Las numerosas réplicas del terremoto del domingo pasado, acompañadas de lluvias, atemorizaron y empeoraron la situación de los damnificados del desastre del sudeste asiático, que ha causado al menos 150.000 muertos, en un cambio de año presidido por el luto.

La población de la provincia indonesia de Aceh (oeste), la más maltratada por la tragedia, empezó un nuevo año atemorizada por más terremotos, bajo la lluvia y con carestía de agua y comida. Todos los temblores tuvieron su epicentro frente a la costa noroccidental de Sumatra, la misma zona donde se localizó el sismo del domingo pasado, de 9,0 grados.

Unas 400.000 personas se hacinan en el mayor campamento de refugiados de Banda Aceh y la población sólo cuenta con un hospital y dos ambulancias para atender a tanto necesitado, según UNICEF.

Con este panorama se encontró hoy el presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono, a su llegada a la capital de Aceh para supervisar la situación. La magnitud de la tragedia humana alcanza tal proporción que las autoridades dejaron de contar los muertos cuando ya llevaban más de 80.000. La ministra de Salud, Fadilah Supari, quien opinó que la cifra final en Indonesia superará los 100.000 fallecimientos, justificó la decisión diciendo que resulta imposible mantener una contabilidad precisa por la gran cantidad de cadáveres que aparecen.

Sin noticias de Vila
El hermano del empresario de Santa Eulària que desapareció el pasado día 26 en el complejo turístico de Phuket, en Tailandia llegó recientemente a la zona y, por el momento, no tiene información acerca del paradero del barcelonés. Según explicaron ayer allegados del desaparecido, el hermano ha distribuido por la zona fotografías del desaparecido, pero aún no ha conseguido localizarle. Vila, según el relato de su mujer, fue arrastrado por uno de los tsunamis que llegó a la zona.