Julia Bauzá y Toni Tur, durante la presentación de este pasado viernes.

Preocupantes conclusiones son las que se extrajeron este pasado viernes por la tarde en el Nàutic de Sant Antoni en el marco de las tertulias Xerradas essencials. En esta ocasión, participaron la bióloga molecular Julia Bauzá y el presidente de la Cooperativa Agrícola de Sant Antoni, Toni Tur. Sus conclusiones dejaron sin palabras al numeroso público asistente al avanzar un panorama climático que ahonda en la reducción de las lluvias, el incremento de las temperaturas y la progresiva transformación del paisaje pitiuso a consecuencia del cambio climático.

El objetivo de la charla era tratar de dar respuesta a la pregunta: ¿Vivimos una sequía momentánea o realmente llueve menos en Ibiza?'. Para ello, Julia Bauzá compartió las reveladoras conclusiones que ha alcanzado, tras estudiar y cruzar los datos climáticos relacionados con las precipitaciones y la temperatura en Ibiza en los últimos 50 años, analizando proyecciones de futuro. Toni Tur, por su parte, explicó la preocupante situación del campo de la isla, aportando las cifras más recientes sobre el estado de los cultivos.

Así, Julia Bauzá explicó sus conclusiones una vez analizados los datos climáticos registrados por la Agencia Española de Meteorología, a través de la estación meteorológica del Aeropuerto de es Codolar, desde 1970 hasta hoy. La primera comparativa que compartió la bióloga molecular fue la lluvia en los dos últimos años. En 2022 llovió más de 50 días y más de 400 milímetros (equivalente a litros por metro cuadrado), lo que se acerca a la lluvia media anual en nuestra isla, mientras que en 2023 sólo ha llovido 20 días y menos de 300 mm. «Cabe destacar que, en todos los años de los que tenemos registros, 2023 es claramente el año de menos lluvia», según precisó.

«Estamos viendo una tendencia progresiva a la disminución de las precipitaciones, donde no solo la media anual de precipitaciones baja, sino que también lo hace el número de días que llueve», añadió Bauzá, que cuantificó incluso la pérdida de lluvia en la isla en el último medio siglo: en la década de los 70 llovió de media 50 días y un total de 499 mm al año. Por el contrario, en los últimos 10 años ha llovido de media 9 días menos y 123 mm menos al año. «Esto equivale a que hoy en día, ya tenemos alrededor de un 25% menos de precipitaciones y un 20% menos de días de lluvia que en los años 70», expuso.

La bióloga molecular también añadió que resulta preocupante la pérdida de lluvia en primavera y verano. «Si las lluvias se concentran en una sola estación y cada vez llueve menos en el resto de estaciones, la tierra se seca y se apelmaza, y luego, cuando llueve, el agua no filtra bien y da lugar a inundaciones, en vez de llenar los acuíferos subterráneos», dijo

A través de los datos de la estación meteorológica del aeropuerto también se pueden analizar las temperaturas, observando que las máximas cada vez son más altas. «Los meses más calurosos lo son cada vez más. De hecho, hemos batido el récord de temperatura máxima mensual en 11 de los 12 meses desde los años 2000, y lo que es más preocupante, es que, de esos 11 meses, 8 tuvieron el récord de temperatura en la última década», apuntó.

Cambio climático
Las razones de esta evolución en las lluvias y la temperatura tienen que ver con el cambio climático, por la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera, que impiden que ésta se enfríe. A través de muestras de hielo ártico y antártico, los científicos han podido determinar que, durante los últimos 800.000 años, antes de la revolución industrial, el CO2 acumulado en la atmósfera nunca superó las 300 partes por millón (ppm), mientras que en 2023 ya se alcanzaron los 424 ppm.

El pla de Corona hace una década.
El pla de Corona hace una década.

Julia Bauzá planteó tres escenarios habituales en esta clase de estudios, para definir cómo puede evolucionar el clima en la isla de Ibiza. El más negativo apunta que, si seguimos al mismo ritmo de emisiones de CO2 que en la actualidad, las emisiones en 2100 llegarán a los 1200 ppm de CO2, triplicándose respecto a la actualidad.

Luego existe un escenario intermedio, en que se instaurarían políticas socioeconómicas que moderasen las emisiones, llegando éstas a su máximo en 2080 y disminuyendo a partir de entonces. Con este escenario, se alcanzarían unos 750 ppm de CO2, casi el doble que en la actualidad. Además, existe un escenario más positivo e improbable, ya que requeriría actuar de manera urgente desde ya mismo, instaurando políticas que promuevan el uso de energías limpias y consiguiendo que las emisiones alcanzasen su máximo en 2040, reduciéndose a partir de entonces, acumulando unos 500 ppm de CO2 en la atmósfera.

Ante estos escenarios y vista la evolución de la climatología en la isla, Julia Bauzá ha deducido que, en el mejor de los tres casos, las precipitaciones seguirán disminuyendo, pudiendo llegar a caer entre un 10% y un 30% hacia 2100. En el peor de los escenarios, la lluvia podría disminuir entre un 25% y un 40%.

En cuanto a las temperaturas máximas, en el mejor de los supuestos, subirían entre 3 y 4 grados centígrados hacia 2100, mientras que en el peor de los escenarios llegarían a 6 ó 7 grados centígrados más; es decir, alcanzaríamos picos de 50 grados en el mes de agosto.

El pla de Corona estos días.
El pla de Corona estos días.

Todos estos cambios tendrían otras consecuencias más allá de la sequía y las olas de calor, ya que también se traduciría en un incremento de los incendios, que además adquirirían mayor virulencia, así como en un mayor número de desastres naturales y generarían efectos muy nocivos sobre la salud de las personas.

Cosecha cero de cereal
Por su parte, la intervención del presidente de la Cooperativa Agrícola de Sant Antoni, Toni Tur, resultó igual de contundente. Tur explicó que «la situación actual es muy mala. Vivimos un momento inédito, que nunca antes se había dado, de extinción de cultivos. En un año hemos perdido las condiciones climáticas del almendro. Se ha pasado de una producción de 26 toneladas en 2021 a cuatro en 2023, y esperamos sólo dos en 2024, y con peor calidad. Los almendros necesitan horas de frío, por debajo de los 7 grados, y no están obteniendo todo el que necesitan», explicó, aportando una comparativa con imágenes del Pla de Corona hace unos años y ahora, que en lugar exhibir los almendres cubiertos de hojas verdes tras la floración, se hallan completamente secos. El presidente de la Cooperativa añadió que la isla se va a quedar totalmente sin almendros en un futuro próximo.

En cuanto al cereal, explicó que en los años anteriores «ya cayó mucho la producción y ahora nos vamos a encontrar con una pérdida del 100% porque ni siquiera habrá cosecha. La producción de cereal va a ser del 0% en 2024. Eso está garantizado», apostilló. De las 195 toneladas que los socios de la Cooperativa produjeron en 2021, por tanto, se pasará a cero. Mostró también una imagen de un cultivo de avena, el más sano que él ha contemplado esta temporada, y apenas levanta un dedo del suelo, entre hierbas. Incluso expuso una imagen de un naranjo, que es uno de los árboles más resistentes del campo ibicenco, ya con ramas secas en la copa, y añadió que las plagas, que crecen de forma exponencial, suelen parar en invierno por el frío y que como las temperaturas no bajan suficientemente, ahora no se detienen.

Los campos de avena.

Respecto a la hortaliza, dijo que ésta ya no produce nada en julio y agosto, cuando antes era la época más productiva. «La planta aborta el cuajado de la flor cuando sufre una temperatura mayor a los 35 grados. No importa lo mucho que la riegues porque dedica toda su energía a transpirar y no produce frutos», afirmó. «Este año también nos hemos quedado sin setas y el año que viene tampoco habrá. Con estas condiciones climáticas vamos perdiendo año tras año. El bosque tampoco aguantará siempre y tenemos que estar muy preocupados por los incendios porque ahora mismo está como si fuera verano y nos quedan seis meses secos por delante», dijo.

El futuro
Respecto al futuro, tras escuchar las conclusiones de Julia Bauzá, Toni Tur dijo: «Todo va a cambiar y tendremos que sustituir unos cultivos por otros que aguanten este clima. Es algo que va a afectar a todo el Mediterráneo. En fruticultura se van a perder todos los almendros y sólo el algarrobo y la higuera van a aguantar en secano. También habrá que adaptar las épocas de cultivo, porque el verano ya no lo resiste casi nada. Tendemos hacia una temperatura tropical, pero sin lluvias tropicales. Antes no se podía sembrar en invierno por las heladas, ahora todo eso va cambiando», apostilló.