EFE-BERLIN
El descubrimiento de nuevos fallos técnicos en la estación suiza de control aéreo «Skyguide» cuando dos aviones chocaron en pleno vuelo inclina hacia Zúrich la responsabilidad del siniestro, en el que murieron 71 personas. La Oficina Federal de Investigación de Accidentes Aéreos informó ayer de que la central telefónica principal de «Skyguide» en Zúrich no funcionaba correctamente en los minutos previos a la catástrofe. Eso pudo provocar que el controlador responsable de esos vuelos no recibiera en su pantalla la señal acústica del peligro de colisión que se cernía en el cielo.

Una de las pruebas de que la central telefónica de «Skyguide» no funcionaba es la llamada que hizo el controlador a través de una línea de teléfono de reserva al aeropuerto alemán de Friedrichshafen para ceder la operación de aterrizaje de uno de los cinco vuelos que seguía, en solitario, desde dos monitores. Esa deficiencia en las comunicaciones se suma a los fallos ya detectados en la parte suiza, donde esa noche tampoco funcionaba el sistema de radar que alerta automáticamente de situaciones de peligro, el TCAS (siglas en inglés).

Según la reconstrucción de las circunstancias en las que se realizó el seguimiento de los vuelos, el controlador seguía por una pantalla el avión que debía aterrizar en Friedrichshafen, y por la otra otros cuatro vuelos, entre ellos los de un Tupolew-154 de las aerolíneas Bashkiriar, que iba a Barcelona desde Moscú, y un Boeing 757 de la compañía de mensajería DHL, de Bérgamo a Bruselas. En el avión ruso viajaban 69 personas a bordo, todas de nacionalidad rusa y de ellas 52 menores. En el Boeing de carga lo hacían el piloto, de nacionalidad británica y un copiloto canadiense. El controlador, que debía ceder el aterrizaje a sus colegas alemanes, intentó contactar entre las 21.25:43 GMT y las 21.33:43 GMT, es decir durante ocho minutos, con Friedrichshafen mediante una línea telefónica de reserva, sin conseguir entablar comunicación