El pasado 31 de diciembre, el bar y tienda Can Beya cerró definitivamente sus puertas, marcando el final de una era que comenzó en 1932.
Situado en la carretera de Sant Joan, este establecimiento no solo ha sido testigo de los grandes cambios en la isla, sino también parte activa de su historia, convirtiéndose en un punto de encuentro para generaciones de ibicencos y visitantes.
El día del cierre, Can Beya vivió una despedida cargada de emociones.
Clientes y amigos, que se acercaron para dar el último adiós al emblemático lugar, dejaron plasmados sus mensajes de cariño y buenos deseos en carteles, paredes y cristales del establecimiento. Frases como «Recibirás las recompensas de todo el tiempo que te dedicaste a dar lo mejor de ti», «Todo llega y ahora Fina hará lo que le dé la gana» o «A disfrutar» llenaron de color y emotividad un día que, para muchos, marcó la despedida de un lugar que fue mucho más que un bar o una tienda.
Esfuerzo y perseverancia
Fina Torres, regente del negocio y nieta del fundador, dedicó 42 años de su vida a mantener el legado de su abuelo Toni Torres, primero junto a su madre y luego al frente del bar. Con lágrimas en los ojos y la voz quebrada, compartió sus sentimientos en este día tan especial: «Llevo todo el día sin poder evitar estar llorando todo el rato, cuesta mucho». Fina, que todavía no ha alcanzado la edad de jubilación, explicó emocionada que «todavía me faltan unos años para poder jubilarme, lo dejo porque ya está bien».
Tras años de esfuerzo, la ahora exresponsable del establecimiento mira al futuro con ilusión: «Lo primero que tengo previsto es cuidarme y dedicarme a mí misma». Sin olvidar a quienes la acompañaron durante estas décadas, no quiso dejar de expresar su gratitud: «Quiero trasladar mi agradecimiento a toda la clientela, trabajadores, proveedores y amigos por todos estos años que me han acompañado. Los voy a echar de menos».
92 años de historia
Desde su apertura hace 92 años, Can Beya fue mucho más que un negocio familiar. Nacido en una pequeña casa sin electricidad, atendiendo a los vecinos de la zona, el establecimiento evolucionó con la llegada del turismo en los años 70. Se convirtió en un lugar de referencia para quienes transitaban la carretera de Sant Joan, atraídos por sus hierbas ibicencas y el ambiente acogedor que Pep Torres, padre de Fina, supo crear.
Con los años, los tiempos cambiaron, y también la clientela. «Ahora la tienda es más simbólica, algún vecino viene por algo que se ha olvidado, pero ya no es como antes», explicaba Fina en sus últimos días al frente del negocio.
Nostalgia y gratitud
El cierre de Can Beya no solo marca el fin de un negocio, sino también de un espacio que guardó innumerables historias. Desde las noches de partidas de cartas hasta los cafés tranquilos de las mañanas, el bar fue un lugar donde la vida cotidiana se encontró con la tradición y el arraigo de la isla sin dar la espalda al inevitable ‘progreso’.
La emotiva despedida no hizo más que subrayar el cariño que la comunidad siente por Fina Torres y por el lugar. Muchos asistentes confesaron que echarán de menos el calor humano y la familiaridad que siempre caracterizaron a Can Beya. Aunque las puertas se cierren, los recuerdos seguirán vivos en las palabras escritas en sus paredes y en los corazones de quienes, durante décadas, hicieron de este espacio un rincón imprescindible de la historia de Ibiza.
DaltviAsí es, aunque a estos de la "raza superior" los he visto yo cargárselo directamente el hijo o incluso el padre jugando al munti o casándose con alguna que había conocido en algún prostíbulo y le sacaba los higadillos.
Nick SonVamos, resumiendo, que te llegó todo hecho y a la que se te complicó la cosa no supiste ni por donde te soplaba el aire. 🤣🤣🤣🤣. Y tú eres el que te consideras de una raza superior.
Cambian los tiempos, cambia el perfil de la clientela, cambian los gustos y cambia lo que la gente busca y te pide. Lo hemos visto en la isla en estos últimos 15 años. Nosotros teníamos un negocio turístico que abrió mi abuelo a finales de los años 50. En la última década veíamos que el turismo pedía un producto y servicio que nosotros no podíamos ni sabíamos ofrecer, después de una vida trabajando de una manera es muy difícil reinventarse. Al final tomamos la decisión más adecuada: cerrar y alquilar a gente (en nuestro caso holandeses) que saben llevar el negocio acorde a lo que se pide ahora. Trabajan muy bien y les va muy bien, y me alegro por ellos porque son buena gente. Los tiempos pasan y hay que adaptarse a los cambios.
Gracias Fina por todos estos años de dedicacion y buenhacer,todos los que estamos todo el dia en carretera sabemos que eras un referente y un sitio muy acogedor donde tomar unas tapas y charlar un rato,Grasis.
12 comentarios
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Nick SonLos andaluces de pozo alcón no sé cómo serán ni me importa. A los que sí conozco muy bien es a los payeses como tú.
ENPEstás hablando de los andaluces de Pozo Alcón por lo que veo.
DaltviAsí es, aunque a estos de la "raza superior" los he visto yo cargárselo directamente el hijo o incluso el padre jugando al munti o casándose con alguna que había conocido en algún prostíbulo y le sacaba los higadillos.
ENPEs el clásico el padre lo crea, el hijo lo disfruta y el nieto se lo carga.
El alma de Ibiza muere con los bares y los payeses
Nick SonVamos, resumiendo, que te llegó todo hecho y a la que se te complicó la cosa no supiste ni por donde te soplaba el aire. 🤣🤣🤣🤣. Y tú eres el que te consideras de una raza superior.
Bon descans. Bona jubilació.
Cambian los tiempos, cambia el perfil de la clientela, cambian los gustos y cambia lo que la gente busca y te pide. Lo hemos visto en la isla en estos últimos 15 años. Nosotros teníamos un negocio turístico que abrió mi abuelo a finales de los años 50. En la última década veíamos que el turismo pedía un producto y servicio que nosotros no podíamos ni sabíamos ofrecer, después de una vida trabajando de una manera es muy difícil reinventarse. Al final tomamos la decisión más adecuada: cerrar y alquilar a gente (en nuestro caso holandeses) que saben llevar el negocio acorde a lo que se pide ahora. Trabajan muy bien y les va muy bien, y me alegro por ellos porque son buena gente. Los tiempos pasan y hay que adaptarse a los cambios.
Ibiza va a quedar para los extranjeros forrados. El que no lo vea, tiene un problema...
Gracias Fina por todos estos años de dedicacion y buenhacer,todos los que estamos todo el dia en carretera sabemos que eras un referente y un sitio muy acogedor donde tomar unas tapas y charlar un rato,Grasis.