El público asistente a la jornada inaugural en la sede de la UIB. | Alejandro Mellon

Si la mayoría de estudiantes comienzan su actividad académica en septiembre, los mayores de la isla lo hacen ahora, a mediados de octubre. Y es que la sede en Ibiza de la Universitat Oberta per a Majors -UOM- ha celebrado    este miércoles su jornada de apertura del actual curso académico. Hay matriculadas hasta 220 personas, todas mayores de, como mínimo, los 50 años, aunque la mayoría de los asistentes se sitúa entre los 60 y los 80 años.

Según la propia organización, el programa académico consta de «60 horas de temáticas diversas, con una especial relevancia de los aspectos, culturales, sociales e históricos de las Pitiusas». Las formaciones se dividen en módulos, entre los cuales se incluye uno sobre «medio natural, historia, lengua y literatura de las Islas Baleares» en los cuales se incluyen temas como «la emigración pitiusa a Algèria, la historia de la payesia pitiusa o la historia de los apellidos ibicencos».

De entre las más de doscientas personas matriculadas, los hay quienes lo hacen, principalmente como una actividad cultural, que siga fortaleciendo la mente y el conocimiento pese al paso de los años. También hay quienes valoran, por encima de todo, la herramienta sociabilizadora que supone para todos ellos el seguir acudiendo a un espacio como es la UOM donde, la mayoría, repiten una y otra vez.

Asistentes

Gregoria Arteaga afronta el que va a ser su decimocuarto curso en la UOM. Ella tiene actualmente 74 años y, desde que cumplió los 60 solo ha faltado a una edición por motivos personales. «Me gusta porque cada año es diferente, vienen personas muy prestigiosas y sirve para sociabilizar con la gente. Te encuentras con conocidos de toda la vida y te anima a arreglarte y a mantenerte al día», explica Gregoria, sobre los motivos que le impulsan a seguir acudiendo a estas formaciones.

Junto a ella, su amiga, Carmen Guasch, dos años mayor que ella lleva también catorce años en la UOM. Asegura que esta actividad le supone una excusa para «poder arreglarse y encontrarse con gente», destacando nuevamente el papel sociabilizador de esta universidad de mayores.

Pepita Guasch es otra de estas alumnas que el miércoles acudía a la sesión inaugural. Ella no lleva tantas ediciones como sus anteriores compañeras. Y es que este será su cuarto curso. Sin embargo, son los suficientes para destacar que «en estos cursos se ofrece una visión generalizada de todo, no enseñanzas sobre asuntos concretos». Sin embargo, incide en esa herramienta sociabilziadora «venir aquí supone un rencuentro con gente de la isla que quizás llevábamos años sin vernos».

Asociación

Además de las clases, se ha creado una asociación de alumnos, que forman un grupo que todos los miércoles organiza algún tipo de actividad lúdica, para seguir creando ese tejido de grupo social.

Sobre esta AUOM -Alumnos de la UOM- habla Consuelo Abascal. Ella es una de las más veteranas de la formación, con 18 años ya en la universidad. Cuando se quedó viuda buscó «una escapatoria para seguir teniendo actividad social». Al llevar tantos años le da especial importancia a que la formación sea distinta en cada edición, pese a que «algunos profesores repiten, pero porque lo pedimos nosotros».

A la sesión inaugural acuden también dos amigas, Pilar Nebot y Montserrat Cirera. La primera de ellas lleva diez años de curso y la segunda, ocho. A Pilar le hablaron de las charlas, «que eran muy interesantes» y se animó a apuntarse. De ello le habló a su amiga Montserrat, quien también dio el paso y, a día de hoy, siguen acudiendo. «Los temas son variados, y son muy interesantes. Desde el primer momento que vine me encantó», explica Montserrat. Ella no está en la asociación de alumnos, pero su amiga, Pilar, sí lo está, y asegura que «sociabiliza mucho gracias a ello».

Las formaciones no son diarias como sucedería en una universidad convencional, sino que son únicamente los jueves, de cinco a siete de la tarde. A ello, se le suman las clases de los martes de TIC -Tecnologías de la Información y la Comunicación-, para acercar a los mayores al uso habitual de las nuevas tecnologías. Además, las ya citadas actividades autoorganizadas de los miércoles, tales como caminatas o pequeñas reuniones.

Perfil

Si algo destaca en el perfil de los asistentes, ya sea por los testimonios del texto o lo que se puede observar en las imágenes, es la amplia mayoría femenina en cuanto a presencia en los cursos:«los hombres aquí brillan por su ausencia», bromea incluso una de las asistentes. Sin embargo, eso no quita que sí que haya participantes masculinos.

Uno de ellos es Onofre Siquier, uno de los más veteranos de la formación, que conversa con un amigo suyo sobre si este va a ser su decimoséptimo o decimoctavo curso. Todo empezó cuando «le jubilaron en la empresa», como él mismo dice. En ese mismo momento se preocupó «de no perder el contacto con el mundo». Sobre las charlas, asegura que «las hay algunas más interesantes que otras» pero, a fin de cuentas, terminan por gustarle, a la vista de que repite la expieriencia un año tras otro.

Junto a él se sitúa Joan Ferrer, en el que va a ser su decimocuarta edición. Ahora amigos, se conocían de antes, pero no hubo convencimiento de uno para que el otro se apuntara. «Nosotros empezamos abajo, donde estaba el Consell antes», explica Onofre, quien asegura que « a quien convenció para venir, ya está muerto por desgracia».

Joan prosigue asegurando que se animó a acudir «porque se tocaban temas culturales y servía como actividad social, donde conocías a gente nueva».

Ya sea por un motivo u otro, la UOM inicia un nuevo curso con más de dos centenas de participantes que tienen la intención de seguir aprendiendo y socializando, sin que los añossupongan un impedimento.