Han pasado más de cuarenta años desde que Jaume Marí adquirió junto a sus dos socios, Andrés y Jaume, el bar Industrial en el polígono de Can Bufí, junto a la carretera de Sant Antoni. «Entonces era mucho más pequeño, sólo tenía 50 metros cuadrados, y pertenecía a José Serra», recuerda Jaume que, sin embargo, invertía la mayor parte de su tiempo en otro de sus exitosos negocios: el Pío Lindo, en el barrio de ses Figueretes.

Desde aquel 1983, el éxito del bar Industrial llevó a multiplicar por tres esos 50 metros cuadrados iniciales con un gran salón en el que acoger a un número de clientes que no dejaba de crecer. Los cambios del bar Industrial durante las últimas décadas también han tenido que ver con la gestión del establecimiento. No obstante, si hay un nombre ligado a la historia del Industrial es el de Jaume Marí, propietario del bar Madrid.

Continuidad

Lo que las cuatro décadas de historia del Industrial no han podido cambiar ha sido el perfil de sus clientes. Un perfil de gente trabajadora que «lleva viniendo toda la vida y que valora la rapidez porque, generalmente, son trabajadores que sólo tienen un momento para desayunar», tal como describe Elisabeth Córdoba. Córdoba lleva 17 años tras la barra del Industrial, desde que lo llevaba Jaume, pero hace tres años que decidió hacerse con el timón de este ya mítico bar del polígono de Can Bufí.
Elisabeth se embarcó en la aventura de regentar el Industrial en compañía de sus hermanas: «María se encarga de la cocina junto a Jenny. También trabaja su sobrina Alejandra, que vino expresamente desde Ecuador para trabajar conmigo en la barra».

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Equipo familiar

Este equipo familiar y femenino mantiene el mismo espíritu que siempre tuvo el Industrial, a base de tapas y platos caseros, que es lo que «más éxito tiene».
«Desde nuestra lengua en salsa, seguida de la frita de cerdo y la tortilla de patata», explica María desde la cocina. Sin embargo, las Córdoba han querido innovar en su oferta homenajeando su origen ecuatoriano: «Los sábados hacemos comida latina, encebollado, churrasco ecuatoriano o cebiche. Está siendo todo un éxito. Antes cerrábamos los sábados a las 13.00 horas y ahora cerramos a las 16.00 horas», asegura Elisabeth.

Como un cliente más, Jaume des Pio Lindo, acostumbra a disfrutar de los desayunos del Industrial junto a sus amigos. En este caso en compañía de Paco y Pedro. «La verdad es que estoy muy orgulloso de cómo lo están llevando», afirma Jaume en referencia a las hermanas Córdoba. «Yo llevo viniendo desde hace más de cuarenta años, cuando trabajaba en la cristalería Gonell», asegura Paco, quien lamenta que «cada vez quedan menos bares como éste». «Es acogedor y está muy bien situado para la gente trabajadora que no tiene más que un momento para desayunar», añade Pedro.
Un ejemplo del perfil de trabajador al que se refiere es Constantin que, apurando una buena tapa de callos, asegura que «hace unos siete años que vengo siempre que puedo cuando tengo que trabajar por aquí cerca. Muchas veces aprovecho para comer el menú. Mi plato favorito del Industrial es el potaje de lentejas».

Toni también es un veterano del Industrial: «Aunque últimamente ha cambiado un par de veces de manos, han sabido mantener la misma línea de siempre. Además, los precios no son los de un chiringuito de playa». «El ambiente es para los currantes», añade Antonio, quien asegura que «cada vez que bajo de Sant Antonio aprovecho para tomarme un café y un cortado».
«La cercanía y la amabilidad» son los valores que destaca Bartolo, otro cliente del Industrial que coincide con Salva, quien también valora «el servicio, la rapidez, la calidad y el precio: es un 10 sobre 10». «Sólo hace un par de años que vengo», reconoce Miguel, quien subraya la «familiaridad» del trato.

«Antes me pillaba más cerca del trabajo y podía venir más», reconoce Patricia que, sin embargo afirma que «sigo viniendo siempre que puedo a desayunar la tostada de carne asada que hacen, que es lo que más me gusta del local junto al equipo de trabajo».