Así lo ha indicado la entidad este jueves en un comunicando, explicando que esta pérdida se refleja en el hecho de que la ocupación creció durante 2023 (+4,6%) a un ritmo superior al de la actividad (4%). «La baja productividad sigue lastrando el crecimiento balear, pues antepone la acumulación al aprovechamiento de los factores productivos», han avisado desde CAEB.
En este sentido, han recordado que menos de una décima parte del crecimiento económico acumulado por el archipiélago desde comienzos de siglo (30,7%) se explica por ganancias de productividad (1,6%), una proporción muy inferior a la observada a nivel europeo, donde las ganancias de productividad por ocupado (18,5%) contribuyen a más de la mitad del crecimiento acumulado (35,1%).
«Esta pérdida o baja productividad pone en riesgo parámetros fundamentales de calidad de vida y bienestar, dadas las implicaciones que tiene para el trabajo decente, la creación de empleo y el desarrollo empresarial sostenible», ha insistido la Confederación, agregando que «en estas condiciones resulta difícil sostener a largo plazo un incremento nominal de los costes laborales por encima de la productividad».
Por territorios, la economía menorquina registró el menor crecimiento como consecuencia del menor empuje de los servicios (1,8% frente a un 2,4% en el tercer trimestre), por debajo de Ibiza y Formentera (2,7% frente al 3% del tercer trimestre) y de Mallorca (2,9% frente al 2,7% del tercer trimestre).
En el balance anual, todas las islas se situaron por encima de los niveles de actividad prepandemia, si bien la economía de Ibiza y Formentera registró el mayor dinamismo (4,3% sobre un 13,4% en 2022) frente a Mallorca (4% frente a un 10,9%) y Menorca (3,3% frente a un 10,5%).
Desde el punto de vista de la oferta, el sector servicios, aprovechando el alargamiento de la temporada turística y el inicio de la campaña de Navidad, tuvo un crecimiento del 2,9% durante el cuarto trimestre, dando por saldado finalmente el diferencial respecto de los niveles prepandemia.
Así, los servicios cerraron el año con un crecimiento medio del 4,3%, confirmándose como el principal soporte del crecimiento regional a lo largo de todo 2023.
Paralelamente, la industria intensificó en la recta final del año su crecimiento en un contexto global poco favorable (1,3% frente a un 0,5% en el tercer trimestre), aunque ello no impidió que fuera el sector que menos creció en el conjunto del año.
Por su parte, la construcción cerró 2023 fortaleciendo de forma significativa su aumento con un 2,7%. El balance anual confirmó que el sector operó, todo el año pasado, por encima de los niveles de actividad prepandemia (+2,9%), un hito que todavía no se ha observado desde la óptica estatal (-11,0%).
Prueba de todo ello es que la vigencia de la creación de empleo entre los meses de octubre y diciembre situó el número total de trabajadores en activo a cierre del ejercicio (469.520) en el nivel más elevado de toda la serie histórica. De hecho, superando los 491.000 trabajadores en alta de media en el cuarto trimestre, la tasa de paro registrado se situó en el 5,8% (+1,3 puntos por encima del tercer trimestre), la más baja de los últimos 20 años para esa época del año.
Desde la óptica de la demanda, el consumo privado aprovechó tanto el buen balance turístico como la resistencia del gasto familiar, impulsado por un nuevo avance de los salarios y la moderación de la inflación, para cerrar el cuarto trimestre con un avance del 2,8% (frente a un 2,5% en el tercer trimestre).
Al mismo tiempo, la demanda de inversión se mantuvo, un trimestre más, como la fracción más débil de la demanda interna, si bien la incipiente reducción de los tipos de interés y la mejora de las expectativas empresariales ayudaron a fortalecer su crecimiento a lo largo de los últimos tres meses del ejercicio, con un avance del 1,8%.
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