Hace cosa de un mes que Cati Costa fue designada oficialmente como jueza de paz suplente del municipio de Sant Antoni, la primera mujer en la historia en acceder a ese cargo, y por cuestiones de salud del juez titular ha aterrizado de golpe en el cargo. Y pese al desconocimiento de las funciones que conlleva el cargo se ha puesto manos a la obra para poder cumplir con su obligación con las máximas garantías.
Pero no es la primera vez que Costa abre las puertas a las mujeres en algún cargo que históricamente ha estado ocupado por hombres. También fue la primera concejal que hubo en democracia en el equipo de Gobierno de Sant Antoni. «Según tengo entendido soy la primera jueza de paz suplente que ha tenido el municipio, y fui la primera mujer en formar parte del equipo de gobierno del Consistorio. Para mí fue un orgullo y algo muy importante que una payesa de Corona llegara al Ayuntamiento», reconoce.
Ahora que el feminismo en boca de todos los políticos, Cati Costa recuerda cómo poco a poco fue abriéndose huecos en espacios que estaban copados por los hombres y lo que es para ella este concepto. «El feminismo lo llevo practicando desde que nací. Ya era rebelde de pequeña, según me comentaban mis padres, y de joven también era bastante inconformista», señala. «De hecho, cuando estudiaba el bachillerato hubo algún profesor que me dijo que era una rompemoldes».
Y es que, desde su punto de vista, «el feminismo se practica, no se grita. A mí las mujeres que me representan son políticas como Isabel Díaz Ayuso, juezas, Guardias Civiles, doctoras, barrenderas, mujeres que hacen las cosas con dignidad, que están en sus casas sin trabajar pero que cuidan de sus cosas, mujeres que deciden estar solas y al mismo tiempo ser madres... todas estas mujeres me representan», enumera.
Algo con lo que no comulga es que, por el mero hecho de ser de distinto género, tener más derechos que los hombres. «El hecho de ser mujer no me da ni más ni menos privilegios. Somos lo mismo. Lo que no es justo es que por el hecho de ser mujer, y por gritar, y por decir que un hombre te ha hecho daño hoy en día, según están las leyes, se da por bueno. Es algo que llevo muy mal porque la Justicia no trata de la misma manera a mujeres y hombres».
Cati Costa ha sido maestra, política, delegada insular de la Conselleria de Educación, ha formado parte del consejo asesor de IB3, ha estado al frente de diferentes asociaciones y continúa con ganas de hacer cosas. Reconoce que «la vida no es fácil para nadie, pero sobre todo para alguien que se ha criado en el campo, y estoy muy orgullosa de ser payesa. Tuve que abrirme camino con ayuda de mi familia y la vida me ha enseñado muchas cosas. Lo que tenía claro desde joven es que no quería llegar a mi edad y que me quedaran ‘si hubieses'. Y no ha sido nada fácil conseguirlos porque la época en la que empecé a hacer cosas era complicada tanto para hombres como para mujeres. Pero los hombre que tuve a mi alrededor siempre me facilitaron esta labor y nunca me sentí distinta, ni que me trataran de forma diferente, ni cobrando menos...».
Quizás una de las únicas cosas que cree que le ha quedado en la columna de estos ‘y si hubiese' «es no haber podido erradicar de la faz de la tierra la palabra cáncer. Este ha sido uno de los años más duros de mi vida y las pequeñas cosas han sido y siguen siendo lo que me da fuerza para seguir adelante. El hecho de que me nombraran jueza de paz sustituta es una de estas cosas que me hacen decir ‘caramba, aún puedo seguir haciendo cosas por mi pueblo'», concluye Costa.
2 comentarios
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Un/a juez/a de paz no imparte justicia, para ejercer como tal en este país no es necesario tener ninguna titulación ni formación en derecho ni similar. Efectivamente si su referente es Díaz Ayuso ya nos podemos hacer una idea del perfil de esta señora.
Muy bien….pero si a la única persona que cita por su nombre como referente es Isabel Díaz Ayuso, mal anda el carro. Que Dios ampare a sus justiciables.