El personal sanitario del centro de salud de Sant Antoni se manifestó ayer. Foto: KIKE TABERNER

El fiscal, en una calificación a la que se ha adherido la acusación pública que ejerce el IB-Salut, considera que el hombre que el pasado jueves presuntamente golpeó en la cara a un médico del consultorio de Sant Josep al no recetársele la medicación que demandaba cometió un supuesto delito de atentado merecedor de dos años de cárcel.

Asimismo reclama otra condena de dos años por las lesiones oculares sufridas por el facultativo, quien llegó a padecer un desprendimiento de retina después de que, según el sindicato médico, sufriera una rotura en las gafas por la agresión.

El paciente, que, junto con la víctima, compareció ayer en los juzgados para un juicio rápido que finalmente se verá en los próximos días al no llegarse a un acuerdo entre las partes, también debe enfrentarse a una posible multa por los daños ocasionados en el inmueble y por las lesiones padecidas por un testigo que intervino al ver lo que ocurría. Por la primer falta se reclama el pago de 180 euros y por la segunda 120. Todo ello, independientemente de las indemnizaciones que se puedan establecer el día del juicio como abono de las responsabilidades civiles que se consideren exigibles por lo sucedido.Las penas pedidas son especialmente elevadas en este caso al aplicarse el artículo 550 del Código Penal, que se introduce cuando las agresiones son contra funcionarios públicos en el jercicio de su cargo.

El acusado manifestó en su día a la Policía Local de Sant Josep que había reaccionado violentamente ante el temor de poder entrar en coma, porque sufría una grave dolencia, pareja a fuertes dolores de cabeza, si ésta no era tratada. El médico, por su parte, declaró su sensación de que éste actuó premeditadamente al abrirle la puerta.