El Bar Corde’s, un emblemático establecimiento del Eixample de Vila, abrió sus puertas entre los años 80 a 90, de la mano de Juanito ‘Cordes’ en la esquina entre la calle Vicente Serra i Orvay y Arquebisbe Cardona Riera. Su legado como cocinero y como persona sigue vivo en la memoria de los clientes más veteranos, quienes recuerdan con cariño a Juanito, que falleció en su propio bar «mientras preparaba una tortilla». Tras su muerte, el Corde’s pasó por varias manos hasta que, en 2018, llegó Willy, un experimentado hostelero que revitalizó el lugar con una apuesta clara por la cocina ibicenca y un ambiente acogedor.
La era de Willy
Desde su llegada, Willy transformó el Corde’s en un referente del barrio, combinando su experiencia en la hostelería con la tradición local. «Cuando empecé, estaba hecho unas bragas, no venía ni Cristo», comenta Willy, que ha logrado darle la vuelta al negocio.
Su apuesta por las tapas ibicencas y platos estrella como los huevos rotos con bogavante ha sido un éxito rotundo. «Me tienen ‘amargado’, en el mejor de los sentidos», confiesa entre risas.
Este enfoque no solo ha atraído a la clientela habitual del barrio, sino que también ha comenzado a llamar la atención de personas de otras zonas de la isla. «El 80 % de nuestros clientes son gente trabajadora y del barrio, pero últimamente también está viniendo mucha gente de otros pueblos, de Sant Antoni o Santa Eulària, que nos reservan mesa para comer o cenar», explica Willy, con orgullo.
Buena cocina y buena música
Pero la buena cocina no es el único ingrediente que ha hecho del Corde’s un éxito. Willy, un apasionado de la música, ha sabido crear una atmósfera inigualable gracias a una cuidada selección musical que se ha convertido en la banda sonora, tanto del bar como de un barrio que lleva la música en su ADN.
«La música acompaña, crea ambiente… la buena música es lo más. Quien viene aquí va a poder escuchar buena música y no se le van a caer las paredes encima con el reggaetón», asegura. La playlist del Corde’s incluye grandes éxitos de los años 80 y 90, con temas de David Bowie, The Verve, Queen, Extremoduro, y Amy Winehouse, entre otros.
Toque familiar
El ambiente acogedor del Corde’s no sería posible sin el equipo que lo conforma.
Maria, que empezó a trabajar en el bar en enero de este año, es un claro ejemplo de la cercanía y el espíritu familiar que define al lugar. «Yo ya venía como clienta desde hace años con mi madre», cuenta Maria, que encontró en el Corde’s no solo un empleo, sino un lugar donde sentirse en familia. «Cuando necesité trabajo, este es el primer lugar que miré, me hizo la prueba y aquí estoy», relata con una sonrisa.
Maria destaca que el ambiente del bar es tan cálido y cercano que ha decidido adaptar su vida a él. «El ambiente es el de una familia, hasta el punto que he decidido seguir mis estudios de Integración Social online para poder seguir trabajando aquí. Detrás de la barra ya estoy haciendo las prácticas, escuchando a la gente», explica entre risas. «De lo mejor que tiene el bar es la música; Willy siempre me pone Extremoduro o Queen porque sabe que me gustan. A veces me meto con él pidiéndole reggaetón», comenta divertida mientras Willy la mira de reojo.
Clientela
La clientela del Corde’s es una mezcla de los rostros familiares de siempre y nuevos descubrimientos. Oki, vecino del bar y amigo de Willy, es un asiduo. «Vengo todos los días desde que abrió Willy, que es buen amigo desde hace años. Lo mejor del bar es el trato fraternal del personal», asegura.
Nerea y Sergio, una joven pareja, se han convertido en clientes habituales en poco tiempo. «Somos auténticos fans de los huevos con bogavante», dice Nerea. «Conocí el bar hace poco gracias a Sergio», añade, recordando cómo fue en el Corde’s donde anunciaron su compromiso a sus amigos. Sergio, por su parte, valora la calidad humana del lugar: «En otros lugares cuando te ven entrar solo ven dinero, en este bar ven entrar a una persona».
El éxito del Corde’s también ha atraído a clientes de otras partes de la isla, un fenómeno que ha crecido desde que la calle Arquebisbe Cardona Riera se convirtió en peatonal. «Que hicieran la calle peatonal también es algo que nos ha beneficiado durante este último año», comenta Willy. Este cambio ha permitido al bar ampliar su terraza, convirtiéndola en un lugar perfecto para disfrutar de las tardes de verano bajo la sombra, con una brisa que, según Marcos, otro cliente habitual, «hace de este el mejor lugar de Vila». El Bar Corde’s no es solo un lugar donde se come bien; es un espacio de conexión y convivencia donde cada cliente es tratado como parte de la familia. Toni, que vive en la escalera de al lado del bar desde hace más de cinco décadas, no falta nunca a su café matutino.
«Últimamente lo están llevando muy bien, nunca fallo al café de la mañana», asegura, destacando la importancia del trato cercano y familiar que ha encontrado en el Corde’s. Jorge, otro vecino del barrio, se define como un «cliente vitalicio» desde que Willy se hizo cargo del lugar. «Tiene buen menú, buena cocina, buen precio y se está en familia: no se puede pedir más», añade.
Marcos, también reside en el barrio y subraya que la buena música es uno de los aspectos más destacados del Corde’s. «Lo primero y lo mejor de este lugar es la buena música, solo con eso ya creas un buen ambiente», dice. Además, destaca que la peatonalización de la calle ha dado «vidilla» al barrio, permitiendo que la terraza del Corde’s se convierta en un lugar privilegiado para disfrutar de las tardes de verano. «Además, cierra tarde», añade, señalando que el bar ha sabido adaptarse a las necesidades de su clientela más noctámbula.
Jose, un vecino que desayuna en el Corde’s con su madre, es un ejemplo más de la lealtad de la clientela del bar. «Hemos estado viniendo desde siempre, aquí se está tan a gusto como en casa», comenta, reflejando el sentir general del barrio.
4 comentarios
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VecinosibizaPor no hablar del taller de motos que van moto arriba moto abajo y eso es peor que una terraza
Con ese concepto de que la peatonaliación favorece la ampliación de terrazas...Miedo me da, sospechosamente y evidentemente, hemos visto que el concepto de peatonalizar calles consiste en la instalación de bares con terracitas ocupando el espacio que debería ser de libre tránsito y respiro para los ciudadanos. Se trata, además, de una calle tranquila y familiar, donde personas mayores y gente trabajadora recibieron con alegría el cambio producido, pudiendo crear un lugar de convivencia y bienestar. Pero lo dicho, miedo me da, miedo nos da, de que el "ejemplo" del Cordes se extienda y nos convirtamos en una de esas calles de la ciudad infectadas de "noctámbulos" sin respeto a sus vecinos. Insisto, la terraza señalada "SE EXPANDE" sin control.
La frase "señalando que el bar ha sabido adaptarse a las necesidades de su clientela más noctámbula" presenta un ús inadequat del terme "noctámbula." El mot "noctàmbul" es refereix a algú que camina o fa activitats mentre dorm (somnàmbul nocturn). En aquest context, el correcte seria utilitzar un terme com "nocturna" per descriure la clientela que simplement està activa durant la nit. La confusió entre ambdós conceptes és un error de precisió lingüística. De res
Lamentablemente no todo el vecindario coincide con la "exaltación" de la terraza del bar. Vemos como se expande , ya que no existen límites físicos que la delimiten,,,y se abusa del espacio vecinal frecuentemente. Los camareros acceden a la terraza por la acera de Vicente Serra, poir la esquina. Y eso , llevando en sus bandejas bebidas y comidas calientes, con el riesgo de tropezar y dañar a los peatones que circulan tranquilamente. Rogamos respeten el espacio ciudadano y se mantengan en los límites acordados por las ordenanzas municipales