La Guardia Civil rastreó las conexiones del empresario cordobés
asesinado el pasado 7 de agosto en la terraza de un restaurante de
Sant Josep en ciudades tan dispares como Cádiz, Madrid y Málaga.
Durante este tiempo la investigación se topó hasta con cuatro
caminos a seguir, todos ellos con una solución viable que daban
explicación a por qué pudo ser acribillado a balazos José Miguel
López Calzado, natural de Puente Genil y de 36 años.
Pero hasta que la Guardia Civil resolvió que tenía pruebas
suficientes para apresar a las diez personas que han sido
arrestadas en la operación «Sa Punta», con la que, además, se ha
desarticulado en Madrid y Toledo un grupo mafioso que se ha
relacionado a asuntos de narcotráfico, extorsión y atracos a mano
armada, se trillaron otros caminos.
Tampoco se dejó atrás las relaciones de López Calzado en la
localidad gaditana de Sotogrande, lugar donde la víctima también se
dejaba ver. Su ex mujer, precisamente también contaba con
residencia en este lugar. La posibilidad de un crimen pasional
también ocupo buen parte del trabajo de los agentes.
El empresario, un hombre con negocios de hostelería en Marbella
y de automoción en Madrid, llevaba dos meses residiendo en un
chalet de Cala Carbó cuan do el cabecilla de una banda ordenó su
muerte. Todo ello presuntamente después de que la víctima se negara
a pagar hasta los 200.000 euros que terminaron fijándosele después
de que se negara a abonar la 'multa' de 50.000 euros que el jefe de
este grupo le impuso por mantener una relación con su ex novia.
El pasado de López Calzado, conocidos por alguno como Micky, fue
investigado hasta la saciedad por el equipo de Policía Judicial de
Eivissa, a la que luego se sumaron los grupos de Mallorca y la
Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. Estas unidades,
a su vez, se vieron apoyadas por otras, como fue el caso de
Málaga.Los primeros pasos se dieron en la tierra del fallecido. En
Andalucía, donde López Calzado llegó a estar preso tras
responsabilizársele de un alijo de varios cientos de kilos de
hachís, se cotejó la posibilidad de que el empresario hubiera
tenido problemas con una antigua «amistad». La Guardia Civil siguió
la pista de que estuvieran 'devolviéndole las balas' que recibió
hace años en Málaga un hombre que fue tiroteado y que no llegó a
morir, crimen fallido que se valoró pudo ejecutarse a instancias
del propio López Calzado.
Una cuarta línea de investigación, relacionada con las tres
anteriores que forma parte del secreto sumarial de las actuaciones
y focalizada en los oscuros negocios del fallecido, terminó dando
la clave para identificar a los autores del asesinato. Ocho de los
diez arrestados esperan en prisión ahora para declarar ante el
magistrado Juan Carlos Torres, responsable del juzgado de
Instrucción número 1 de Eivissa y lugar donde se completará la
instrucción del caso.
Algunos de los sospechosos no sólo responderán directamente del
crimen. A los acusados también se les ha vinculado con delitos de
robo, extorsión y narcotráfico. En los registros de la operación
«Sa Punta» se intervino drogas, además de armas que pudieron ser
traídas a Eivissa.
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