Unos letreros alertarán sobre la presencia de videocámaras en el
West End, ses variades y el paseo marítimo, aunque el Ayuntamiento
de Sant Antoni no informará sobre los puntos exactos en los que se
instalarán las siete cámaras-espía, pues esto, sería, en palabras
del concejal de Policía, Joan Pantaleoni, dar demasiadas pistas a
los cacos. Cuatro de éstas barrerán las calles del West End, dos
vigilarán el paseo marítimo y una más el área de ses Variades.
En estas áreas, las más conflictivas de la localidad de Sant
Antoni, unos carteles advertirán de que «por su seguridad, esta
zona está vigilada por videocámaras». Se trata de una iniciativa
pionera en las Pitiüses que roza la ilegalidad, ya que este tipo de
espionaje puede vulnerar derechos fundamentales, como el derecho a
la intimidad. En otras localidades, las grabaciones de cámaras
espía han delatado en ocasiones a personajes públicos acompañados
por quien no era su pareja e incluso se ha grabado a otros en
actitudes más comprometedoras.
No obstante, y con el fin de paliar en lo posible este tipo de
problemas, la ley marca una serie de directrices encaminadas en
este sentido. La ley obliga a que sean policías funcionarios
quienes se encarguen de realizar emonitoreo de las imágenes
enviadas a las terminales a través de internet.
Las imágenes se van almacenando automáticamente en soporte
digital, pero la ley también obliga a la policía a deshacerse de
ellas con una periodicidad de un máximo de un mes. La instalación
de video-cámaras es una decisión que al Ayuntamiento de Sant Antoni
le ha costado tomar más de un año. De los resultados que se logren
con este sistema dependerá la próxima decisión sobre el tema del
Ayuntamiento de Eivissa. Fuentes de este Consistorio dijeron ayer
que, aunque en principio son reticentes a la medida, si la
experiencia de Sant Antoni resulta positiva, se podría solicitar el
permiso a la Delegación del Gobierno de Balears para instalar
cámaras-espía en el barrio de sa Penya.
Las principales críticas a la instalación de videocámaras en
Sant Antoni hacen referencia al hecho de que los grupos de
carteristas, camellos y vendedores ambulantes simplemente cambiarán
de área de trabajo, alejándose justo lo necesario del alcance de
las cámaras, una vez que éstas hayan sido localizadas.
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