Mientras las grandes franquicias de Bartomeu Rosselló registran una gran afluencia de público en busca de rebajas y ofertas el pequeño comercio intenta resistir como puede
Imágenes del Black Friday este viernes por la mañana en Ibiza. | Manu Gon
Centenares de personas se han lanzado este viernes por la mañana a las calles más céntricas de la ciudad de Ibiza sin importar que fuera una jornada laborable para disfrutar de los descuentos puestos en marcha por distintas tiendas y establecimientos con motivo del Black Friday 2022.
Una costumbre norteamericana que se celebra el viernes después del día de Acción de Gracias que tiene lugar el cuarto jueves de noviembre y que visto lo visto durante los últimos años ya está totalmente asentada en la sociedad española e ibicenca. No en vano, no hay prácticamente ningún comercio que no se atreva a colgar en su escaparate el cartel con descuentos que rondan entre el 20% y el 70%, prolongando incluso sus ofertas durante varios días.
Sin embargo, la ciudad de Ibiza ofrece dos panoramas completamente distintos. Por un lado está el pequeño comercio que intenta sobrevivir como puede y que apenas ve como le entra algún cliente suelto y por el otro las grandes marcas o franquicias de la calle Bartomeu Rosselló, abarrotadas, con grandes colas para pagar y con trabajadores que no dan abasto para reponer todo el material que el público se lleva o revuelve. «Es cierto que se ha hecho una campaña para apostar por el comercio de proximidad pero a la hora de la verdad es muy difícil competir con los precios que ofrecen firmas como Zara, Stradivarius o Springfield donde te puedes llevar cuatro prendas por una de las otras tiendas», ha asegurado a Periódico de Ibiza y Formentera la joven Maika, resumiendo a la perfección este contraste.
Lo cierto es que durante toda la mañana esta avenida de Vila y sus alrededores ha sido un ir y venir de personas de todas las edades cargados con bolsas de color marrón claro rotuladas con el nombre de la marca en cuestión. Una de las más que mayor afluencia de público ha registrado ha sido Zara en parte gracias a jóvenes como Martina. «Llevaba varios días esperando que llegara el Black Friday porque le había echado un ojo a un abrigo que me gustaba mucho y quiero comprármelo aprovechando los descuentos de hasta el 40% y ya de paso seguro que cae algo más». O a Miquel, Pau o Raimon, tres estudiantes. «Nos parece una muy buena iniciativa para que chicos como nosotros que no tenemos mucho dinero y que tenemos que vivir con nuestros padres podamos comprar ropa y zapatillas nuevas y de paso renovar nuestro armario ahora que llega el invierno».
Sin embargo también hay quien, como Rosalina, tiene la mente más tranquila y decide tomarse las cosas con más calma. «He bajado con mi marido aprovechando que estamos los dos jubilados pero ya le he dicho que no se puede comprar a la carrera lo primero que vea sino que hay que mirar mucho y tener cuidado porque seguro que en algunas tiendas han subido previamente los precios para que el descuento no sea tal».
Mientras, a escasos metros de la calle Bartomeu Rosselló, en el Paseo Vara de Rey el ajetreo y la marabunta de gente rebuscando entre las perchas y los montones de ropa da paso a la tranquilidad, con algunos dependientes aburridos viendo como pasa el tiempo lentamente.
Aquí los valientes que se mantienen abiertos una vez que termina la temporada de verano también ofrecen ofertas que llegan en algunos casos hasta el 70% pero son conscientes de que tienen muy difícil competir contra los grandes gigantes. Además, el tener a escasos metros tantos locales cerrados o con carteles de se vende o se alquila tampoco ayuda en absoluto. «A todos nos gustan los descuentos y siempre es una buena oportunidad para atraer público, pero sabemos que nuestro público objetivo es otro completamente distinto al que acude a las grandes franquicias y por eso intentamos cuidarlo y ofrecerle otros productos, más artesanales y originales», ha resumido en este sentido Catina, encargada de la tienda de la firma de moda BSF.
Una opinión que comparten otros comercios cercanos situados enfrente. Casi pared con pared, encontramos tres tiendas abiertas casi seguidas, con poca gente pero selecta y con ganas de comprar. «Hemos arrancado hoy viernes con las rebajas y de momento el público está respondiendo porque son clientes que nos conocen y que ya vienen buscando algo distinto a lo que puedes comprar en internet o en otras grandes marcas donde todo es casi igual», ha asegurado Eve de Yonkie Corner.
Un optimismo que también comparte Pepi desde la zapatería Angel's Shop. «Nosotros solo tenemos descuentos del 10% pero también nos va muy bien como hemos comprobado otros años, teniendo incluso que contratar más gente para esta campaña, y porque nos supone un importante empujón económico después de un mes en el que la cosa ha estado un poco parada».
Compras más selectivas
A pesar de todo la situación económica también parece que se nota este año. Según la OCU, un 25% de los consumidores retrasará o pospondrá algunas de sus compras por culpa de una economía familiar que se ha visto resentida y aunque para muchos el Black Friday sigue siendo el comienzo de la campaña de Navidad hay quien ha preferido contenerse.
Es el caso por ejemplo de Diana y Laura. «El año pasado compramos bastantes cosas para nuestros hermanos o parejas pero ahora nuestra situación laboral y personal ha cambiado y como la vida ha subido y los precios también hemos decidido que todo sea mucho más selectivo y en lo que en 2021 fueron cuatro prendas esta vez solo será una».
Lo mismo que Rubén y Julieta, recién casados y con la pequeña Flor de apenas unos meses. «Tenemos que hacer frente a muchos gastos, entre ellos el alquiler del piso en que estamos, y por eso aunque hemos bajado a pasear por la mañana para ver que nos encontramos creo que solo compraremos lo que realmente sea necesario y si cae algún capricho lo hará por internet que todo es mucho más cómodo y fácil».
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