Marta Torres Puyales, directora del aeropuerto de Ibiza. | Marcelo Sastre
La actual directora del aeropuerto de Ibiza, Marta Torres Puyales (Madrid, 1974) venía del aeropuerto de Granada. «Era una forma de trabajar diferente, allí la programación era más estable y aquí trabajamos más por temporada». Llegó a la isla en 2018 y le tocó gestionar la pandemia en una de las infraestructuras más sensibles.
—¿2022 será el año de la recuperación del tráfico?
—Nosotros en 2019 alcanzamos los 8,1 millones de viajeros, que fue nuestro año de mayor tráfico. Después en 2020 y 2021 sufrimos el impacto de la pandemia. El año pasado lo cerramos con 4,8 millones de pasajeros, un 60% de lo que teníamos antes de la pandemia. Un dato bastante bueno dentro de la evolución que han tenido los distintos aeropuertos españoles. Ahora en enero tuvimos nuevamente un poco bajón en el número de pasajeros debido a la ómicron, pero con la situación actual y las expectativas que hay para verano, tenemos previsto que este año se consolide la recuperación. El año pasado estuvimos en torno al 60 % de la actividad habitual, pero este año esperamos superar ese dato con creces, según los datos que ya tenemos de la previsión de la temporada estival. Estos datos nos están dando un crecimiento respecto a 2019 del 12% en asientos. Son 9,2 millones de asientos conforme a las programaciones de las compañías. Es verdad que todavía es muy provisional. No te sé decir a qué dato llegaremos, pero con las previsiones que tenemos de la programación de verano, que es el volumen importante de actividad, está en estos momentos por encima de lo programado en 2019, aunque haya variaciones seguirán siendo unas cifras bastante buenas.
—El Documento de Regulación Aeroportuaria 2022-2026 no prevé recuperar las cifras de 2019, ¿se mantiene esa previsión?
—El DORA se elaboró con los datos de previsión de hace un año, cuando la situación de la pandemia era otra y la incertidumbre era bastante. Todos los organismos internacionales: IATA, ACI, Eurocontrol… todos eran prudentes en esas previsiones. En ese contexto se elaboran esas previsiones. Ahora creo que la foto ha cambiado un poco. Creo que con los datos reales de programación de este verano, aunque sufran modificaciones, podemos considerar que alcanzaremos antes ese tráfico que tuvimos antes. El comportamiento de este verano será clave para tener esa línea más clara.
—¿Qué afecta más en la recuperación de la actividad, la situación económica de las aerolíneas o la confianza para viajar de los pasajeros?
—Ambos son aspectos relevantes. Es verdad que, a lo largo de esta pandemia, cada vez que hemos tenido apertura a la movilidad de los distintos países la gente ha mostrado interés por venir a Ibiza. Tanto a nivel de aeropuerto como de territorio hemos sabido dar esta confianza a la gente. Así que quizás le doy menos peso a los temores y más a la situación económica, no sólo de las compañías, también de los pasajeros. Al final habrá que ver como se recupera la economía. Las compañías aéreas están apostando fuerte por Ibiza. Quizás tienen dudas con otros tipos de vuelos a otros territorios y por eso los aeropuertos a destinos turísticos están siendo una apuesta. No se percibe esa debilidad económica, quizás porque estos años han recibido una serie de ayudas. Habrá que ver también cómo evoluciona su situación financiera.
—¿Se recuperan este año todas las rutas?
—En cuanto a las rutas principales, prácticamente todas. Los mercados más importantes, Reino Unido, Italia, Alemania, Holanda y otros que están creciendo como Francia, Suiza o Bélgica, vemos que se incrementa la oferta respecto al año pasado y se alcanzan niveles de lo que tuvimos en 2019.
—¿Y hay previsión de que se pongan en marcha nuevas rutas?
—Creemos que con Rumanía se va a iniciar alguna comunicación a través de Bucarest y estamos pendientes de ver si se confirma alguna ruta más con países nórdicos. Pero es un volumen pequeño. Creo que es más importante la foto de recuperación que estamos viendo en el tráfico con los mercados tradicionalmente más importantes.
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—En su momento se trabajó por parte de organismos turísticos baleares en la creación de una ruta directa con EEUU que tuviera conexión con Ibiza, ¿cómo está este tema?
—No sé si se han mantenido reuniones recientemente, pero es verdad que siempre se ha mostrado ese interés. Creo que es muy positivo que se impulse la visibilidad del destino Ibiza en Estados Unidos, que se hagan actuaciones para canalizar a este mercado. Es verdad que en largos recorridos a veces es complicado tener rutas directas. En España no hay muchos aeropuertos que tengan ruta directa con EEUU. Lo interesante quizás sea canalizar esta demanda a través de otros aeropuertos. Este año empieza la ruta con Palma de Mallorca y sería una oportunidad estupenda. La conectividad con Palma es muy buena y al final si lo que queremos es que llegue el mercado norteamericano esta es una vía tanto para nuevos viajeros como para aquellos que ya venían a través de Madrid o Barcelona. Eso no quita que se pueda seguir avanzando hacia una ruta directa, pero jugamos con las estrategias de las compañías aéreas y deben ver la viabilidad de que se sostenga esa ruta.
—El 11S supuso una serie de cambios en la seguridad aeroportuaria que se han mantenido, ¿cree que alguna de las medidas fijadas por la pandemia se mantendrá?
—Cada vez que sufrimos una gran crisis suelen quedar algunas circunstancias. Tendrán que ser los organismos internacionales los que lo determinen. Nosotros, por la parte que nos toca, seguiremos apostando por una desinfección exhaustiva o una mejora de la ventilación. Sin duda algo quedará.
—¿La mascarilla?
—El tema de la mascarilla nos determinarán las autoridades hasta cuando continuar, pero creo que a nivel de pasajeros ha cambiado un poco nuestra filosofía de tránsito. Buscaremos más la seguridad y ser más exquisitos en temas de limpieza y desinfección. Antes nos extrañábamos cuando íbamos a Asia y veíamos mascarillas, ellos es frecuente que se protejan de las enfermedades infecciosas. A lo mejor hay mucha gente que ahora sigue usando la mascarilla dentro del avión porque le da seguridad.
—¿Cuál fue el momento más complejo a la hora de gestionar el aeropuerto durante la pandemia?
—Creo que, como para todos, el momento más complicado fue el inicio. Todos pasamos en una semana de dudar sobre aquello que estaba pasando y preguntarnos si se tomaría alguna medida a que se declarase un estado de alarma. Quizás el reto más importante ha sido adaptarse a una incertidumbre constante y un cambio constante en la situación sanitaria, ligado tanto a la evolución de la pandemia como a los cambios en la normativa. Inicialmente tomamos una serie de medidas para dar confianza a los pasajeros, como la instalación de señalética, mensajes de megafonía, disponibilidad de gel hidroalcohólico, pantallas de separación para la atención al público, instalación de filtros de aire… fueron muchas medidas que implementamos en tiempo récord. Luego también fue compleja la instalación de controles sanitarios, que se mantienen en los vuelos del extranjero. En colaboración con Sanidad Exterior y el Govern balear pusimos en marcha protocolos para los que no contábamos con espacios. Nos adaptamos y habilitamos zonas y personal. Fue un reto, porque nos gusta tener una planificación de lo que va pasando y en este caso había que estar cada dos o tres meses revisando. El papel de todo el personal del aeropuerto y de las empresas que trabajan en el aeropuerto ha hecho que consigamos dar respuesta a las medidas y mantener el aeropuerto abierto como servicio esencial.
—Estos dos años se ha producido un notable incremento de los vuelos charter con jets privados, ¿fue complicado gestionar con ellos medidas sanitarias?
—Al principio, con el primer real decreto en el que se imponían restricciones a los vuelos, no se hablaba concretamente de los controles a la aviación privada. Las medidas se implantaron con base en la operativa de los vuelos regulares. Pero posteriormente se establecieron limitaciones a la hora de entrar en territorio balear y ahí sí se empezaron a establecer controles. En esa etapa sólo estaban permitidos vuelos de repatriación o de emergencia y había que justificar por qué se quería aterrizar en Ibiza. También cuando se solicitaban las PCR o los formularios de salud. En este aeropuerto se gestionan los vuelos privados en una terminal independiente y allí se replicaban los mismos procesos que en la terminal de vuelos regulares.
—¿A qué cree que se ha debido este incremento?
—El incremento de la llegada de vuelos se produce a raíz de que se van levantando las restricciones, especialmente en 2021 cuando alcanzamos un crecimiento en torno a un 30% respecto a 2019. Esto supongo que responde a que, viviendo todavía en pandemia con ciertos miedos y pensar que se asumían riesgos al volar en la aviación regular, el que podía permitirse esa forma de volar, sólo o con un grupo de gente y contratando un servicio charter de aviación ejecutiva, ha optado por ella.
—¿Se prevé que se mantenga este año o es algo puntual?
—Yo espero que se mantenga, no tanto por nuestra actividad sino porque esto significa que Ibiza se consolida como destino seguro.
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