El concepto del amor, la amistad y la rutina son algunos de los aspectos que con mucho humor pondrán sobre el escenario de Can Ventosa Daniel Guzmán, María Castro, Miren Ibarguren y Álex Barahona, protagonista de esta entrevista, la noche del sábado en el marco de la gira de Dos + Dos. Periódico de Ibiza y Formentera ha hablado con él para saber en detalle lo que el público podrá encontrar.

—¿Ha estado en Ibiza anteriormente?
—Sí, he estado en otras ocasiones pero no por trabajo. Es de los mejores recuerdos que tengo de unas vacaciones; recorrimos la isla con una motito en la que nos movimos por ella muy cómodamente y otras veces he ido con amigos.

—¿Lleva muchos años sobre el escenario, siempre ha querido ser actor?
—La verdad es que no, estudié Química en la universidad pero no tenía muy claro lo que quería ser de mayor. Ahora tampoco lo tengo claro (risas) pero ahora llevo muchos años trabajando en esto y desde el primer momento es una cosa que te atrapa, quizás empecé por casualidad pero con los años se me ha despertado la vocación.

—¿Que significa ser actor para usted?
—Poco a poco va cambiando su significado, con los años va evolucionando en uno mismo el concepto de actor. Cuando eres más joven disfrutas más de la ilusión del rodaje que va alimentando el gusanillo pero con el paso del tiempo vas tomando conciencia de hasta donde puede llegar tu trabajo y de lo que puede causar en la sociedad, en la gente... y te va enamorando más. Cuando haces comedia, como en este caso, me va enamorando mucho la repercusión en la gente; o cuando te implicas en algún tema social vas intentando modificar algo. Se que es un grano de arena pero a medida que vas haciéndote mayor lo vas valorando más.

—¿De qué se trata Dos + Dos?
—Es una adaptación de una película argentina que allí tuvo mucha taquilla y entonces David (Serrano) y Maite (Pérez) la adaptaron para el teatro y la dirigieron, va sobre el intercambio de parejas en tono absolutamente de comedia con una duración de más o menos 1 hora 45’ en la que no paras de reírte. También toca una historia sensible como la vida de pareja, la amistad (son dos parejas de amigos de toda la vida), el concepto del amor, la rutina... todo eso enmascarado con la comedia.

—¿Ha cambiado su visión del amor, la amistad o la rutina?
—No... pero mi personaje, Tomás, ha tenido que acercarse a esa visión un más ‘progre’ que transgrede lo conservador propia del que practica intercambio de parejas... me ha acercado un poco a la idea de que esto es una solución más para la gente que no puede vivir en pareja pero sin embargo quiere; muchas veces pasa que hay gente que quiere a una pareja pero le es imposible tener sexo con una persona sola y lo ven como una solución, que si es compartida y consentida es lo mejor. Es «jodido» el hecho de querer tener una pareja duradera y luego renunciar a esa parte tuya sexual solamente por eso. Es una opción. Soy de los que creen que no todo el mundo puede estar en pareja de larga duración.

—¿Cuánto tiempo lleva con esta obra?
—Empezamos a ensayar en abril del año pasado y comenzamos en el teatro La Latina de Madrid sobre finales de junio hasta principios de septiembre. La última temporada del año hemos estado de gira por Valencia, Zaragoza... ahora tenemos todos los fines de semana funciones por España y volveremos al teatro de La Latina en verano. Por suerte está funcionando fenomenal; estamos muy contentos porque en nuestro curro tener un año más o menos lleno de trabajo es una bendición.

—¿Cómo es la relación entre los actores?
—Muy buena, ya conocía a María y a Dani porque ya habíamos trabajado juntos. A Miren no la conocía pero es maravillosa. Hemos cogido los cuatro muy bien, y eso creo que es la clave del éxito de esta función. El hecho de tener una conexión más allá del escenario y estar en el mismo contexto de la comedia. Se puede hacer comedia de muchas maneras pero tenemos el mismo código y esa es otra de las claves.

—¿Considera que alguno de los dos personajes masculinos lleva razón?
—Es cierto que los dos tienen dos formas contrapuestas de ver la pareja pero es que son dos personas diferentes. El conflicto se genera cuando uno intenta llevar a su sitio al otro sin tener en cuenta su forma de ser y en ese contexto empieza también la comedia. El público se lo pasa muy bien y se lleva algo de fondo de la función y con un poquito de nosotros.