en la que se afirmaba que durante diez años estaba sometiendo a maltratos y vejaciones a su mujer. La denuncia, sin embargo, no fue interpuesta por su pareja sino por la madre de la afectada, harta de ver a su hija con moratones.

El sospechoso fue puesto ayer mismo por la Guardia Civil a disposición judicial, 24 horas después de que otro individuo de la isla fuera presentado ante el juez por insultar y amenazar a su compañera. Según la denuncia, en una de ellas el acusado le dijo a la afectada que no iba a llegar a los 40 años.

El caso del vecino de Cala Llonga, sin embargo, parece mucho más grave. La mujer nunca se había decidido a denunciarle y, al parecer, ayer, durante su comparecencia en el juzgado de Instrucción número 4 negó que hubiera sido en alguna ocasión golpeada o maltratada por su marido. Estas afirmaciones se vieron contradichas por los múltiples partes de heridas y lesiones que se recogieron durante la investigación policial que se realizó tras cursarse la denuncia. Dichos partes acreditan que la perjudicada sufrió en numerosas ocasiones ataques presumiblemente procedentes de su pareja. Según la información recogida por este periódico, la madre de la perjudicada llegó en su día a interponer otra denuncia por los mismos motivos contra su yerno y que presumiblemente no tuvo consecuencias.

Al acusado, que tiene antecedentes policiales por supuestos delitos de tráfico de drogas, se le ofreció ayer la posibilidad de reconocer los hechos y recogerse su caso en una sentencia de conformidad. Si este no se avenía, a ningún acuerdo, estaba previsto su ingreso en prisión en espera de un juicio que se celebrará los próximos días.