Mariano Costa en la Font d’en Lluna, junto al Pont Vell de Santa Eulària. | J.A.T

La Unió per la Defensa de l’Aigua lleva recogidas centenares de firmas por toda la isla contra la sobreexplotación de los acuíferos y reclamando que los camiones cisterna se abastezcan de agua desalada y no de agua de pozo. Una plataforma integrada por ibicencos preocupados por el agotamiento de sus pozos y presidida por Mariano Costa Juan (Santa Eulària, 1964). Costa, secretario del Sindicato Agrícola de Santa Eulària y con experiencia sindical en el Ayuntamiento de Eivissa, reclama a las administraciones que se pongan manos a la obra e informen de la realidad del estado de los recursos hídricos en la isla.

—¿Qué ha motivado el nacimiento de la ‘Unió per la Defensa de l’Aigua’?
—El nivel de los pozos está bajando. En la zona de Arabí, por lo menos diez metros. En Ibiza, cuando uno tiene un mal, lo esconde, mientras que los de fuera lo dicen y lloran. Los ibicencos, antes de ir a Cáritas no comen. Y lo peor es la cadencia del gasto, que cada vez es mayor, hay que ahorrar agua.

—¿A alguno de los miembros de la nueva asociación se les ha secado algún pozo?
—Están todos preocupados porque el agua está bajando. Nadie dijo que no tuviera agua, pero volvemos a lo de antes: los ibicencos esconden sus males.

—¿Quién está malgastando agua en Ibiza?
—Quizás la malgastamos un poco todos. Unos dejando el grifo abierto más rato de la cuenta y otros se duchan más rato del que toca. Pero mientras unos intentamos cerrar el grifo mientras nos lavamos los dientes, otros venga construir y construir. La solución es el mar: una desaladora más. Y ampliar la de Santa Eulària. También vemos que hay mucha falta de información. A lo mejor ahora vienen dos años en los que llueve mucho y se acaba el problema.

—¿Esta cuarta desaladora se tiene que construir en Sant Josep?
—En Sant Josep es donde más hace falta el agua. Se ven camiones haciendo viajes durante la noche, que son un peligro por la carretera.

—¿Y dónde van estos camiones?
—Supongo que a mansiones o a casas donde no tienen agua o que gastan mucha. A mí me sabría mal que tuviera que venir un camión a mi casa, pero si a uno le hace falta... Hay que saber si estos viajes se hacen porque hay gente que derrocha mucha agua.

—En el PTI se han prohibido los jardines tropicales, pero los que ya están implantados ahí siguen. ¿Se tendría que controlar el gasto de agua que se lleva a cabo en estas casas?
—Hay que ahorrar y producir más. A nadie le guste que vengan a fiscalizarte a casa. Hay que hacer más concienciación. A lo mejor los que gastan tanto son gente que viene aquí un mes y gasta tanto o más que los que estamos todo el año. La zona urbana siempre tendrá agua pero, ¿qué pasará cuando se acabe en rústico? ¿Lo declararemos todo urbano? ¿Regalaremos la finca porque no tiene ni agua?

—¿Las administraciones se han preocupado lo suficiente con el problema del agua?
—No. A la Administración se le están escapando muchas cosas de las manos: las caravanas, las chabolas... Estamos desbordados.

—Desde principios de 2023 se han autorizado en Ibiza 126 nuevos pozos, de los que el 87 % (109) para geotermia, mientras que solo 4 para uso doméstico y 13 para regadío. ¿Le sorprende tanto pozo para geotermia?
—Una de las empresas que hace este tipo de pozos me lo comentó, pero tampoco puedo opinar. Tenemos que empezar por informarnos y hablar claro. No podemos buscar un enfrentamiento si no sabemos de lo que estamos hablando. A mí me ofrecieron la geotermia en casa. Al final, se trata de hacer un agujero y supongo que también se debe poder sacar agua. Lo que no puede ser es que haya una información para los que tienen o hacen el dinero y otra para los demás.

—¿Cree que a lo mejor están haciendo pasar pozos de geotermia cuando en realidad lo que están haciendo son pozos para el consumo de agua?
—No lo sé. Tampoco puedo demostrar que hay gente que utiliza los pozos para tirar sus aguas negras, como se oye por ahí.

—¿Qué le parece que se haya tardado más de 20 años en poner en marcha la balsa de riego de sa Rota?
—Y no sé hasta qué punto funciona. Van a empujones. Así como en carreteras hay un plan, que me parece muy bien, no hay una planificación para infraesctructuras del agua. Quizás es porque en Ibiza todo es propiedad privada, van comiéndose fichas como el ajedrez. Y van cambiando las cosas según qué fichas tienen.

—Casi la totalidad del agua de las depuradoras se lanza al mar, no se reutiliza.
—En países avanzados dicen que la reutilizan toda. Tenemos una falta de continuación con las inversiones.

—¿Qué le parece que se infiltre agua desalada a los acuíferos durante el invierno?
—Pienso que sí. Quizás es la única manera de que vuelva a correr el río de Santa Eulària y que se llenen y se limpien los acuíferos. También hay que recordar que sacar el agua de un pozo cuesta céntimos, mientras que la desalada es mucho más cara. Por eso quieren sacar más de los pozos y se están cargando el futuro.

—¿Cómo va la recogida de firmas? ¿Han recogido muchas en una semana?
—Muchas. Hay quienes ya han recogido entre 20 y 30 hojas firmadas por delante y por detrás. Puede que el problema del agua una a gente de diferentes ideologías e intereses diversos. El agua es la vida y es lo que me ha animado a unirme a esta asociación. Está todo seco, pronto tendremos que regar el bosque.

—¿Conoce el trabajo que lleva a cabo la Alianza por el Agua?
—Pues no. He oído a hablar de ella y vuelvo a lo mismo: hay mucha información escondida. Yo me considero una persona normal, que trabaja en la Administración y forma parte de un sindicato agrícola. Y nunca han venido a hablar con nosotros. Veo que hay muchas reuniones paralelas, pero como no se empiece a informar bien de las cosas la isla entrará en conflicto. A mí me da igual aparcar más lejos, pero el problema vendrá cuando no se pueda aparcar. No puede ser que alguien tenga que vender su finca porque no puede construir y el que la compra sí que pueda construir. Aquí hay un triple rasero.

—¿Alguna institución pública les ha pedido reunirse con ustedes?
—Que yo sepa no. He hablado con algún político porque la isla es pequeña y alguno es mi amigo. Y tienen una opinión positiva y que hacía falta una iniciativa así.

—Las competencias en recursos hídricos las tiene el Govern. ¿Sería positivo que las competencias se traspasaran al Consell d’Eivissa?
—No lo sé. Mejor solucionar el problema del agua que no entrar en el tema de las competencias. Un buen amigo siempre dice que Ibiza se gobierna mejor desde Mallorca porque los ibicencos somos demasiado individualistas. Es mejor encontrar una solución. Si la solución pasara por traspasar las competencias, vale, pero si nos pasamos diez años luchando por las competencias... La gente de a pie estamos poco informados. La solución, a nuestro entender, pasaría por hacer una cuarta desaladora y recargar los acuíferos. Da igual si lo hace Mallorca o Ibiza.

—Una desaladora no se hace en dos días. Mientras la desaladora no se construye, ¿qué hacemos?
—Esperar que llueva.

—Si tenemos que esperar que llueva a lo mejor la desaladora se construye antes.
—Quizás declarar el estado de emergencia de sequía, como se ha hecho en Cataluña. Hay que constatar que tenemos este problema. Se puede anticipar el no hacer fuego porque está todo seco, pero no la sequía. A los millonarios que vienen un mes o los que vienen a trabajar solo de temporada, no les importan nuestros problemas, pero los que vivimos aquí todo el año vemos que hay una necesidad de agua tremenda.

—Si se declara la emergencia por sequía a lo mejore no le gustaría a algún hotelero, que quizás no podría llenar la piscina de su hotel.
— Claro, pero ¿hay sequía o no la hay? Resulta que también solo había Covid en invierno. En verano ya no había. Se tiene que empezar por reconocer el problema que tenemos. No podemos tener un turismo de cinco estrellas si no tenemos agua, tenemos caravanas por todo, barracas y no podemos aparcar. En Ibiza ya no da para vivir con un sueldo, los pequeños comercios están desapareciendo. Estamos en plena revolución, en un cambio.

—Si no hay agua desaparece el campo.
—Yo no soy agricultor pero si desaparecen los pocos productores que hay en Ibiza no se notará mucho a nivel de producción, pero ya no habrá ninguna oferta kilómetro cero y los precios se pueden triplicar, porque todo vendrá de fuera. No es tanto lo que producen estos pocos agricultores sino lo que nos defienden para poder tener un precio más accesible. Los que traen los productos de fuera tendrán el monopolio si desaparecen los payeses de aquí. Si no hay una producción local será todo el triple de caro. Los pocos payeses que hay lo son porque aman este estilo de vida. Si no tienen agua, lo último que les queda es vender. Y luego habrá otra mansión a consumir.

—¿Cómo reducimos el consumo de agua?
—Creando conciencia. El último día que llovió barro, al día siguiente había unas colas para lavar los coches... La limpieza está bien, pero no pasa nada por llevar el coche sucio un par de días. Tiene que ser la gente normal la que tome conciencia y se mueva, porque siempre hay una élite que se beneficia de todo esto. Blas de Lezo decía que ‘una nación no se pierde porque unos la ataquen, sino porque quienes la aman no la defienden’. Somos la gente normal los que tenemos que reclamar las cosas. Hay que moverse.