Isabel López tiene 62 años y desde hace más de dos décadas es conductora de autobús, la primera que hubo en Ibiza. Empezó un poco por casualidad cuando tomaba café con un conocido, anterior encargado de la empresa Voramar El Gaucho: «Estábamos tomando algo y justo llegó un autobús del que se bajó un conductor a quien sólo le quedaban doce días para la jubilación. El encargado me dijo que si era yo capaz de sacarme el carnet, el bus era mío. Yo le contesté que, aunque me lo sacara, me iban a decir que no por el hecho de ser mujer, pero él me animó. Me saqué el carnet y me fui a la oficina». «Creo que debieron hacer quinielas a ver cuánto tiempo iba a aguantar», continúa.

Para sus actuales compañeras de trabajo, conocer su testimonio es una especie de homenaje a Isabel, conscientes de las dificultades que pudo sufrir, sobre todo en sus comienzos. Esta mujer llegó a escuchar cómo otro conductor decía en voz alta: «Si ahora las mujeres van a venir a quitarnos el trabajo». Las cosas han cambiado y «ahora somos un montón», añade.

Por contra, nunca ha tenido que escuchar críticas de sus compañeros o clientes sobre la manera de conducir del colectivo femenino. Muchos usuarios sí le han mostrado su sorpresa al verla a los mandos del autobús. Isabel recuerda cómo en una ocasión, y mientras estaba revisando el vehículo y retirando basura justo antes de un trayecto, una pareja trató de subir. La mujer, al verla, dijo en voz alta que debían esperar puesto que aún no había llegado el conductor.

«Nos han encasillado en unas labores y vernos en otras, choca mucho. Donde yo crecí, ya había una señora que conducía un camión con tanques enormes de leche de hasta 40 litros. Yo la veía cada día cuando iba al colegio y no me parecía raro. Nunca he entendido esto de hacer diferencias entre mujeres y hombres», explica Isabel.

También asegura que «algunas señoras me felicitan por hacer algo que ellas creen que nunca podrían. Se sienten orgullosas».

OLGA CARDONA

Abogada y profesora. La abogada Olga Cardona afirma que en el desempeño de su labor no ve diferencias con sus compañeros hombres. A nivel personal, sí que ha recibido comentarios sobre por qué no tiene hijos o no está casada. Foto: D. ESPINOSA

La ibicenca Olga Cardona, abogada y profesora de Derecho Civil y Mercantil de la UIB, ingresó en 2017 en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de Baleares como Académica de Número. Es su miembro más joven y una de las tres únicas mujeres que forman parte de esta entidad, dedicada a estudios sobre Derecho privado y público.

La letrada asegura que en las clases que imparte ha podido comprobar cómo ahora hay más mujeres que hombres. Al desempeñar su labor, reconoce no ver diferencias profesionales con sus colegas masculinos.

«Cuando un cliente acude al despacho de un abogado, se supone que la persona tiene cierta confianza con ese letrado. El cliente debe estar predispuesto a contarte sus problemas, sus miserias en algunas ocasiones. Así, el elemento primordial es la confianza. Por lo tanto, das por hecho que no te discrimina por ser mujer ni tiene prejuicios», considera Cardona.

A nivel personal, sí ha sufrido los típicos comentarios cuestionando por qué no ha contraído matrimonio o ha tenido hijos: «Es una cosa habitual, pero no me sientan especialmente mal. No me preocupa ya que para mí no es un problema. Yo soy feliz, así que considero que a los demás no debe preocuparles. Pero sí, es algo muy arraigado porque, en relación a la mujer, existen más clichés. Siempre, con mi trabajo, me he sentido muy realizada y reconocida».

Sobre el 8M, cree que es positivo celebrar esta jornada «porque la mujer ha ido unos pasos por detrás». Al mismo tiempo, más que una fecha determinada, considera que hay que demostrar la valía de la mujer con el trabajo diario. «La mejor manera de que nos tomen en serio es con el ejemplo del día a día, trabajando de la manera más seria posible», afirma.

La letrada destaca que, en su campo, no conoce casos de colegas que, al formar una familia, hayan tenido que renunciar a su carrera, pero sí sabe de las dificultades de muchas abogadas a la hora de conciliar. Titulares de despachos, poco después de haber dado a luz, sí han tenido que incorporarse rápidamente a su trabajo puesto que «el cliente tampoco espera».

«No puedes parar en un momento dado y después seguir como en una excedencia. El cliente, lógicamente, se iría a otro lado y es muy difícil fidelizarlos. En ocasiones, no hay más remedio que incorporarse rápidamente al trabajo. Esto sí lo he visto», concluye.

NEUS COSTA

Porque el mundo ya no es sólo cosa de hombres
Veterinaria y ganadera. Neus Costa tiene 24 años, es veterinaria y trabaja en la granja familiar Es Fornàs, especializada en huevos camperos. «Hay que ser muy constante en este trabajo», afirma. Foto: M. SASTRE
Noticias relacionadas

El pasado mes de diciembre, en la presentación de la nueva Cooperativa de Ganaderos de Ibiza, la presencia de Neus Costa destacó entre sus compañeros.

Veterinaria de profesión y de 24 años, Costa se dedica además al campo de las razas autóctonas y desde hace dos años trabaja en la granja familiar de Es Fornàs, especializada en la producción de huevos camperos.

Según reconoce, el mundo de la ganadería puede estar más relacionado con los hombres «al poder ser un trabajo más pesado» a nivel físico, aunque cada vez hay más mujeres en el sector y en las últimas semanas otra ganadera ha entrado en la cooperativa.

«Creo que más que llamar la atención por el hecho de ser mujer, es por el trabajo en sí. Hay que trabajar cada día y con mucha constancia. Gente de mi edad no se decanta por estas salidas laborales», destaca Neus.

En su caso, nunca ha sufrido «por suerte» comentarios machistas o despectivos por parte de colegas o conocidos.

«Se sea hombre o mujer, que todos persigan aquello que les hace feliz, independientemente de los estereotipos», finaliza Neus.

MARÍA IRIARTE

Tatuadora. María Iriarte es tatuadora de profesión: «Es un mundo demasiado de hombres. Desde hace unos seis años es cuando estoy notando un incremento de las mujeres dedicadas al tatuje», afirma y añade que nunca se ha sentido discriminada por ser mujer. Foto: A. ESCANDÓN

Hasta hace unos años el colectivo de los tatuadores era mayoritariamente masculino. María Iriarte, desde su taller, explica cómo tan solo conoce a cuatro tatuadoras en la isla, aunque «perdí la cuenta de todos los hombres que hay».

Natural de Venezuela, lleva más de dos décadas en España y se instaló hace cuatro años en Ibiza junto a su pareja, tatuador de profesión.   

«Él me insistió para que tatuase y empecé hace tres años. Es un mundo demasiado de hombres. Desde hace unos seis años es cuando estoy viendo un incremento de las mujeres dedicadas al tatuaje», reconoce María, quien cursó estudios relacionados con las Bellas Artes antes de adentrarse en este mundo.

Según explica, muchos clientes prefieren ponerse en manos de una tatuadora «porque somos más delicadas».

«Si esto hubiera sido hace 10 años, seguramente me mirarían mal por ser tatuadora. Ahora, ya no. Nunca me he visto discriminada por ser mujer. Todo lo contrario y muchos buscan la experiencia de que les tatúe una mujer», asegura.

María anima a cualquier persona interesada en este mundo a formarse, independientemente de si se es hombre o mujer. Aconseja además «no tatuar a lo loco, como ha pasado durante el confinamiento, cuando empezaron muchos. Hay que tener conocimientos sobre los tipos de piel o zonas a tatuar y bases de dibujo. Yo les informo sobre aquello que se va a tatuar y qué va a pasar con el tiempo».

También reconoce que ni ella ni los clientes varones nunca se han sentido incómodos a la hora de plasmar un dibujo en zonas como ingles o glúteos. «Con el dolor que sienten, no piensan en otra cosa. Si duda, las mujeres aguantan mejor el dolor», comenta divertida.