—Enhorabuena por la labor de la entidad y su crecimiento. ¿Cuántos usuarios y socios tiene la entidad actualmente?
—Muchas gracias. Actualmente hay alrededor de 140 familias asociadas, pero nosotros atendemos a 170 usuarios porque dentro de una misma familia hay más de un miembro diagnosticado. La franja de edad que atendemos es la comprendida entre el final de la infancia, y principio de la adolescencia, y el inicio de la adultez: entre los 12 y 25 años. Pero estos usuarios se irán haciendo mayores y, además, cada vez nos están llegando más personas adultas que están buscando un diagnóstico y nos piden ayuda.
—De estos usuarios, ¿qué porcentaje corresponde al género masculino y al femenino?
—En la asociación tenemos una cuarta parte que son mujeres y el resto son hombres. Hay un sesgo de género en la detección del autismo y esto ralentiza el diagnóstico en las mujeres porque, al tener mejores habilidades sociales, siempre han sabido camuflarse mejor. A ellas se les da mejor hacerse pasar por neurotípicas y pasar desapercibidas. Además, las pruebas de evaluación del autismo tiene un sesgo hacia el género masculino porque la validación está basada en las características de los varones y no tiene muy en cuenta las características de las mujeres y, por eso, están infradiagnosticadas. Sabemos que hay muchas sin diagnosticar tanto en la edad adulta como en la infancia.
—¿Qué recursos y servicios ofrece la asociación?
—Nuestro equipo técnico esta formado actualmente por cinco psicólogas especializadas en autismo. Realizamos una atención integral, aunque hay psicólogas más orientadas a trabajar con las personas adultas y otra parte del equipo enfocada en usuarios infantiles. No obstante, la mayor parte del tiempo lo dedicamos a la intervención individual. También tenemos diferentes grupos de la entidad: desde grupos de habilidades sociales hasta grupos de familias. Con todos ellos hacemos actividades de ocio que, especialmente, se llevan a cabo los sábados por la mañana. Vamos al cine, al spa y realizamos actividades culturales, intentamos cubrir sus necesidades con estas actividades.
—¿Se han impulsado proyectos nuevos?
—El año pasado empezamos un proyecto orientado a las personas mayores de 16 años y, en esta iniciativa, se ha puesto en marcha un servicio de diagnóstico que está arrancando para apoyar y compensar la saturación de la Unidad de Salud Mental. La demanda es tan alta que tenemos que ofrecer un servicio de diagnóstico para cubrir las necesidades de los usuarios adultos, aunque todavía no es una realidad. También queremos desarrollar iniciativas para favorecer la inserción laboral de este colectivo y, además, poner en marcha un programa de gestión administrativa. Por otra parte, estamos intentando ofrecer más recursos a las personas adultas que lo requieran, ya que los usuarios infantiles tienen las necesidades más cubiertas en Ibiza. Los adultos están más abandonados y les surgen problemas vitales como la falta de trabajo, el aislamiento y problemas de salud mental. Además, la esperanza de vida de una persona con TEA es 10 años menor que la de la población general.
—¿Cómo es la coordinación de la entidad con la Unidad de Salud Mental?
—Es muy buena. Estamos en contacto diariamente con la persona de referencia que es la psiquiatra Magdalena Valverde, también con los especialistas de Eadisoc, que es un recurso que sirve de puente con el sistema educativo que, junto a la asociación, creamos como una red de apoyo a los usuarios con TEA.
—¿Faltan muchos recursos médicos en Ibiza para cubrir la demanda de usuarios?
—Sí porque cada vez hay más personas diagnosticadas que necesitan un seguimiento continuado. Las familias, por ejemplo, sienten mucha indefensión cuando ven que su cita ha tenido que ser cancelada y contactan con nosotros para que podamos mediar y, así, conseguirles una nueva cita. Es muy frustrante que las personas adultas tengan sólo una consulta a la semana porque todos los niños que van siendo diagnosticados cumplirán 18 años y este servicio es insuficiente. Habría que ampliar estas consultas y reforzar el servicio de atención Infanto- juvenil.
—¿Cómo ha sido la evolución de la entidad desde su fundación?
—Llevamos 10 años. Fueron tan sólo ocho familias las que arrancaron con clases de robótica y poco a poco los números fueron creciendo con más usuarios y actividades. Al principio éramos dos técnicos y ahora somos cinco, pero esperamos que pronto podamos ser siete. Además, en los últimos dos años la asociación se ha duplicado, pasando de 70 a 140 socios. Ahora estamos pendientes de la cartera de servicios aprobada por el Consell d'Eivissa que, espero, nos permita concertar un servicio de atención integral destinado a personas de entre seis y 16 años con discapacidad. Estamos en proceso y este servicio nos dará una base segura para seguir creciendo. También estamos buscando un local más grande para mudarnos porque necesitamos dar un salto y tener una sede con más espacio para dar respuesta a todas las demandas.
—¿En qué punto está la asistencia en Formentera?
—Queremos desarrollar allí un proyecto y nos hemos reunido con la consellera de Bienestar Social para ir una vez al mes y atender a los usuarios de forma individual. También queremos poner en marcha reuniones familiares mensuales y, con el tiempo, ampliar estas atenciones.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.