Las últimas voluntades permiten dejar por escrito que es lo que la persona desea en casos en los que ya no pueda decidir por sí mismo | C.L.C

El qué hacer cuando una persona cercana está al borde de la muerte, en estado vegetativo, o terminal, es un debate muy extendido a lo largo de la historia humana. Hoy en día, cabe la posibilidad de dejar por escrito qué es lo que uno quiere para si mismo en caso de que esto sucediera. Es lo que se conoce como últimas voluntades y fue el motivo en torno al cual giró la conferencia ofrecida por Francisco Carmona este lunes en el Obispado de Ibiza.

Francisco Carmona, delegado pastoral de la salud del Obispado de Baleares impartió este mismo lunes una charla sobre voluntades anticipadas.«Testamento vital es como se llamaba antes, suena más a propiedades. Últimas voluntades tiene más que ver con cuestiones personales, con cuales son tus deseos para tener un final de vida saludable», explicaba, sobre las diferencias entre estas terminologías, que seguramente puedan generar confusión.

La importancia de estas últimas voluntades es muy grande, tal y como explica el eclesiástico:«tú dices cómo quieres que te traten cuando tú no puedes decidirlo, y ayuda a la familia a saber como debes ser tratado. Por ejemplo, cuando no haya posibilidad de curación, que haya cuidados paliativos o que no haya encarnizamiento terapéutico -prolongar la vida del paciente cuando ya no existe posibilidad de curación». Sobre este respecto, Carmona asegura que«la muerte es un hecho humano que hemos de aceptar como tal. Hemos de humanizar esta muerte, como algo natural».

En relación al documento de últimas voluntades, Carmona asegura que cumple tres funciones muy importantes:« en primer lugar sociabiliza, ayuda a amigos y familiares a saber que destino quieres tener, en segundo lugar solidariza, porque tú entiendes que tu familia ya sabe las decisiones que ha de tomar en ese trance, y por último espiritualiza, tanto para los creyentes como para los no creyentes».