Evitar que el agua salada llegue a las depuradoras y conseguir así facilitar la reutilización tras el proceso de depuración es fundamental para poder cumplir con el ciclo del agua. Así lo ha señalado este lunes el director gerente de la Agencia Balear del Agua y la Calidad Ambiental (Abaqua), Emeterio Moles, en su visita a Ibiza. Moles ha recordado que los ayuntamientos son los que tienen la competencia para intervenir en estos casos y ha señalado que el problema de la intrusión de agua salada en las redes de aguas residuales se da en todas las islas.
«Hay que hacer labor docente con los ayuntamientos», ha asegurado el director gerente de Abaqua, «tienen que entender que no es agua residual sino un valor que tenemos que reutilizar. Es un recurso que no debemos tirar al mar si tiene una segunda vida».
Moles ha insistido en que es necesario que las aguas residuales lleguen a las depuradoras «con una salinidad que no perjudique si después se incorpora al terreno en usos como la agricultura». El director gerente de Abaqua ha recordado que la agencia autonómica es la responsable de las depuradoras en el archipiélago y, por lo tanto, «sufridores» de la falta de responsabilidad en la gestión de las aguas residuales por parte de los municipios. Y es que si estas llegan a las depuradoras con un exceso de salinidad «acortan la vida útil de los elementos mecánicos y de las bombas». «Las depuradoras», ha subrayado, «funcionan peor cuando se trata de agua salada».
Emeterio Moles ha insistido en que esta es una competencia y una «obligación» de los ayuntamientos, a los que ha exigido «ponerse las pilas y trabajar» para poner fin a esta situación. Algo en lo que Abaqua puede colaborar, como está haciendo en estos momentos con el Ayuntamiento de Ibiza. Y es que Vila es el único municipio que tiene ahora en marcha un proyecto piloto para acabar con las intrusiones de agua del mar en las redes de aguas residuales de la ciudad. Este proyecto se financiará con fondos del Impuesto de Turismo Sostenible. Pero, en los trabajos previos, la detección de seis puntos donde la intrusión de agua salada es más grave ha llevado al Consistorio a intervenir de forma urgente.
Estas intervenciones, según ha explicado el concejal del área, Jordi Grivé, han permitido que, de momento, se haya reducido el caudal de agua que llega a la depuradora, que ha pasado de 6.000 metros cúbicos a la mitad. Además, estas aguas residuales están llegando a las instalaciones con mucha menos salinidad de la registrada. No obstante, aún es necesario rebajar la presencia de sal para que, tras la depuración, este agua pueda ser reutilizada.
2 comentarios
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(y sigo)... quise decir mantener la estanqueidad de las redes de saneamiento, con control continuo mediante sensores intalados al menos en puntos críticos
Pues buen trabajo de Abaqua colaborar y asesorar a los Ayuntamientos para reducir la salinidad de las aguas residuales. En el caso de Ibiza han dado un 1* paso adelante sellando puntos de intrusión marina; que tomen nota otros Ayuntamientos. Destacar que muchos establecimientos turísticos se han provisto de plantas desaladoras compactas cuyo rechazo de salmuerra vierten a la red de alcantarillado y generan serios problemas para poder reciclar las aguas residuales. Para salir del bucle hay que abastecer con agua de calidad haciendo innecesarias estas desaladoras privadas; y por último mantener la estanwueda