Entre los productos del mercado que más brillan estos días en sus estantes se encuentra la fruta de temporada. Cerezas, nísperos, melocotones, nectarinas o albaricoques son algunas de las frutas, todas de cultivo ibicenco, más populares en esta época del año. Vicent Ferrer, en el puesto de frutas Palau, señalaba este viernes a Periódico de Ibiza y Formentera que también el paraguayo es una de las frutas de temporada que más éxito tienen. «Es como un melocotón, pero aplastado», describe Ferrer que, además, al igual que pasa con el melocotón y la nectarina, «hay unos que tienen este pelo y otros que no, también está la platerina, que es un paraguayo pero sin pelo».
Variedades
Pepita Palau, matriarca del puesto, apuntaba que hay distintas variedades prácticamente en cada una de las frutas que enumeraba su hijo. De esta manera señala el albaricoque blanco en contraposición al rojo. «Los dos están muy buenos para comer, pero para hacer cocas, el mejor es el rojo», explicaba este viernes con contundencia, «es que el blanco tiene mucha agua y se deshace», argumentaba. Del listado de frutas que recomendaban en Palau, aparte de la cereza, a 14 euros el kilo, los precios oscilan entre los 3,80 euros el kilo de melocotón de agua y los 5,65 del albaricoque rojo, el de las cocas.
Se trata de frutos que se han cultivado en Ibiza de manera tradicional, «nosotros en casa hemos tenido paraguayos desde siempre» tal como admitía Pepita. «Si te fijas, en casi todas las casas payesas hay, por lo menos, un árbol de níspero. Aparte de los almendros o los algarrobos que, por cierto, se están muriendo todos».
En esta línea, Vicent no perdía la ocasión para echar de menos un producto que este año se ausenta de los estantes de las fruterías: el higo chumbo, la figa de pic. Que este año se ha visto afectado por una plaga que ha menguado la ya de por sí limitada cosecha. «Se han quedado blancas y hemos tenido que cortarlas».
Aunque la veterana insiste en que «un buen plato de lentejas es lo mejor que puedes comer un día como hoy», Vicent se seca la frente nada más hacerse la idea y sugiere «un buen plato de crostes. Que hace mucho calor».
Las crostes son mendrugos de pan payés tostado. Un elemento con reminiscencias de tiempos de hambre en los que había que aprovechar hasta la última miga de pan y que hoy en día se sigue apreciando a la hora de acompañar, por ejemplo, ensaladas. Pepita Palau explica la sencilla receta tradicional: «Se mojan un poco las crostes y se le echa tomate rallado. Aceite, sal y listos». Sin embargo, María Romero, bolsa de crostes en la mano, se disponía a prepararlos para acompañar una sardinada esta misma noche del sábado con «peix sec, pimiento y cebolla tierna. Con las crostes un poco humedecidas. Así es como lo hago yo».
Romero lleva varias décadas en Ibiza. «Llegué de vacaciones desde Barcelona y aquí llevo más de treinta años», y admite su pasión por las crostes hasta el punto de reconocer que, «cuando voy a Barcelona siempre llevo unas bolsas para la familia».
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