Residente en Ibiza desde hace dos décadas, hace 16 años que se le diagnosticó el virus. Según destaca, actualmente es «VIH indetectable», lo que significa que, gracias a la medicación, ha logrado evitar la replicación del virus, reduciéndose su cantidad en sangre hasta niveles que no pueden ser detectados mediante análisis convencionales. Al mismo tiempo, bajan también las posibilidades de contagiarlo.
A Cleo se lo transmitió su pareja, quien «por temor» nunca se quiso realizar las pruebas hasta que no tuvo más remedio. Ella no conoció que era portadora del VIH hasta que se quedó embarazada. Cleo recuerda cómo tuvieron que pasar tres años desde la primera prueba que le hicieron a su pareja hasta que a ella le comunicaron que era seropositiva.
«Fue un shock, sobre todo por mi madre. Cuando me dijeron que era seropositiva, yo sabía de lo que me estaban hablando, pero mi madre no. Incluso, creyó que significaba que yo era donante universal de sangre. Le dijeron que tenía el sida y solo le pude pedir perdón. Mi familia es bastante creyente, muy religiosa, y ellos pensaban que Dios me había castigado por no haber llegado virgen al matrimonio, pero a mí solo me preocupaba no contagiar a mi hijo», relata. Finalmente, Cleo no se lo transmitió a su pequeño.
En el ámbito laboral, asegura que nunca ha sentido rechazo, aunque sí ha vivido algunas situaciones particulares, como cuando en un chequeo rutinario una doctora le preguntó cómo llevaba el tema de las drogas «porque tienes sida». Ella le aclaró que, una cosa es tener el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (sida) y otra, VIH. «Me sorprendió que una profesional me dijera esto», reconoce.
Cleo sí ha escuchado a compañeros de trabajo realizar comentarios desafortunados como «cuidado, que tiene sida y te lo puede pegar», refiriéndose a otras personas con el virus. «Nunca tuve miedo. Solo de contagiárselo a mi hijo», insiste.
Sobre el momento actual, lamenta que «todavía existe un gran estigma social» al respecto. También considera que sigue habiendo mucha desinformación. En este sentido, recuerda cómo, en alguna cita, se ha besado con un hombre y éste, al día siguiente, le ha dicho que se iba a hacer las pruebas por temor a haberse contagiado. «Mi familia desinfectaba cuando yo me iba de la casa», rememora también.
Alerta además sobre la actitud de los más jóvenes que, en muchas ocasiones, no adoptan ninguna medida de protección y siguen haciendo bromas de mal gusto respecto a personas seropositivas.
Asociación ALAS
Según responsables de ALAS Ibiza, el Covid y la PrEP (profilaxis prexposición) son factores que han contribuido en los últimos tiempos a un descenso generalizado en el número de contagios.
«Para mí, los casos diagnosticados siempre digo que son muchos porque estamos hablando de algo que se puede prevenir. La infección por VIH se puede prevenir y hay un montón de métodos. Además, muchas transmisiones se producirán porque las personas no saben que viven con el virus», destacan desde Alas.
El estigma social que deben soportar los portadores del virus es una de las preocupaciones en ALAS Ibiza, principalmente porque va en aumento, según la percepción de los especialistas.
«El avance biomédico de los últimos años no ha ido a la par del avance social. Hablas de VIH en el día a día y la gente sigue atada a unas creencias sobre el tipo de persona a la que le pasa esto y el por qué», insisten.
Desde ALAS reiteran también que, en el ámbito laboral, la percepción actual es que las reticencias a la hora de trabajar con un afectado van en aumento: «Algunos usuarios nos comentan que, cuando quieren hacer la temporada de invierno en estaciones de esquí, por ejemplo, se encuentran con numerosas trabas una vez se han sometido a un chequeo médico».
La entidad explica que, en la actualidad y tomando la medicación adecuada, cualquier persona portadora del virus puede disfrutar de una vida plena y absolutamente normalizada.
«Ahora que se habla tanto de Qatar por el Mundial, alguien que haya querido viajar allí por ocio o trabajo y sea portador, directamente no podrá entrar en el país. Hay muchísimos países que no permiten la entrada. Se habla tanto de los Derechos Humanos que se quiebran en Qatar y, al final, vivir con VIH es uno más», concluyen.
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