Josep Soler antes de la inauguración de su exposición. | (c) Sergio G. Canizares

Josep Soler nació en Barcelona en el año 1935. Desde muy joven sintió atracción por la fotografía y rápidamente se afilió a la Agrupació Fotográfica de Catalunya. Con ellos, hizo su primer viaje a Eivissa hace cuarenta años, y lo que vió le impactó tanto que decidió volver inmediatamente y en solitario para captar el tremendo contraste que se vivía entre los hippies que estaban llegando a la isla y los payeses que seguían viviendo del campo.

Hoy, sus fotografías en blanco y negro, reflejo de todos los cambios que sufrieron en muy poco tiempo las Pitiüses se han convertido en un documento imprescindible para entender aquella época y todo un ejemplo para otros muchos fotógrafos que han venido después. Ahora, una treintena de las más de trescientas que Soler tiene archivadas se podrán contemplar hasta el próximo 2 de marzo en la Sala de Exposiciones de Santa Eulària, situada en la calle Sant Jaume de la localidad.

En esta ocasión, las imágenes escogidas para esta muestra, organizada por el Hippy Market Punta Arabí, se centran más en los hippys y su estilo de vida durante los años 70 y 80. «Cuando los ví por primera vez recuerdo que fue un shock tremendo para mí porque aunque venía de Barcelona, nunca había visto nada igual, gente con esas melenas, esas barbas, esas ropas, y, sobre todo ese estilo de vida en el que todo se compartía y se huía del materialismo que aún hoy nos invade a todos», recuerda el veterano fotógrafo catalán.

La isla en Mobylette

Lo cierto es que aquel encuentro marcó tanto a Soler que decidió volver a retratarlos con su máquina fotográfica durante diferentes períodos de tiempo. Y para conseguirlo no dudó ni un instante en integrarse y mezclarse con ellos. «Hace cuarenta años de todo aquello, yo era un chico joven amante de la fotografía, que buscaba buenas imágenes y que además me sentía atraído por su estilo de entender la vida, así que no tuve ningún reparo en recorrer de punta a punta toda Eivissa con una pequeña Mobylette e, incluso, acudir a Aiguas Blancas y hacer nudismo con ellos», asegura este fotógrafo que ya expuso sus imágenes el verano del año pasado en el mercadillo de Punta Arabí

Precisamente, Soler centra buena parte de sus imágenes en los hippys que acudían a poner sus puestos en este mercado que cuenta con más de cuarenta años de historia. «Contemplar a todos ellos vendiendo lo que hacían con sus propias manos, tocando música en directo y a las mujeres disfrutando de la bebida y del tabaco sin el pudor que había en la Penísnula fue tan impactante que desde el primer momento entendí que tenía que plasmarlo como homenaje a la libertad que se disfrutaba en la isla», explica.

En este sentido, Josep Soler confirma que no tenía ningún problema para captar desnudos y que casi ninguno de los hombres y mujeres que aparecen en las imágenes pusieron nunca ningún problema. «Parece mentira que después de tantos años sólo hayamos retrocedido y sólo nos hayamos vuelto más puritanos ante una cámara fotográfica», reflexiona al respecto, mientras asegura categoricamente que este retroceso se debe a los paparazzis que han perseguido «sin pudor» a los famosos.

Sin embargo, eso ya no le importa al veterano fotógrafo barcelonés. Él se sigue quedando con los «magníficos momentos» que vivió en la isla y aún se sigue emocionando cuando repasa su inmenso trabajo fotográfico. «Mi labor está sobrevalorada pero no puedo esconder que para mí es todo un orgullo ser considerado el fotógrafo de los hippies», concluye.