Además del seguro de responsabilidad civil, en unos meses estos profesionales contarán con un seguro de caución. «Llevamos muchos años detrás de esto y desde hace cuatro se ha puesto la maquinaria administrativa en marcha viendo este tipo de noticias», declaró el delegado. En concreto, Fernández de Bobadilla se refirió a la detención en Ibiza de un joven italiano, acusado de cometer presuntamente hasta cinco estafas inmobiliarias en la isla.
Con el seguro de caución, si algún agente realiza una mala praxis, la víctima estará «casi totalmente protegida».
El delegado avanzó que, desde ahora, cualquier cliente podrá comprobar si el agente inmobiliario con el que trabaja está registrado o tendrá que «atenerse a las consecuencias si uno trabaja con piratas».
Según el experto, hasta este momento no podía hablarse de intrusismo en el sector -sí de competencia desleal- puesto que la de agente inmobiliario no era una profesión regulada en la Comunidad balear, aunque sí en otras regiones del país. «No había hasta ahora un registro de quienes cumplían y la profesión estaba liberada, con lo cual cualquiera podía montar una inmobiliaria, sin conocimientos, y sin dar ningún tipo de garantía a los clientes», explicó Fernández de Bobadilla.
«Nicho de mercado brutal»
Hasta ahora, los estafadores tenían en las islas un «nicho de mercado brutal» para cometer los delitos, más con lo tensionado que está en Ibiza y Formentera el tema de la vivienda, apostilló el delegado, quien advirtió de que los estafadores «hacen una oferta un poco más baja y la gente pica».
Precisamente, este era el modus operandi del falso agente inmobiliario detenido en Ibiza. Este estafador hacía creer a las víctimas que contaba con una oficina en Vila, aunque ésta siempre se encontraba cerrada al público. El falso agente publicaba en portales inmobiliarios anuncios de venta de viviendas a precios muy atractivos, por debajo de otros, pero con importes que no hacían sospechar la ilegalidad. Incluso, este hombre podía mostrar con facilidad los inmuebles al ser el propio inquilino de los mismos. Después, concertaba visitas con las víctimas y les solicitaba el ingreso de una cantidad de dinero para la reserva y formalización de un contrato de arras, normalmente 5.000 euros. En total, habría podido estafar unos 58.000 euros.
Desde el colegio balear puntualizaron que posiblemente siempre haya estafadores en el sector, pero desde ahora será más fácil detectar prácticas que puedan resultar perjudiciales para los clientes.
«En las compraventas siempre ha habido estafas y el ciudadano hasta ahora se encontraba indefenso y solo podía acudir a un juzgado. El estafador podía irse después al extranjero o se declaraba insolvente, con lo que la víctima ya está perdida», explicaron desde API.
En los alquileres, principalmente cuando llega la temporada, son también habituales las estafas a posibles inquilinos, solicitándoles por adelantado pequeñas cantidades para reservar una vivienda o una habitación que nunca podrán llegar a disfrutar. «Los alquileres van a una velocidad mucho más rápida y no son lo mismo que una compraventa, que tienes que preparar la financiación y acabar acudiendo a una notaría», aseguraron también desde el colegio balear.
Fernández de Bobadilla afirmó además que, para ser miembro de la asociación, piden a los agentes un certificado de antecedentes penales. Si el profesional cuenta con alguno, ya no podrá ser parte de este colectivo.
«Un inmueble, tal como están ahora los precios, si lo pones un 20% más barato, lo puedes vender no ocho, sino 88 veces», concluyó.
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