Un grupo de personas miran la carta de un restaurante en Ibiza. | Alejandro Mellon

«Estamos volviendo a la normalidad de antes de la pandemia de COVID-19». Quien así habla es el presidente de los hosteleros de la Pimeef, Miquel Tur, que muestra un cierto alivio ante este normalización. Y es que Tur tiene claro que no es posible mantener el ritmo experimentado por el sector en los años 2022 y 2023. Años en los que factores como los costes de contratación o los problemas de la falta de personal trajeron de cabeza a los empresarios en Ibiza y Formentera. Este año, asegura, la situación ha cambiado: «Ha sido un año con un poco menos de demanda y la falta de personal no ha sido tan acuciante».

Propietario de tres establecimientos, «cada uno con un modelo de gestión diferente», Tur explica que la temporada que ya encara su recta final «si se compara con las 10 anteriores y sin tener en cuenta la pandemia, ha sido de lo más normal». En 2022 y 2023, recuerda, «había mucha liquidez en el mercado y la gente gastaba más, lo que ha provocado que suba la inflación». Ahora, la subida de los tipos de interés, asegura, «ha hecho que las cosas se ajusten y sucederá probablemente lo mismo en 2025».

Los años posteriores a la pandemia no fueron, en su opinión, «años normales» porque «la gente tenía mucho guardado y gastó más, pero eso fue algo excepcional». «A nivel macro», añade, «ha sido una circunstancia muy especial. La tónica general ahora es la vuelta a la normalidad. Y mientras mantengamos el atractivo, la seguridad, una buena relación entre calidad y precio y competitividad, las temporadas serán estables y buenas».

Asegura el presidente de los restauradores de la Pimeef que en esta de 2024 no se han dado apenas problemas por falta de trabajadores. Estos establecimientos, sin embargo, sí se han visto afectados por el absentismo laboral, un problema que «se está dando en todos los sectores y en todo el país» y que cada vez genera más preocupación. En el caso de Ibiza, Tur asegura que en 2023 esto se resolvió «sobredimensionando las plantillas, porque eso te garantiza tener menos contratiempos». Sin embargo, esto provoca sobrecostes a la empresa que cada son más difíciles de repercutir en el precio final. Una situación que hace que muchos empresarios se encuentren «entre la espada y la pared» y que afecta especialmente a las empresas más pequeñas. «Tú mismo acabas teniendo que hacer el trabajo de ese trabajador que no ha venido», explica Tur, «y eso puede significar, como en mi caso, jornadas de entre 70 y 80 horas de trabajo semanales».

Miquel Tur, por otro lado, destaca el cambio de costumbres que se empieza a asentar entre los clientes. Y es que, explica, cada vez es más habitual que las reservas para las cenas se adelanten. Algo que beneficia tanto a la empresa como a sus trabajadores: «Antes de la pandemia, tenías la hora punta a las 22.00 horas. Ahora eso. Ha cambiado y se va adelantando. Este año esa hora punta se da entre las 20.30 y las 21.00 horas. Salvo en sitios muy turísticos, la gente prefiere cenar pronto. Es un cambio de costumbres que se está asentando. Esto te permite reducir horarios, cerrar antes la cocina y mejorar la conciliación».

El presidente de los restauradores de la Pimeef, finalmente, no confía en que el lujo vaya a ser el modelo que se imponga en Ibiza y Formentera. En este sentido, Miquel Tur considera que «no hay tantos ricos» como para que eso funcione. «Ibiza es un destino para todos los públicos», concluye, «y el mercado se irá ajustando de forma natural y tendremos que ponernos donde nos merecemos. Todo el mundo puede venir aquí. Otra cosa es si el precio que ofrecemos como destino en su conjunto es viable. Si nos encarecemos más de lo que pueden pagar nuestros clientes, dejarán de venir».