EFE-ADDIS ABEBA La justicia etíope condenó a muerte a los tres asesinos de una niña de siete años a la que mataron de manera ritual con la esperanza de que su sangre volviera a hacer funcionar un viejo molino, informó ayer la prensa local. Cuatro personas más fueron condenadas a cadena perpetua en su condición de cómplices del asesinato, que tuvo lugar en la región de Mareka Woreda, en el sur de Etiopía y una de las zonas del país donde las creencias religiosas tradicionales están más enraizadas. Según la ley etíope, las sentencias a muerte se ejecutan por ahorcamiento y deben tener por escenario el lugar donde se produjo el crimen.