Bares de siempre

Bares de Ibiza: Mediterráneo 2, un lugar «donde arreglar el mundo»

Una de las cafeterías más veteranas del Mercat Nou vive su nueva etapa

Tras más de cuatro décadas con Pepe Crespillo al cargo, desde 1982 hasta 2023, el Bar Mediterráneo 2 ha iniciado una nueva etapa en la que Valentina Natia ha tomado el relevo del veterano bar del Mercat Nou de Ibiza. | Toni P.

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En 1981, con la ilusión y energía de la juventud, Pepe Crespillo tomó las riendas del Bar Mediterráneo 2. Desde entonces, el local se convirtió en un punto de referencia en el Mercat Nou, donde comerciantes, vecinos y visitantes encontraban cada día un café preparado a su gusto y un ambiente cercano y familiar.

Más de cuatro décadas después, en agosto de 2023, Crespillo cerró su etapa laboral. A lo largo de estos años, Pepe vivió de todo, desde la prosperidad de los veranos hasta los momentos más duros, como la pandemia. «Gracias a los ERTE pudimos salvarnos», reconocía el veterano hostelero a Periódico de Ibiza y Formentera mientras servía a los últimos clientes de su carrera. Tal como reconocía Crespillo, ese último verano había sido el peor en términos económicos, «con un 35% menos de ingresos». «Yo no me lo creía, pero este tipo de bares están desapareciendo», reconocía el hostelero con nostalgia el mismo día del cierre de su etapa.

El Bar Mediterráneo 2 no era solo un sitio para desayunar o comer. Era un punto de encuentro, un lugar donde la rutina diaria se mezclaba con la amistad y la cercanía. Pepe conocía los gustos de sus clientes habituales sin necesidad de preguntar, y estos, a su vez, encontraban en él no solo un hostelero, sino un amigo. Un espíritu cuyo testigo no tardó en asumir Valentina Natia a partir de noviembre del mismo 2023, tras la jubilación de Crespillo, con el apoyo de su marido, Alin Constantine, y de su cocinero, Bogdan, que maneja muy bien todas las tapas ibicencas y hay días que también hace cocina tradicional rumana.

Nueva etapa

En esta nueva etapa del Bar Mediterráneo 2, Valentina reconoce que «hay que luchar cada día para llevar el negocio adelante. Hay que estar pendiente de todo: además de atender a la clientela, hay que gestionar las compras, las cuentas, los empleados, la limpieza (que me tiene obsesionada) y que todo salga bien». «La hostelería es un oficio duro», subraya Natia desde su experiencia de toda la vida en el sector, «con el añadido de que soy madre de cuatro niños pequeños que también tengo que atender».

En la misma línea de su predecesor, Valentina asegura que «el mercado ha perdido mucho últimamente, ya no es lo que era». «El día que hay más ambiente es el sábado por la mañana; el resto de la semana está un poco más apagado», reconoce Valentina respecto al flujo de clientes en su negocio. «La gente no tiene dinero y el mercado está un poco caro, muchos están fuera y no vienen porque no pueden aparcar, la gente joven ya no va tanto al mercado...», argumenta Valentina a la hora de explicar las razones de la afluencia de público en el Mercat Nou en general y en su negocio en particular. «Quienes solían ir al mercado son gente mayor que, poco a poco, va desapareciendo o sintiéndose con menos fuerza a la hora de bajar a dar su paseo», añade la hostelera.

Otro de los retos que afronta Natia en su negocio es ya un clásico en toda la hostelería ibicenca: «es muy difícil encontrar personal». «Aunque me iría muy bien poder contratar a alguien, de momento tengo que apañarme con un cocinero, Bogdan; yo me encargo de la barra, la terraza, las compras y de todo lo demás».

Oferta

«Empezamos con lo básico», explica Valentina a la hora de hablar de la oferta de su establecimiento: «ofrecíamos las típicas tapas de lengua, albóndigas, asadura o tortilla». Una oferta que «poco a poco fuimos ampliando» con la incorporación, por ejemplo, de bocadillos.

Sin embargo, Valentina no tardó en interesarse por la gastronomía popular ibicenca y hacerse con las recetas de las fritas de cerdo, sepia, calamar o pulpo que más están triunfando en su negocio, además de otras tapas como riñones, callos, gambas al ajillo, bacalao o albóndigas. «Como somos rumanos, nos costó un poco encontrarle el punto, pero creo que ya lo tenemos», explica Valentina mientras uno de sus clientes, Joan, subraya «el respeto que tienen por nuestra tierra y por nuestros platos. Les he tenido que pedir que hagan alguno de sus platos típicos para poder probarlos y así he podido degustar el ármala o el mici». Y es que uno de los puntos fuertes de Mediterráneo 2 es que se puede pedir por encargo comida rumana, además de española e ibicenca.

Otro punto a destacar es que en Mediterráneo 2 «podemos convertir cualquier tapa en plato del día o preguntar por nuestros platos del día, donde podemos encontrar desde arroz de matanzas, paella mixta o de marisco, rabo de toro y muchos más», explica Natia.

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A partir de las 07.00 horas, se puede desayunar tostadas con pan llonguet y pan de semilla con tortilla francesa, lomo, queso, bacon o sobrasada, por ejemplo, además de una amplia oferta de deliciosos bocadillos entre los que se pueden encontrar ‘serranitos, bocata de asadura o pechuga de pollo.

Cabe destacar que los sábados «se crea un ambiente muy bonito en el bar porque podemos encontrar mucha más variedad de platos y también se incluyen algunos platos tradicionales rumanos». Además, los sábados la cocina está abierta hasta las 23.00 horas. «Se disfruta muchísimo por la espectacular terraza abierta con sol y, en verano, el ambiente es fresco», destaca Natia.

Clientela

«Antes la clientela era más constante, ahora hay más gente de paso que, a lo mejor, no has visto nunca y nunca más vas a ver», opina Natia respecto a su clientela entre la que, no obstante, también se encuentra con una serie de incondicionales. «Apenas vienen turistas», observa la hostelera mientras opina que «si el Mercat Nou tuviera algún tipo de redes sociales, seguro que atraería al turismo: hay mucha gente a la que le encanta visitar los mercados de los lugares a los que viajan y no saben que el Mercat Nou existe».

Lukas es un ejemplo de la clientela que el Bar Mediterráneo 2 comparte con los puestos del Mercat Nou. «Soy chef privado y cada mañana vengo a hacer la compra al Mercat Nou, donde encuentro el mejor producto», explica el cliente, que reconoce que «siempre que puedo, me paro dos minutos para tomarme un café; la rapidez y la calidad son dos de los puntos fuertes de este bar».

Paco forma parte ya del paisaje habitual de la terraza del Bar Mediterráneo 2: «Vengo cada día un par de horas, me tomo un par de cafés, me relajo y siempre me encuentro a algún amigo con quien conversar».

El carácter de punto de encuentro del mercado se repite una y otra vez en el bar de Valentina. Pep reconoce que, dentro de su rutina diaria, «cuando salgo de casa por las mañanas siempre paso por el Mercat Nou de camino al Parque de la Paz y al Hogar Ibiza; si me encuentro a algún amigo, me paro a tomar un café con él».

Un ejemplo de ello es Juanito, quien explica: «Vengo de vez en cuando al Mercat Nou a hacer la compra y aprovecho para tomarme un café, a ver si me encuentro a alguien».

Mientras Pep y Juanito continúan con su charla, a pocos metros Joan hace lo propio con su tocayo: «Hay que aprovechar que uno viene a hacer la compra para tomarse un cafecito con los amigos y arreglar el mundo». «Como estamos jubilados, tenemos tiempo para arreglar el mundo y recordar tiempos pasados», añade Joan, quien frecuenta este bar del Mercat Nou «desde que estaba ‘el andaluz’» y reconoce la buena labor de Valentina, «aunque vaya siempre un poco estresada».

Otro punto fuerte de este bar es que se puede celebrar cumpleaños, reuniones de trabajo, de amigos o de niños. «Por encargo hacemos cualquier comida que nos pidas, desde cocina tradicional y rumana», según concluyen.