Los efectivos de la Policía Judicial de la Guardia Civil marchándose ayer al instituto anatómico forense de Palma.

JAVIER JIMÉNEZ-J.F.MESTRE
La mujer asesinada en la carretera de Inca a Llubí fue quemada después del crimen, posiblemente porque el homicida quería hacer desaparecer huellas o indicios que pudieran arrojar luz sobre lo ocurrido. La autopsia practicada ayer a los restos mortales encontrados en la tarde del lunes ha permitido confirmar que la muerte fue violenta y que aconteció hace aproximadamente una semana.

La Policía Judicial de la Guardia Civil de Palma y de Pollença prosiguió ayer de forma frenética con las gestiones encaminadas a aclarar el crimen y despejar la principal incógnita: la identidad de la fallecida. En este sentido, los médicos forenses han podido obtener imprentas dactilares del cuerpo en descomposición, piezas dentales y muestras de su ropa, lo que a nivel de investigación supone que en los próximos días u horas se podrá saber, casi con toda seguridad, quién era la fallecida.

Los agentes realizan indagaciones en varias direcciones y también han consultado, pueblo por pueblo, si existen en los últimos días denuncias por desaparición de alguna mujer en Mallorca. El resultado, de momento, ha sido negativo, por lo que se plantea otra posibilidad: que la mujer asesinada fuera extranjera y no hubiera demasiada constancia de su estancia en la Isla o que el asesino sea una persona de su entorno y, lógicamente, no haya denunciado su desaparición.

Los tres médicos forenses que durante toda la mañana de ayer realizaron la autopsia en el Anatómico de Palma establecieron las conclusiones previas de la muerte, ya que los resultados definitivos se conocerán en los próximos días. De hecho, algunas muestras de vísceras y tejidos han sido remitidas a laboratorios de la Península. La causa exacta de la muerte no ha podido ser concretada en el estudio forense, pero se sabe que fue asesinada en otro lugar y luego el criminal la trasladó hasta el kilómetro 5-800 de la carretera Inca-Llubí, junto a la finca de Son Peretó de Can Jordi. Allí, en el margen derecho de la cuneta, alguien roció el cuerpo ya inerte con un líquido inflamable y le prendió fuego.