El cura extraordinario de Sant Mateu vuelve a casa

El Ayuntamiento le dedica hoy una calle y será enterrado en una capilla de la iglesia

Antoni Costa Bonet frente a la iglesia de Sant Mateu. | EEIF

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Antoni Costa Bonet contará desde este viernes con una calle en Sant Mateu, pueblo del que fue su sacerdote durante casi cincuenta años. Un homenaje que también servirá para enterrar sus restos procedentes desde Mallorca, donde falleció en 1998, en el interior de la iglesia.

Antoni Costa nació en 1903 en cas Colls, en la vénda josepina de Benimussa, aunque toda su familia era de Corona, según explica su sobrino Felip Cirer en la Enciclopèdia d’Eivissa i Formentera (EEiF). Muy temprano, a los diez años, ingresó en el Seminario de Ibiza y en 1926 fue ordenado sacerdote. Cantó su primera misa el 10 de octubre en el monasterio de Sant Cristòfol (ses Monges Tancades), donde fue sacristán durante su infancia. Quizá por este motivo le llamaban en Toniet de ses Monges, como apunta el obispo de Ibiza, Vicent Ribas.

Antes de establecerse definitivamente en Sant Mateu, primero como ecónomo de la parroquia (1936-1941) y después como rector (1941-1978), Costa Bonet fue ecónomo de la parroquia de Sant Vicent, coadjutor de Sant Rafel y el Convent, encargado de la parroquia de Sant Ferran o vicario de Sant Josep, entre otros cometidos. En sus años en Sant Mateu destacó por su servicio al pueblo, donde promocionó la creación de una cooperativa agrícola, la instalación de un teleclub en los años sesenta, la construcción de un nuevo cementerio o la preparación de estudiantes ‘mateuers’, entre otras actividades.

Antoni Costa en Ses Casetes.
Foto: archivo familiar.

Antoni Costa aprendió de forma autodidacta alemán, francés y esperanto, además de dominar el inglés a nivel escrito. Colaboró con estudiosos de la lengua y la cultura de las Pitiusas; de hecho, fue uno de los informadores de Antoni Maria Alcover sobre el paradigma verbal del ibicenco durante su época de seminarista. Esta colaboración la mantuvo hasta la muerte del canónigo mallorquín y la continuó con Francesc de Borja Moll y su hija Aina Moll. Joan Coromines fue otro de los investigadores que tuvo amistad con Antoni Costa.

Carlista y antifranquista

Explica la Enciclopèdia d’Eivissa i Formentera que Antoni Costa «mantuvo una actitud firme contra el régimen del general Franco, organizando reuniones de los grupos antifranquistas de las Pitiusas y participando en ellas activamente».

Durante en franquismo, el histórico cura de Sant Mateu militó en el Partido Carlista, presidido por Carlos Hugo de Borbón-Parma.

Otro episodio de la vida de Antoni Bonet tiene que ver con la vida de los Hanauer, una familia de alemanes judíos que llegó a Ibiza escapando de los nazis. El cura de Sant Mateu fue el encargado de bautizarlos para evitar que fueran deportados. Los Hanauer fueron los fundadores del restaurante Ca n’Alfredo, que en los años 40 pasó a la familia Riera, que aún continúa al frente del negocio.

Antoni Costa colaboró desde muy joven en varios periódicos de la isla, como Diario de Ibiza o Excelsior. Durante la Segunda República, explica la EEiF, «mantuvo fuertes polémicas periodísticas sobre temas de religión con personajes destacados de aquel tiempo». Posteriormente, mantuvo sus colaboraciones con Diario de Ibiza y su suplemento literario, Isla, con pequeñas notas de carácter espiritual en castellano, que a menudo firmaba con las iniciales A. C.

Sin embargo, a partir de la década de los setenta sus colaboraciones van en aumento y serán siempre en catalán, «con una creciente preocupación por la normalización de nuestra lengua en los ámbitos religioso y educativo» en publicaciones periódicos como Eivissa, Quadern, La Paraula i Es Vedrà i es Vedranell.

Pese a que se jubiló en 1978, continuó al cargo de la parroquia de Sant Mateu hasta 1983, cuando se trasladó a vivir a Mallorca, donde residía en compañía de una hermana. Antoni Costa Bonet murió en Mallorca el 10 de diciembre de 1998. Hoy sus restos serán enterrados en la iglesia de Sant Mateu.