El secreto para acabar la noche vivo es tener siempre un plan B de escape pero, sobre todo, unas buenas piernas para correr más que tus compañeros de equipo. Es la primera recomendación que hace Cristina, una joven venida expresamente desde Barcelona para vivir la noche del sábado la Survival Zombie que se celebró por tercera vez en Sant Antoni.

El entusiasmo con que lo contaba explica que ella y su hermano David hubieran atravesado el Mediterráneo en el Crucero Zombie que partió de Valencia el día anterior con un centenar de personas que ya pudieron disfrutar a bordo de un aperitivo de la apocalipsis que les esperaba unas horas más tarde.

El barrio de ses Païsses fue el escenario escogido por los organizadores que establecieron el pabellón deportivo como punto de salida de una yincana que reunió 750 personas de todas las edades procedentes de Ibiza y de diferentes ciudades españolas.

A las once de la noche, un grupo de actores caracterizados como miembros de una ficticia Asociación de Vecinos de ses Païsses salieron al pequeño escenario instalado para representar la escena inicial. El presidente de la asociación anunciaba a todos los participantes que una infección zombie se había apoderado del barrio y que, ante la inacción de las autoridades, habría que buscar refugio para evitar que el virus Z se propagara entre la población. La primera muerte se produjo encima del escenario, cuando el Maestre de la Logia del Crepúsculo de Plata, el responsable de la infección, disparó un tiro a uno de los vecinos y anunció el comienzo del juego con una inquietante frase: «Lo he hecho por vosotros. Esto no va a acabar así».

A partir de ese momento, los supervivientes comenzaron a correr en estampida, algunos equipados con linternas en la cabeza y cámaras GoPro para grabar las imágenes de todo lo vivido durante la noche. La única prohibición: tomar alcohol o drogas e invadir propiedades privadas.

Cada participante tenía a su disposición una cartilla con un código QR que debía descargar en el móvil para disponer del mapa donde se indicaban los lugares seguros y los puntos en los que se desarrollaban las pruebas que tenían realizar para superar los diferentes niveles del juego denominados misiones.

En cada uno de los puntos, les esperaba un actor que proporcionaba más o menos información dependiendo de la predisposición de los participantes y de cómo se metían en la historia. En este sentido, Luis Eduardo González, uno de los responsables del evento, recalcó la importancia de la psicología de un juego de rol que también siembra la desconfianza entre los miembros de cada equipo. «Dentro de los grupos, muchos venden a los compañeros para poderse salvar», explicó.

Apenas un puñado de zombies perseguían a sus potenciales víctimas a primera hora pero el número de muertos vivientes aumentaba a medida que pasaba la noche. Cuando un superviviente era atacado debía entregar la braga verde con la que había empezado la noche y se maquillaba como un zombie para seguir jugando desde el otro lado del juego.

Todos los participantes coincidían en que es más divertido ser superviviente que zombie por la adrenalina que supone el miedo a ser cazado. De hecho, el 80 por ciento de los que jugaron en esta edición se inscribieron como supervivientes mientras que el 20 por ciento restante optaron por ser zombies desde el inicio.

Javier Rodríguez, director de Survival Zombie España, destacó el éxito que está teniendo este evento que ha cumplido cinco años en España. «Crecemos un 300 por ciento cada año», aseguró. De hecho, empezaron haciendo una edición al año y ahora se celebran una cincuentena anualmente.