Rebeka Brown durante la entrevista. | TEF

Considerada la voz más importante en la música House, Rebeka Brown estrena este nuevo año en el programa de la TEF, ‘Bona nit entrevistes’.

—¿Dónde nace Rebeka Brown?
—En Sabadell, aunque hace casi 25 años que vivo en Ibiza. Vine por muchos motivos y, por más que viajo, creo que es el mejor lugar del mundo para vivir.

—¿Tiene recuerdos que le marcaron en sus cinco primeros años de vida?
—El primer recuerdo que una persona puede tener y que está muy ligado a la música es estar en los brazos de mi madre y sentir la vibración de su voz. Es como un ritmo que me relaja. De pequeña era una buena niña; era activa y ya muy artista. Ya cantaba y bailaba. Mi madre escuchaba la radio y tenía discos, así que yo oía vinilos de todo tipo. Uno de los primeros discos que recuerdo era ‘On the radio’ de Donna Summer. Fue la primera música de baile que escuché. Además, entre otros recuerdos, mi abuelo, ya fuera en la estufa o en la chimenea, ponía siempre la piel de las naranjas como un incienso natural y ese olor no se me olvidará nunca. Yo soy muy familiar y esos recuerdos perduran.

—Si entramos en la adolescencia, ¿cómo era usted?
—Fui a la escuela de mis padres, que tenían un centro, y eso tenía cosas buenas y malas. Eran más exigentes con nosotros que con los demás porque teníamos que dar ejemplo. Tenía la facilidad de que se me quedaban las cosas, pero en el instituto eso ya fue otro cantar. Fue una declaración de intenciones y de expresar a mis padres aquello que no quería. Mis padres siempre me han apoyado, pero me apuntaron al instituto de sus amigos y yo no lo quería porque estaba harta de tanto control. Así que reclamé que me cambiaran de centro o no seguía. Tengo muy claras las cosas, aquello que quiero y lo que no. Siempre participaba en cosas de teatro y música y a los seis años ya nos apuntaron a piano en el Liceo donde hice los siete de carrera. Ahora agradezco esa disciplina.

—¿Le gustaría borrar alguna cosa de las primera etapas de su vida?
—No, pero soy más consciente de cosas que hacía con mis padres, de esa inconsciencia juvenil.

—¿Qué diría si le preguntamos por las cosas que más y que menos le gustan de su personalidad?
—Me gusta que no soy rencorosa; no guardo rencores y sé perdonar y entender la imperfección humana. Algo que no me gusta es que soy un poco ‘bocachanclas’ y digo cosas de manera impulsiva.

—¿Cuándo comenzó su etapa profesional?
—Bastante pronto. Hice un casting para un musical y me cogieron y a los 20 años ya me pagaban bien. Era el musical ‘Rent’ que se hizo fuera de Broadway, una versión moderna de una obra de Puccini y una crítica social trasladada al Nueva York de los años 90. Hice varios papeles. Me presenté a las pruebas con rastas y yo quería el papel de Joana porque musicalmente me gustaba mucho. Era uno de los principales, pero me vieron con aquellas pintas y con mi tipo de voz y me dieron el papel de ‘la mujer de las bolsas’, una de las vagabundas. Un papel que salía y entraba en muchas escenas.

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—¿Llevó a cabo algún otro musical?
—El de ‘Hole’, una experiencia muy potente. El elenco que se creó en las dos producciones fue algo mágico y conservamos amistades de por vida.

—¿Hay algún musical en el que le hubiera gustado estar?
—El de ‘El fantasma de la ópera’ me chifla.

—¿Qué pasó después con Eurovisión?
—Fui a hacer coros por Andorra, una experiencia muy ‘friki’. Fuimos con una cantante holandesa. Creo que era el primer o el segundo año que Holanda se presentaba y fuimos varias como coristas, entre ellas, Anabel Conde. Cantábamos en catalán y fue toda una experiencia. No nos clasificamos; sólo hicimos las preliminares. Después, mis fans me han pedido muchas veces que me presente.

—En 2004 salió ‘Sun rising up’
—Fue algo inesperado porque no pensábamos que tuviera aquel éxito y no sólo en el ámbito electrónico. Recuerdo estar en un restaurante de Girona y estar sonando. Fue a los 14 o 15 años cuando ya conecté con ese mundo de los Djs. Siempre me ha gustado mucho y en aquella época conecté con una zona de Cataluña donde veraneaba, Girona, y allí tenían una gran influencia de Francia, pionera en todo el tema de la música electrónica. Yo me quedaba anonadada viendo a los Djs.

—Si le hablo de ‘El Terrat’.
—¡Qué experiencia!. Fui además de las primeras chicas en producir. Tengo también muchas aventuras. Me compré un ordenador con mi pareja de entonces y empezamos a producir. Alguien se enteró y nos llamó. Nos dijo que tenía una empresa de ‘streaming online’ y me sonaba a chino. Nos comentó que necesitaba música que se fuera componiendo para no pagar derechos. Quedamos con él y no nos creíamos lo que nos ofreció. Quedamos en una especie de laboratorio impresionante, aunque la cosa tenía truco. Nos presentaron a un equipo de chicas y resulta que la empresa era de Webcams, compartiendo espacio con ellas. Yo me sentía violentada al principio, aunque después me hice amiga de estas chicas. Era algo novedoso y fue impactante para mí. A quienes nos gusta la Astrología, tengo un ascendente Sagitario y tengo un punto que me gusta la tecnología; qué hay de nuevo, aunque para nada soy una moderna. Me tira mucho lo nuevo y ahora ya estoy experimentando con la IA.

—¿Cree que la Inteligencia Artificial puede perjudicar a los artistas?
—En un primer momento pensé que nos iba a quitar el trabajo, pero no podemos ir en contra de la evolución. O te adaptas a los tiempos o estás fuera y he aprendido que, por mucho avance la tecnología, nunca superará lo humano. De momento, estoy viendo que se nota mucho que es una máquina; está muy en pañales. Es interesante como complemento y ayuda, aunque todo va rápido. La magia de una voz humana es imposible de superar.

—Después, ¿ya vino a Ibiza?
—Llegué en 2002 o 2003. En este tiempo, he cantado además en dos desfiles Adlib y muy bien. Una gran experiencia.

—¿Es muy feminista?
—Es que creo que se ha desvirtuado un poco esta palabra y el concepto. Hay cosas que no me están gustando y que se están haciendo en nombre del feminismo. Se ha distorsionado un poco, aunque siempre estaré junto a la mujer. Sobre estas cosas de la brecha salarial, no creo en ello. Que me digan qué trabajadoras cobran menos por ser mujer. Que haya menos mujeres en unos cargos que otros, no creo que sea por falta de oportunidades, sino que a estas mujeres igual no les cuadra el trabajo. Sí que hay machismo y siempre lo habrá. No se podrá erradicar nunca, por mucho se invierta. Es un tema con muchas circunstancias. Como mujer, en un mundo de hombres, me he sentido respetada y querida.