Unos 640 cadáveres han sido recuperados en las aguas senegalesas en
las que el pasado jueves naufragó una embarcación en la que
viajaban más de mil personas, según fuentes de la Marina
senegalesa.
En un comunicado oficial, el Gobierno aseguraba que 970
personas, entre las que se encontraban cinco turistas españoles,
habían muerto o desaparecido en el hundimiento del «Le Diola»,
sucedido a la altura de las costas gambianas y del que sólo 64
sobrevivieron. Quedan por recuperar los cuerpos sin vida de 330
pasajeros o tripulantes que permanecen atrapados en el interior del
transbordador, que en el momento del accidente llevaba a bordo a
1.034 personas, casi el doble de su capacidad. Los equipos de
rescate integrados por miembros de la marina francesa intentan
remolcar el buque para poder extraer los cadáveres.
Según el Gobierno, algunos problemas surgidos el domingo han
retrasado las operaciones que se desarrollan en condiciones muy
difíciles para los buzos. Ali Haidar, director del «Oceanium» de
Dakar, que participó durante dos días en la operación como
voluntario, afirmó ayer que ha sido una prueba casi insoportable,
debido al número de víctimas y el estado de descomposición de
numerosos cuerpos. Según él, centenares de cuerpos permanecen
atrapados en el restaurante del buque, sin duda porque los
pasajeros fueron sorprendidos por el naufragio cuando estaban
cenando.
Entre tanto, la falta de información sobre las causas del
siniestro y los responsables de lo que los medios de comunicación
senegaleses califican de una «verdadera tragedia nacional» sigue
alimentado la polémica. Mientras que los familiares de las víctimas
acusan al ministro encargado de las Infraestructuras del Estado y
de Transportes, Youssou Sakho, y exigen su dimisión, la prensa, por
su parte, hecha la culpa a su colega encargado de las Fuerzas
Armadas, Youba Sambou.
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