Damià Verdera y su equipo han de trabajar también con la vista puesta en la futura adjudicación a largo plazo por parte de la Autoridad Portuaria de la que fue su sede durante casi un siglo. Un proyecto para el que el club ya se está preparando pero que Verdera observa anclado en el realismo.
—Va a ser el presidente que lidere el Club Náutico de Ibiza (CNI) en el centenario de su constitución y en una situación, como mínimo, peculiar. ¿No le da un poco de vértigo?
—¡No, no! Para mí, sobre todo, es un orgullo y un honor que la masa social del club me haya elegido presidente. Y es obvio que el escenario, quitando la época de la Guerra Civil, es el peor del CNI en su historia.
—Aun así usted se ha lanzado.
—Sí, hay que seguir el legado. Soy consciente de que la situación es muy complicada y que el futuro venidero también lo será. La directiva hasta ahora ha hecho todos los esfuerzos posibles pero no ha sido posible continuar en las instalaciones. Ahora hay una nueva directiva y lo que haremos es afrontar los nuevos proyectos con una nueva ilusión.
—El CNI es una entidad náutica sin salida al mar. Usted dijo el martes que hay buena relación con las administraciones. ¿Hay algo sobre la mesa?
—Propuestas las hemos puesto nosotros sobre la mesa. Estamos en contacto con las administraciones y con la Autoridad Portuaria. Hay y habrá buena sintonía con todas ellas para encontrar un lugar para el CNI, para la sede y, sobre todo, para las embarcaciones de vela ligera. Hay que recordar que todavía tenemos embarcaciones en Sa Coma en dique seco, sin salir al mar. Eso en una isla es inconcebible.
—En esta nueva etapa ustedes se van a centrar en lo social, lo deportivo y lo medioambiental, según anunció tras su elección como presidente. ¿Quieren ampliar la base?
—Queremos aumentar los proyectos pero eso no quiere decir que la antigua directiva los dejara de lado. Pero sí que es verdad que, en los últimos años, con el escenario que teníamos enfrente estábamos muy enfocados en la renovación. Ahora mismo y al menos durante dos años no saldrá la nueva concesión. Durante este tiempo hay que enfocarse mucho en nuestros proyectos deportivos y sociales y arraigarnos más si cabe en nuestro pueblo.
—¿Puede avanzar alguna de estas nuevas propuestas?
—Sí, queremos profundizar más y hacer promoción en las escuelas, entre los niños, para que en verano se animen a hacer los cursos de vela e iniciarse así al mar. Ese es el primer escalón para convertirse en gente de mar. Tenga en cuenta que todo ha pasado muy rápido. Tenemos cosas en mente pero aún he de hablarlas con mi equipo y con la persona que lleva esta parte. Es una chica que es docente y vamos a reforzar todo este área.
—Es un nuevo enfoque.
—Más bien reforzarlo. Nosotros nos centramos en la renovación y en la parte técnica y jurídica y eso nos absorbió muchísimo. Nosotros no somos una junta directiva profesional. La gente que la compone hace esto por amor al arte. Todos tenemos nuestras ocupaciones y esto nos ha ocupado mucho tiempo.
—Una de las cosas que más preocupaba cuando se perdió la concesión de las instalaciones fue la parte deportiva del club. ¿Cuál es la situación ahora?
—Está a medio gas. Tenemos una escuela en Talamanca pero es muy precaria. Es más una escuela de verano. Para el invierno tenemos el problema de que son unas instalaciones muy básicas. Y las embarcaciones de regatas han de llegar al mar por la playa. Esto no es lo mismo que en el verano con los barcos de los cursos.
—Entiendo que la profesionalización del deporte náutico se ha visto muy afectada.
—Absolutamente sí. Nos genera mucha impotencia. Es incompresible que en una isla como Ibiza haya tanta gente que sabe esquiar y sean muy pocos los que saben navegar. Aquí se han promocionado y subvencionado los viajes de esquí y no tenemos una escuela municipal de vela. Estamos absolutamente a favor con la promoción de todos los deportes. Estamos viendo grandes Inversiones para campos de fútbol, pistas de tenis y polideportivos. Y nosotros animamos a la Administración para que lo sigan haciendo porque el deporte es la base de la sociedad. Pero, claro, los amantes del mar solo pueden ver esos proyectos. Nosotros tenemos el mejor y más bonito polideportivo del mundo, que es el mar, pero no tenemos acceso a él. Es incomprensible en una isla.
—Es absurdo cómo se ha vivido de espaldas al mar. Hay muchísimos pueblos de costa en España en los que sucede todo lo contrario.
—En España y en el extranjero. Yo he navegado por Francia y los clubes náuticos son de los ayuntamientos, de la universidad… Los navegantes no son propietarios del barco. A mí me preguntaban que por qué yo tenía el barco en propiedad. Allí los barcos son de los ayuntamientos, de los clubes, de las escuelas. Son sociedades absolutamente abiertas al mar.
— Lo normal sería una escuela municipal de vela. Creo que en el pasado se hizo algún planteamiento pero se quedó ahí.
—Sí, es cierto. Como amante del mar y navegante, como ibicenco, a mí me parece increíble. Vivimos en una isla y se ha promocionado más viajar a la montaña que el mar.
— Lo mire por donde lo mire es ridículo.
—Le pongo un ejemplo. Cuando Asier Fernández vino de las Olimpiadas de Barcelona e hizo aquí una conferencia. Allí estaban los medios y los políticos. Él preguntó que cuántos de los asistentes, que eran unos 200, sabían esquiar y levantaron la mano casi todos. Cuando preguntó cuántos sabíamos navegar, levantamos la mano cuatro. Es incomprensible.
—Tienen ustedes todo por hacer.
—Yo le digo a los políticos con cariño que la sociedad ibicenca tiene una deuda con el mar. Y hay que ponerse las pilas. Esto no es solo mi proyecto. A mí me han mostrado mucha ilusión ahora como presidente del CNI. Pero yo no tengo una varita mágica. Aquí tenemos que empujar todos. Absolutamente todos.
—¿Se mantendrá el programa de ‘Un mar de posibilidades’?
—Sí, se mantendrá. Tenemos ayudas de las administraciones, de fundaciones y de particulares. Es uno de los proyectos que llevamos a cabo con más cariño. Todos los socios nos sentimos profundamente orgullosos de Pedro Cárceles, que es el director del programa. Ya he hablado con él. Nosotros nos sentimos orgullosísimos de este programa y de él. Este programa es un referente a nivel nacional.
—La Autoridad Portuaria de Baleares tiene que sacar el pliego de condiciones para la adjudicación a largo plazo de las instalaciones que fueron del CNI durante 99 años. ¿Tienen ya ustedes perfilado el proyecto?
—No, proyecto como tal no. Para perfilarlo necesitamos conocer esas bases. Podemos tener un anteproyecto técnico básico en mente porque sabemos las necesidades técnicas que conlleva una entidad portuaria. Pero no habrá absolutamente nada hasta que no se hagan públicas las bases. Bases en las que que esperamos, deseamos y transmitimos que tengan mucho calado las partes social y deportiva y que los que nos nos presentemos acreditemos el poder gestionar esos proyectos sociales y deportivos.
—Esa futura adjudicación conllevará importantes inversiones. Entiendo que ustedes no estén trabajando al detalle pero algo habrán hablado.
—Tendremos que debatir internamente entre nosotros cómo llevar esto a cabo y transmitirle esto al socio. Hemos de ser capaces de tener unos fondos propios para iniciar el proyecto.
—La pérdida de la gestión de las instalaciones del CNI fue un duro golpe para el club y para la ciudad. ¿Han hecho ustedes autocrítica?
—Creo que la autocrítica es necesaria para todo en la vida. Nadie es perfecto y, obviamente, esa autocrítica toca los puntos a corregir. ¿Podíamos haberlo hecho mejor? Sí, por supuesto. Pero tenemos que aprender de nuestros errores, corregirlos y mejorar.
—¿Es suficiente la tradición para seguir adelante con el CNI o hace falta algo más?
—Tenemos claro que lo primero es contar con una junta directiva competente. Y la nuestra lo es. Dentro de esta junta harán falta, a medida que nos acerquemos a la fecha de la nueva concesión, asesores técnicos, jurídicos, un buen equipo para poder presentar un proyecto profesional.
—¿Algo más empresarial?
—Yo prefiero hablar más de profesionalizar la gestión. Nosotros no somos una sociedad mercantil pero eso no quita que tengamos que ser profesionales a la hora de ejercer nuestras funciones. No somos una entidad empresarial porque nuestro modelo no permite ni siquiera el reparto de dividendos, no somos asalariados ni tenemos participaciones en una sociedad mercantil. Pero eso no quita que, al ser un club social, tengamos que hacer una gestión profesional y eficiente. Claro que vamos a hacerlo.
—Para acabar, ¿qué es lo que más le gustaría hacer en esta nueva etapa? ¿Recuperar las instalaciones del club?
—A ver, yo no quiero dar falsas esperanzas sobre algo que es muy complicado. Los objetivos ahora son muy sencillos: conseguir una sede y abrir la puerta del mar a todos, navegantes, deportistas, ibicencos… El puerto de Ibiza tiene una mercantilización salvaje. A mí me parece bien siempre que se controle dentro de unos parámetros y, dentro del puerto, hay suficiente espacio como para que la sociedad ibicenca tenga un reducto. Nosotros no estamos en contra de las marinas. Incluso, colaboramos con ellas para que puedan desarrollar programas deportivos. Y también hemos de colaborar con la Autoridad Portuaria.
—Quizás lo que ha faltado ha sido que realmente la sociedad ibicenca tuviera peso en el mar.
—Sí, eso es lo que hay que recuperar. Yo espero poder hacerlo. Las administraciones están esperando escucharme pero yo también tengo ganas de escuchar al Consell y a la alcaldía. Somos una ciudad portuaria y hay que ver qué vamos a hacer. Hay muchos modelos diferentes en otros lugares. Ya existen. Hay que ver qué quieren hacer ellos también porque, si no, habrá que darle la vuelta a la última carta que quede sobre la mesa. Esperemos que no pero si el CNI no puede existir, tendrá que desparecer.
—¿Se han dado un plazo?
—No exacto. Pero, en el momento en el que nosotros no podamos aprobar unas cuentas, tendremos que darle la vuelta a esa carta y saber qué quiere hacer el socio. Al final, será una decisión de todos. Yo tengo mucho que representar pero también tengo mucho que escuchar por parte de las administraciones sobre el trabajo que ha llevado a cabo el CNI para abrir la puerta al mar a nuestros ciudadanos. Yo espero que no nos hayamos alejado de la sociedad y del sentimiento de los ibicencos de ser un poble mariner.
4 comentarios
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Como que no hay acceso a él (el mar) si vivimos en una isla.......... 🤨 Lo que pasa es que ya las excusas se terminan y las mentiras a boca pequeña
Que monten un club de pádel o que se pongan a jugar a la petanca. Y de las fotos que se publica en la prensa de las reuniones del "club" se puede apreciar perfectamente que la inmensa mayoría de los socios son personas mayores, de la tercera edad. Los socios menores de 70 años se pueden contar con los dedos de una mano. Por lo tanto creo que aunque tuvieran el "acceso al mar" que tanto reclaman, por motivos de edad y salud dudo que pudieran hacer mucho uso de ello. Las sacudidas del mar, el oleaje, los vientos y la humedad marina no son muy compatibles con la artritis, la ciática y la osteoporosis. Yo les recomendaría que dejen de okupar tanto la biblioteca de Can Ventosa, con perjuicio para los estudiantes que la necesitan y se ciñan al club de mayores tan maravilloso que hay en la planta baja, donde podrán jugar a las cartas y al parchís, en un espacio más seguro y amable para sus circunstancias.
Que después de 125 años de explotación se reconozca que la sociedad ibicenca vive de espaldas al mar, y que son absoluta minoría los que saben navegar, dice mucho de la gestión llevada durante tantos años, y hace muy difícil continuar con el argumento de la labor social (que la hay y es encomiable, una cosa no quita la otra) y pone muy difíciles las cosas a los nuevos gestores. Si son capaces de enderezar el rumbo y hacer lo que dicen que hicieron y no hicieron, pueden llegar a tener alguna opción de continuidad, en esas o en otras instalaciones. Porqué no una escuela municipal o insular del mar donde enseñar a navegar a nuestros hijos y nietos?? Se tira el dinero a discreción en cosas mucho menos necesarias e improductivas. Ánimo a la nueva directiva.
Ah, que cuando estabais vosotros, los pobres, podíamos... Que no erais un club selecto de la burguesía ibicenca. Vale Vale. El que no bote es inglés.