Los hechos ocurrieron el pasado domingo por la tarde en la gasolinera de Sant Rafel. Foto: MARCO TORRES

El joven de Eivissa de 30 años que fue detenido por la Guardia Civil el pasado domingo en la gasolinera de Sant Rafel después de una mujer entrara sangrando y se desmayara en la tienda de la estación de servicio quedó ayer en libertad a la espera de conocer una sentencia que puede saldarse con una condena de tres meses de cárcel por los supuestos malos tratos y otros seis meses por terminar supuestamente a golpes con los agentes que intervinieron.

Todo ello, tras asegurar que no tenía ningún miedo de éste, persona que -siempre según su testimonio- nunca le había puesto una mano encima.

Ayer, en su juicio, tanto el acusado, que hasta ahora ha estado en prisión preventiva por esta causa, como su novia aseguraron que el que verdaderamente sufrió la agresión fue él.

La presunta víctima, una joven de un país del Este de Europa, no sólo no quiso presentar denuncia en su momento sino que, además, ayer ante la responsable del juzgado de lo Penal numero 1, que vio la causa en juicio rápido, insistió en que era ella quién había pegado a su novio e iniciado la discusión de la pareja. En su declaración salió en su defensa y afirmó que lo único que quería era casarse con el acusado y tener un hijo suyo para formar una familia.

Los hechos, como ya informó el pasado lunes este periódico, ocurrieron poco antes de las cinco de la tarde cuando, al parecer, la pareja se enzarzó en una discusión en la que hubo reproches mutuos por celos. Instantes después la empleada de la gasolinera vio cómo entraba en la tienda una mujer con sangre en la cara que perdió en varias ocasiones el equilibrio.