Ubicada en el casco antiguo de la isla de Ibiza, la calle Manuel Sorà ofrece un viaje desde lo auténtico hasta el encanto de la vida local. Esta calle es la falda de Dalt Vila, conserva su arquitectura tradicional, combinada con tiendas boutique actuales y artesanales, bares acogedores y a pocos metros se encuentra el conservado Mercat Vell. Esta pintoresca calle invita a los visitantes a entrar en la esencia de la isla. Es una ventana a la vida cotidiana y al espíritu de los habitantes. Jorge capturaba con su cámara aquellos rincones más llamativos para su ojo durante sus vacaciones; sus sensaciones son agradables: «Es como de película, como para descansar y tomar unas cañas te da esa sensación de antigüedad que es increíble».
Sandra's Leather es la tienda de Toni Reyes, cuyo nombre guarda honor a su hija. Lleva 10 años en esta calle «y en el castillo en la Plaza del Sol llevaba 10 años más». Él es marroquinero completamente artesanal: «Esto es una profesión de la época hippie, osea más antiguo que la moda Adlib; este es un trabajo de toda la vida y la calle tiene ese espíritu de marroquinería, de trabajos artesanales; es una calle bestial para esto». Él se manifiesta como «un privilegiado» ya que es «prácticamente el último que queda a este nivel en la isla porque no existen máquinas aquí; es todo hecho a mano». No podría tener un mejor punto este artesano para labrar sus obras: «En invierno es desolador pero en verano es el ambiente turístico al cien por cien, ambiente gay también porque estamos al lado de la calle de la Virgen, entonces es un ambiente total, lo mejor de Ibiza vamos».
«Es una maravilla esta calle», asegura Paolo, que vino a parar aquí por primera vez hace ya muchos años. «Me pasaba los días por aquí, y aquí sigo porque me trae emociones; es un ambiente espectacular y único, entre el castillo, la gente e incluso los propios olores. Es único, es una suerte poder estar en el casco antiguo». Maximiliano es amigo suyo y se conocieron en este mismo lugar: «Vivo en Dalt Vila ya hace unos años y aquí se disfruta mucho, los locales de la Marina deberían estar abierta todo el año y deberían facilitar a los comercios su apertura porque es un lugar auténtico de Ibiza».
Petit Vermut
Edkar y Ana han venido a la isla por trabajo y esta vía les cautivó: «Nos gustó más esta calle que el paseo que está por detrás; es tranquila y agradable. Vimos este local que hace esquina y nos pareció muy pintoresco». Se refieren al Petit Vermut, un local que acoge a la gente que trabaja en la zona, los vecinos y muchos turistas que pasan son atraídos por la energía que se acumula en esta esquina.
El llamativo lugar lo regenta Diana Albaladejo, para quien es «un placer trabajar» allí, pues asegura que esta esquina «es especial». Los clientes y vecinos llevan la alegría consigo y así lo transmiten: «Con los vecinos de todo el año nos conocemos todos, hay un ambiente muy de gente de la isla y nos llevamos súper bien todos».
Sole llegó a Ibiza cuando era un bebé y ha visto en primera persona cómo ha cambiado todo: «Llevo 40 años aquí. Yo vivo en el campo siembro limones, hago aceitunas, las traigo al bar de aquí, al Petit Vermut, que además tiene un vermut casero, igual que las hierbas y esa es la esencia del puerto. El mercado, el trato de la gente o la manera de vestir, es algo único de aquí y encima levantas la cabeza y tienes la muralla, el castillo, las casas payesas, las calles estrechitas, el pavimento, es que no está en ningún otro lado», concluye.
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