Analistas clínicos, médicos y patólogos recorren las modernas e innovadoras instalaciones del laboratorio del Hospital Can Misses mientras el facultativo Carlos Rodríguez espera a Periódico de Ibiza y Formentera realizando trabajos de microscopio en el laboratorio. Un amplio servicio de diagnóstico que, desde hace año y medio, cuenta con este facultativo que obtuvo cum laude en la presentación de su tesis doctoral en el Hospital General Universitario Santa Lucía de Cartagena, centro sanitario donde Carlos hizo la residencia en Análisis Clínicos.
Su investigación, que lleva por título Evaluación del biomarcador Pancreatic Stone Protein como predictor de gravedad en la pancreatitis aguda, le ha valido un reconocimiento académico en el campo de la pancreatitis aguda. «El objetivo era evaluar si el biomarcador PSP ayuda a predecir esta enfermedad que, en algunos casos, puede llegar a ser mortal», explica este profesional en el despacho mientras recordaba el enorme trabajo realizado para esta tesis.
Desde 2016
Sin ir más lejos, señala que llevaba desde 2016 con esta investigación científica. «Empecé este estudio mientras me formaba como especialista en Cartagena. Los primeros años trabajé en colaboración con el Servicio de Digestivo del Hospital, pero cuando llegué a Ibiza lo tuve que hacer a distancia», explica.
Una labor que Carlos intentó compaginar lo mejor posible, pese al volumen de trabajo del laboratorio clínico de Can Misses. «Cada día llegan aquí 500 o 600 muestras de sangre. La carga de trabajo es grande», puntualiza. En este sentido, afirma que este espacio no tiene nada que «envidiar» a los laboratorios que están en los hospitales de las grandes ciudades.
Y él bien lo sabe, puesto que estuvo un año trabajando en el laboratorio de bioquímica y patología molecular del Hospital Clínico Universitario de Valencia. «Estoy muy feliz aquí. Ojalá pueda quedarme muchos años», subraya este ciudadrealeño de 31 años que, sin duda, es muy consciente del sacrificio realizado durante estos años. No obstante, también reconoce que sin el apoyo de su familia jamás hubiese podido llevar a cabo esta ardua investigación. Cabe recordar que la pancreatitis aguda (PA) es una enfermedad caracterizada por la inflamación de la glándula pancreática. «Se trata de uno de los desórdenes gastrointestinales más importantes del mundo», puntualiza Carlos. En esta línea, explica que las principales causas de pancreatitis son el consumo excesivo de alcohol y los cálculos biliares.
«Esto provoca una reacción inflamatoria local con un amplio rango de presentaciones clínicas: desde ataques leves, limitados y sin complicaciones, hasta ataques graves con complicaciones sistémicas», señala.
En este sentido, según Carlos, llevan más de 50 años buscando una escala o biomarcador que ayude a predecir la evolución en estos pacientes y detectar precozmente los casos más graves. Con esta premisa, este facultativo comenzó su estudio en 2016. «Me enfoqué en la proteína Pancreatic Stone Protein (PSP), puesto que es una proteína que es sintetizada por el propio páncreas y actúa como un reactante de fase aguda.
«Hasta el momento, se la considera un biomarcador emergente en procesos infecciosos e inflamatorios, por lo que podría ser una herramienta útil en el manejo de las PA», puntualiza con satisfacción.
Evaluación de pacientes
Para llevar a cabo esta investigación, este facultativo tuvo que evaluar a más de 250 pacientes para que el estudio fuera efectivo. «La mediana de edad fue de 68,6 años y el 51,9 % eran hombres. Durante el ingreso hospitalario, el 24,6 % de los pacientes sufrieron fallo orgánico. Un 72,8 % de las pancreatitis fueron clasificadas como leves, 14,9 % moderadas, 9,0 % graves y 3,4 % críticas. Finalmente, el 14,9 % de los pacientes requirieron ingreso en UCI y la mortalidad hospitalaria fue del 4,1 %», desengrana Carlos.
Gracias a esta evaluación, Carlos Rodríguez pudo concluir que la necesidad de biomarcadores o escalas que ayuden a los clínicos a evaluar el pronóstico de las pancreatitis es innegable. «El biomarcador PSP mejora a los biomarcadores clásicos y aporta información complementaria a las escalas de uso habitual, por lo que puede ser de gran utilidad en la valoración de las PA», explica.
Además, señala que su combinación con la urea, sustancia que se forma en el organismo durante el procesamiento de las proteínas, puede ser una herramienta sencilla y objetiva para seleccionar a los pacientes que presentan mayor riesgo de sufrir un curso grave de la enfermedad.
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