Tras dos largos años, los españoles ya pueden acceder a los espacios interiores sin mascarilla. El Consejo de Ministros aprobó este martes el real decreto por el cual su uso en interiores dejaba de ser obligatorio, medida que, tras su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE), este miércoles se ha hecho efectiva.
La mascarilla pasa así a ser un elemento simbólico más, tras 700 días de uso obligatorio, de la pandemia que ha paralizado a todo el mundo.
Alta tasa de vacunación
A esta nueva medida la respaldan los bajos contagios y la alta tasa de vacunación. En Ibiza, la incidencia acumulada los últimos 14 días ha sido del 204,8 y el porcentaje de personas con la dosis completa en las Baleares es del 86,8%. Cifras muy similares a las del resto de España, donde el 85,2% de la población está vacunada completamente.
«Nos encontramos en un contexto epidemiológico favorable que posibilita la flexibilización del uso de la mascarilla, motivada por la altísima cobertura vacunal», señaló Carolina Darias, ministra de Sanidad, este mismo martes. Asimismo, Darias puntualizó que «la gravedad de la enfermedad ha descendido de manera importante como consecuencia, principalmente, del impacto positivo de las vacunas en nuestro país».
De esta manera, la vuelta progresiva a la normalidad parece ser cada vez más real en una nueva etapa en la que las mascarillas ya no serán las grandes protagonistas.
Desde este mismo miércoles se ha podido ver a mucha gente con y sin mascarillas paseando por las calles más céntricas de Ibiza. Para algunos de ellos, esta nueva normativa ha sido muy celebrada y esperada. «Me alegro de que ya no sean obligatorias, sobre todo ahora que se acerca el verano y trabajar con ellas, en muchos casos, es un suplicio», explica Noelia a Periódico de Ibiza y Formentera .
Para otros, en cambio, consideran este avance hacia la nueva normalidad como algo apresurado. «Hemos vivido con mascarillas toda nuestra vida y sabemos lo que esto protege. Hasta que el virus no desaparezca del todo, que no lo ha hecho, habría que tener prudencia», cuenta Tomas, un sanitario murciano que disfruta de unos días de vacaciones en la isla. «A la sociedad, y más a la de hoy, no le puedes decir que no hay que ponerse la mascarilla si cree que puede mantener la distancia, porque no hay responsabilidad», finaliza.
En la misma tónica se encuentran incluso los más jóvenes, que ven esta decisión con cierto desconocimiento. «No sé si la seguiré usando o no. Es algo tan nuevo que quiero ver cómo actúa la gente. Si la mayoría la lleva, yo también la llevaré para no llamar la atención. Si veo que se respetan distancias de seguridad, no», cuenta Lucas, un joven de 18 años.
Con algunas excepciones
La mascarilla se elimina por completo en interiores de muchos comercios, como restaurantes, bares, cines o museos, y pasará a ser «un elemento de uso responsable», como puntualizó Darias en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de este martes.
«En un bar todo el mundo está sin mascarillas, entran y automáticamente se la quitan. Era absurdo», explica Nunzio, trabajador del restaurante ‘Bella Napoli' en el centro de Ibiza.
En contraposición con la opinión de Nunzio todavía serán muchas las personas que la seguirán llevando a su puesto de trabajo, aún sin ser necesaria. «No me obligan a usarla en mi empresa pero en mi caso la seguiré llevando. Tengo familiares de riesgo en casa y estoy en un trabajo muy expuesto al público», cuenta Miguel Ángel, dependiente de una tienda.
Sin embargo, habrá espacios donde su uso siga siendo obligatorio. Principalmente, en centros sanitarios y sociosanitarios, incluyendo farmacias y residencias de ancianos, y en todo el transporte público, sin excepciones. «Personalmente no lo veo imprescindible en mi puesto de trabajo. Al final en el autobús, o cualquier medio de transporte, hay la misma aglomeración, o incluso menos, que en los bares o tiendas», denuncia Alberto, conductor de autobús.
En el caso de los colegios y centros educativos, donde su uso en el recreo ya no era necesario, tampoco será obligatorio utilizar la mascarilla dentro de las aulas, tanto para los alumnos como para el profesorado. No obstante, desde Sanidad vuelven a apelar al «uso responsable» en el caso de ser personas con factores de riesgo.
Asimismo, en el ámbito laboral, serán las mismas empresas quienes decidan la obligatoriedad o no dependiendo del tipo de trabajo. Según el Ministerio de Sanidad, las pautas que deberán valorar serán la separación entre empleados, la ventilación en las instalaciones y la existencia de trabajadores vulnerables.
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