Las bodegas ibicencas presentan su añada más difícil

La Escuela de Hostelería acogió la presentación de la nueva añada del ‘Vi de la Terra Ibiza-Eivissa’ en el marco de Ibiza Sabors

La Escuela de Hostelería de Ibiza acogió la presentación de la nueva añada del ‘Vi de la Terra Ibiza-Eivissa’. | Toni P.

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La Escuela de Hostelería de Ibiza (Sa Coma) acogió este jueves, durante toda la mañana, la presentación de la nueva añada del ‘Vi de la Terra Ibiza-Eivissa’. Un evento enmarcado en Ibiza Sabors que reunió a las cuatro bodegas adscritas a esta Indicación Geográfica Protegida (IGP): Can Maymó, Can Rich, Ibizkus y Ojo de Ibiza. Distintos representantes del sector de la hostelería asistieron a la cita, en la que se puso en valor el carácter y la evolución de los vinos ibicencos, así como los retos que afrontaron las bodegas ibicencas durante el pasado año.

Desde Ojo de Ibiza, María José explicó el proyecto de la familia suiza Meyer, «que cumple 10 años produciendo vino en Ibiza desde que empezaron en un pequeño viñedo en Sant Joan. Ahora ya tenemos una bodega en Sant Mateu». Tal como detalla la responsable de enoturismo de Ojo de Ibiza, «nuestro catálogo cuenta con cuatro referencias distintas: una de vino rosado, otra de vino blanco y dos de vino tinto, con una producción total de 20.000 botellas al año».

Respecto a la añada, desde Ojo de Ibiza destacan que «ha sido un año complicado a nivel de sequía», sin dejar de resaltar que «este ha sido un año en el que se ha demostrado que la calidad se puede mantener pese a los retos, así como la capacidad de resistencia de las variedades locales».

Sequía

Además del desafío de la sequía, las bodegas ibicencas también deben enfrentarse al problema de las palomas torcaces, que «es otro de los mayores inconvenientes que tenemos que prevenir con tiempo. Nosotros usamos redes y, si llegan dos semanas tarde, las pérdidas son enormes», explican desde Ojo de Ibiza.

El responsable de Can Maymó, Toni Costa, al igual que el resto de bodegas, coincide en señalar el reto que ha supuesto la cosecha de 2024: «Tanto la sequía como las torcaces han sido los mayores desafíos que hemos tenido que superar durante esta última cosecha». «Son problemas ante los que debemos estar preparados, instalando sistemas de riego más eficientes para los años secos. Gracias a Dios, este año 2025 está siendo más lluvioso».

Ante el problema de las torcaces en Ibiza, «que antes venían de paso y ahora se quedan todo el año, con el perjuicio que ello supone para todo el campo ibicenco», Costa se muestra pesimista: «Contra este problema hay poco que hacer. Todas las soluciones que busquemos implican mucho trabajo y mucha inversión, algo que puede encarecer demasiado el producto».

«Ha sido una añada muy complicada. Nosotros tenemos la suerte de tener las fincas distribuidas en distintos lugares y hemos hecho una viticultura de auténtica precisión, analizando día a día el suelo. No hemos parado, pero hemos podido salvar la producción», reconocía Estela González, propietaria de la bodega Can Rich. Álvaro Pérez, director de la bodega, añadía que «el problema no es que haya sido un año seco, el problema es que ha sido el tercero consecutivo de sequía, y eso afecta a la planta». No obstante, Pérez reconocía que «estamos orgullosos de haber podido sacar la producción adelante».

Palomas torcaces

Pérez también apunta a las palomas torcaces como una de las mayores amenazas para los viñedos ibicencos: «La calidad la medimos por la madurez y, pese a la sequía, la hemos tenido. El problema es que ha habido menos uva por las torcaces y racimos más pequeños debido a la sequía». «Esto es lo bonito del mundo del vino: cada añada tiene su propio carácter; esta va con concentración».

«El agua que está cayendo este invierno es fundamental de cara a la próxima cosecha», añadía aliviado el director de Can Rich, quien asegura que «podremos aplicar todo lo aprendido para poner remedio a los problemas, como la instalación de estaciones meteorológicas con las que controlar el agua que necesita la planta y prevenir enfermedades». Respecto a las torcaces, explica que «vamos a instalar unas redes que, además de proteger de las torcaces, harán sombra durante la época de madurez para poder alargarla».

Desde la bodega Ibizkus, David Lorenzo definió la añada de 2024 como «un invierno y un otoño muy secos, que han afectado a la floración irregular y tardía de la vid, lo que ha repercutido significativamente en la producción. Ha sido una añada dura y mala». Sin embargo, Lorenzo reconoce que «pese a haber sido un año, en principio, tan malo, estamos contentos con el resultado de los vinos, que nos han salido ‘crujientes’ y vibrantes». Una satisfacción que nace de su técnica para superar las dificultades: «Vendimiamos hasta dos veces para recoger cada uva en su momento y, en la bodega, hemos hecho prensadas más suaves para obtener el rendimiento necesario».

Pese a las dificultades, el vino elaborado en Ibiza, «un vino de gran calidad, diferente y con una personalidad distinta al resto», tal como destaca Costa desde Can Maymó, sigue abriéndose paso en el mundo de la viticultura con trabajo, perseverancia y calidad, tal como quedó demostrado en la presentación de la nueva añada del ‘Vi de la Terra Ibiza-Eivissa’.