Marià Mayans presidente del IEE.

El Institut d'Estudis Eivissencs (IEE) ha rechazado este miércoles la construcción en Ibiza de una cuarta desaladora ya que entiende que estas infraestructuras "no son la solución".

En un escrito, el IEE reflexiona sobre la situación actual y, aunque reconoce que cada vez llueve menos y que los acuíferos están sobreexplotados, indica que las desaladoras "no son la solución".

Entre otras cuestiones, el IEE explica que en los últimos 50 años la demanda de agua dulce se ha acelerado exponencialmente en la Isla debido al crecimiento económico "y nos hemos creído que la tecnología puede resolver casi todos los problemas, incluido el del agua".

Según destaca también, en poco tiempo se han construido tres desaladoras y en estos momentos se habla de una cuarta. Así, el Instituto reitera que el agua desalada "no es gratuita, ni monetaria ni ecológicamente hablando". Sobre ello, recomienda pensar en todo el coste de una infraestructura de estas características.

Sobre las desaladoras, el IEE cree que son instalaciones "muy caras", que suponen un gran gasto de energía, con un elevado consumo eléctrico, por lo que habría que construir en Ibiza más instalaciones generadoras de electricidad. Todo ello significaría "un gran consumo de territorio y pérdida del paisaje".

La entidad alerta en su escrito de que las desaladoras provocan salmorra que se retorna al mar, causando una contaminación hipersalina que modifica el ecosistema, empezando por la posidonia.

El Institut afirma además que el coste del agua desalada no se puede permitir al ser un precio "demasiado elevado". En relación a la posibilidad de inyectar agua desalada a los acuíferos, explica que no hay garantías de que este elemento se quede en el lugar en el que ha sido inyectado. Por tanto, puede ser una solución "contraproducente".

Entre las sugerencias del Institut, la entidad recomienda racionalizar el consumo y evitar fugas, limitando el número de personas que llegan a la Isla en julio y agosto. También cree necesario reflexionar sobre el agua depurada, que ahora se lanza al mar y que podría ser reutilizada.