Taxistas de Ibiza aprenden a gestionar los riesgos tras un accidente

Entre otras cosas, ha detallado Torres, los participantes aprenden a «sacar a una persona del vehículo, tratar diferentes situaciones como que haya líquidos o combustibles en el asfalto o desconectar las baterías de los vehículos accidentados para que no haya riesgo de incendio». «Es una cuestión muy importante», ha insistido el conseller, «ya que estamos hablando de conductores profesionales que han tocado este tipo de temas pero quizás no hayan profundizado tanto como en esta formación».

José Manuel Maroto, técnico en emergencias sanitarias e instructor de la empresa Emergency Staff, ha recalcado que «lo más importante que hemos querido transmitir es que sean conscientes de lo que tienen entre manos, que es un vehículo de unos 1.000 kilos de peso y de gran velocidad y que, si no se utilizan las medidas de seguridad establecidas en el vehículo, si no se coloca adecuadamente el cinturón de seguridad y si no se tiene una postura adecuada a la hora de sentarse las patologías que pueden ocurrir a raíz de un accidente se agravan de forma considerable».

A lo largo del curso, los taxistas han podido visualizar un buen número de imágenes «para lograr esa concienciación» y, una vez logrado el objetivo, los formadores se han centrado en enseñarles cómo actuar en caso de encontrarse un accidente, principalmente «cómo proteger la zona, cómo alertar a los servicios de emergencias una vez protegida la zona, cómo dar los datos de localización correctamente y, sobre todo, nunca abandonar la escena», ha subrayado el técnico en emergencias. Finalmente, los taxistas han recibido unas mínimas nociones de asistencia a los accidentados.

En cuanto a las cosas del día a día del taxi que más ha sorprendido a los participantes en este curso de gestión en caso de accidente, Maroto ha apuntado a los factores de riesgo con los que conviven sin ni siquiera darse cuenta. «Todos hemos visto en los taxis, frente al asiento del copiloto, la chapa metálica con el número de licencia», ha relatado, «pues bien, esa chapa en caso de que salte el airbag es un proyectil. Es una cosa tan simple que ellos ahora se han dado cuenta de que hay que cambiarla».

Otro aspecto que ha llamado la atención y que desconocían los alumnos de este curso es que en los coches descapotables, en caso de que giren 30 grados, «las barras antivuelco saltan como un airbag y, si te pillan en medio, son letales».

Carin Guasch, taxista que lleva ocho temporadas al volante, ha asegurado que el curso «es muy útil» y que habría que enseñar este tipo de cosas en las escuelas «para que los niños lo aprendan ya desde pequeños».

El conseller insular de Transportes ha recordado que, años atrás, ya se hicieron formaciones abiertas y gratuitas para conductores de autobuses y taxistas «concretamente en materia de uso de desfibriladores y primeros auxilios en caso de accidentes». También ha destacado que el año pasado, antes del inicio de la temporada turística, se realizó un curso para conductores de autobús de control de personas agresivas «que dio muy buenos resultados y algún conductor nos ha contado que gracias a este curso ha conseguido gestionar una situación que se estaba convirtiendo en complicada».

Un curso que, dado su éxito, se volverá a repetir a mediados del mes de marzo, y en esta ocasión podrán asistir conductores de autobuses que no fueron al anterior y taxistas.