Pepa Boned Torres (1931-2024). | Toni Planells

El pasado 11 de agosto, a la edad de 93 años, falleció Josefa ‘Pepa’, Boned Torres (1931-2024). Nacida en Can Tonió, Ibiza, Pepa fue una de las últimas ibicencas que mantuvo la tradición de vestir de payesa durante la mayor parte de su vida, convirtiéndose en un símbolo de la cultura y la historia de la isla.

Pepa nació en el seno de una familia trabajadora durante la II República. Vivió su infancia en plena Guerra Civil Española y creció en la dura postguerra, años que forjaron su carácter fuerte y resiliente. En una entrevista concedida al Periódico de Ibiza y Formentera el pasado 27 de julio, unos días antes de su fallecimiento, Pepa recordó aquellos tiempos con nostalgia: «Cuando pasó la Guerra llegaron los ‘años del hambre’ donde prácticamente todo el mundo lo pasó bastante mal. Aunque hubiera dinero, no había qué comprar». A lo largo de su vida, Pepa nunca olvidó las dificultades de su juventud, ni el sacrificio y el trabajo duro que su familia dedicó al campo.

Junto a sus padres, Pep Talaies y Esperança de Can Tonió, y sus tres hermanos, Pepa trabajó como mayorales en diversas fincas de Ibiza. Aunque dejó de trabajar en el campo a los 20 años, siempre mantuvo un profundo amor por esa vida: «Siempre he echado de menos trabajar en el campo». Estos años de labor incansable marcaron profundamente su vida y su identidad.

A lo largo de su vida, Pepa vivió en primera persona los grandes cambios que transformaron Ibiza, desde una isla humilde y rural hasta el auge del turismo. Aunque los tiempos cambiaron, Pepa siempre permaneció fiel a sus raíces, y su figura quedó como un testimonio vivo de la Ibiza tradicional. «He vestido de payesa hasta hace muy poco tiempo. Llevo solo un ‘par’ de años vistiendo ‘de corto’», explicó en la misma entrevista, recordando cómo mantuvo viva la tradición durante toda su vida.

Josefa Boned Torres dedicó gran parte de su vida al servicio de los demás, trabajando durante 17 años como empleada doméstica y, más tarde, como limpiadora hasta su jubilación. A pesar de no haberse casado, su vida estuvo siempre rodeada de amor y de la compañía de sus seres queridos.

El funeral en su honor tuvo lugar el 13 de agosto en la iglesia de Sant Jordi, donde familiares y amigos se reunieron para despedirla y rendir homenaje a una mujer que representaba lo mejor de la Ibiza de antaño: su sencillez, su fortaleza y su profunda conexión con la tierra.

Con Pepa Boned se pierde un nuevo pedazo del legado de la memoria viva de una Ibiza muy distinta y lejana en el tiempo. Su espíritu perdurará en los recuerdos de sus familiares, amigos y de todos los que tuvieron el privilegio de cruzarse en su camino. Descanse en paz.