Varios compañeros del huelguista se congregaron mientras el trabajador era interrogado por la Guardia Civil.

El hombre detenido durante la huelga del transporte discrecional seguida en julio del año pasado en Eivissa se sentó en el banquillo de los acusados días atrás para responder de un presunto delito de coacciones, cargo por el que el fiscal solicitó una condena de un año y ocho meses de cárcel y más de mil euros de indemnización.

El acusado, L.A.P., fue denunciado en el mismo aeropuerto, lugar donde las fuerzas policiales vigilaban la evolución de los piquetes, después de que una persona que conducía una camioneta fuera supuestamente abordada por un grupo de trabajadores cuando llegó a la terminal. Al parecer dicha persona se encontraba en ese momento acompañado de su mujer y ambos efectuaban tareas de transporte de equipajes. Los hechos tuvieron lugar sobre las once de la mañana del 1 de julio de 2001 tras dos días más de movilizaciones laborales en una jornada con más de 4.000 turistas tumbados en el recinto aeroportuario esperando las salidas de sus vuelos y otros mil fuera haciendo cola para coger un taxi.

El denunciante aseguró a la Guardia Civil que L.A.P. no sólo llegó a intimidarles verbalmente para que se fueran del aeropuerto sino que, además, llegó a colocarle una navaja en el costado para que imprimir fuerza a sus amenazas. Tras ello, y siempre según esta versión, el huelguista ocasionó daños al camión pinchándole las ruedas. La Guardia Civil actuó con rapidez al tener conocimiento de lo supuestamente sucedido y enseguida localizó y se llevó a sus oficinas al trabajador . Después de calmarse la situación y tras tomársele declaración, éste fue puesto en libertad con la obligación de acudir al día siguiente al juzgado. Una docena de conductores de autobuses aseguraron en el mismo aeropuerto que lo ocurrido no había sido tan grave como se estaba denunciando.