La experiencia de la veteranía y la ilusión de la juventud se reencuentran cada día por el laberinto de puertas, pasillos, quirófanos y salas de espera del Hospital Can Misses. Dos caminos diferentes que se cruzan continuamente, marcando el inicio y el final de un recorrido «sufrido» pero «gratificante». Mientras que Paz Merino, la Jefa de Servicio de la UCI de Can Misses, colgará la bata este junio después de más de 45 años de profesión, la residente de Medicina Familiar y Comunitaria de segundo año Tania Pérez acaba prácticamente de iniciar su especialización. Ambas son el mejor ejemplo de lo que representa un día tan importante como hoy, el día de la mujer médica. Sin ir más lejos, fuentes del Área de Salud de Ibiza y Formentera afirman que de los 400 médicos que hay, 202 son mujeres. Esto supone el 50,5% del total.
En cuestión de segundos, la complicidad entre ambas mujeres se hace patente en una de las habitaciones del hospital, en la misma planta de la UCI. Aunque entre ellas hay casi una distancia de dos generaciones y decenas de experiencias, viven y sienten su profesión con la misma intensidad. «Siempre estoy pensando en nuevos proyectos a largo plazo. Se me pasan muchas ideas por la cabeza cada día, pero tengo que decirme a mí misma: no sigas Paz, que te jubilas dentro de poco», destaca la Jefa de UCI entre risas.
Mujer de retos
Paz siempre ha sido una mujer de retos y más retos, lo demostró hace más de 27 años cuando cambió el hospital de referencia en Alicante, donde trabajaba, por un centro cuya unidad de cuidados intensivos (UCI) tenía sólo cinco camas. «Venir aquí fue todo un desafío. Fue como comenzar de cero y resurgir de la nada», destaca Paz rememorando aquellos tiempos difíciles. La madrileña, que es una «pionera» en las jefaturas de intensivos, es jefa de esta unidad «prácticamente desde que desembarcó en la isla».
Todavía recuerda aquel primer momento en que se enfundó su uniforme de residente. «Éramos muy pocos alumnos porque la medicina intensiva era una especialidad médica muy joven y desconocida. Y fíjate ahora, he acabado inaugurando cinco unidades de UCI, dos en Alicante y tres en Ibiza», explica con orgullo.
Precariedad
Relata que Can Misses estaba en una situación bastante precaria. «No disponían de equipamiento médico y apenas había especialistas en medicina intensiva», subraya. Este desolador panorama la motivó aún más y, como es una mujer de retos, Paz señala que conseguir una plantilla competente de intensivistas se convirtió en su gran «obsesión».
Con mucho esfuerzo y trabajo, esta implacable jefa de la UCI, no sólo consiguió disponer de una gran plantilla, formada actualmente por 10 profesionales, sino que por el camino tuvo tiempo, junto a su «extraordinario equipo de especialistas», de cosechar varios reconocimientos médicos. Entre ellos, el premio Ramon Llull 2017 otorgado por el Govern balear a la Unidad de Seguridad del Paciente del Área de Salud o el galardón de la Fundación Amigos del Perro por el programa de visitas de perros a pacientes ingresados.
También tiene uno individual por su gran labor sanitaria durante la gestión de la pandemia, el premio 8 de Març, entregado por la Associació de Dones Progressistes d'Eivissa.
No obstante, se ruboriza ligeramente al hablar de este último galardón, prefiere colocar el foco de atención en su «gran equipo» de intensivistas. «Uno sólo no puede conseguir los reconocimientos, he tenido mucha respuesta por parte de los sanitarios durante estos 27 años. Yo sólo soy la cabeza visible», explica Paz mientras Tania la contemplaba arrobada, susurrando en tono jocoso «encima es humilde». Sin duda, ambas tienen un mismo lenguaje común más allá de la conversación espontánea del momento, se entienden y se admiran.
Tania, como tantas residentes, ve en ella un referente dentro del hospital y Paz, que ya tiene a sus espaldas una experiencia de más de 45 años, observa en ella una enérgica pasión por involucrarse desde el principio en todo lo que hace.
«Soy feliz»
Tania asiente. Esta joven valenciana explica que es muy «feliz» en Can Misses. «Al ser un hospital más pequeño, te dan más responsabilidades en cada área», afirma.
Comparte que esta situación le permite tener más autonomía en algunas de las especialidades como traumatología, pediatría o ginecología. Además, afirma que Atención Primaria en Can Misses es muy «potente», refiriéndose a la carga de trabajo que hay, puesto que es la puerta de entrada al sistema de salud. Es más, Tania considera que se debería hacer una reducción de cupos de esta especialidad, puesto que Atención primaria en Ibiza tiene el máximo cupo de España con 2.400 y la media está en 1600.
Esta residente, que tuvo sobre la mesa otras opciones para poder especializarse, entre ellas Alicante y el norte, apostó por Ibiza con los ojos cerrados. «Al principio estuve aquí cuatro meses de médico en Atención Primaria, pero sin especialidad. Recuerdo que me llamaron para incorporarme de una semana a otra, y no lo pensé».
Relata que lo que más le gusta de esta especialidad es la amplitud que ofrece. «El abanico de subespecialización es muy extenso: puedes ser médico de familia, estar en cuidados paliativos, desplazarte a domicilio, trabajar en urgencias... pero, sobre todo, amo la cercanía que tenemos con los pacientes», explica con un brillo risueño en sus ojos.
Identificada
Paz la mira y sonríe. Se siente identificada con Tania, se reconoce en muchas de sus sentidas palabras. Ambas mujeres, una de pelo castaño y con uniforme blanco, y la otra de pelo negro y atuendo azul, están de acuerdo en que la «empatía» y la «paciencia» son dos de las cualidades que debe tener un sanitario. «Siempre hay que ser paciente con los enfermos. Jamás hay que pensar que vienen por tonterías, jamás» explica Tania con firmeza.
Saben de lo que hablan, puesto que las dos sanitarias han luchado contra la pandemia, en primera línea de batalla, armadas con experiencia, trabajo y pasión. Paz terminará su carrera en plena crisis sanitaria y Tania la inició con la incertidumbre de la COVID-19.
Y, aunque, han vivido la crisis de forma diferente: Paz desde la UCI, con pacientes bajo sedación, y Tania siendo la puerta de entrada al sistema de salud, ambas son conscientes de que esta pandemia ha cambiado para siempre sus vidas. «El proceso ha sido muy duro, el peor momento fue justo hace un año, cuando tuvimos 24 pacientes covid a la vez», señala Paz. En este sentido, destaca que, en la primera fase, tuvieron la duda de la falta de material, pero que afortunadamente en ningún momento faltaron EPIs ni respiradores. «El gran problema siempre fue la falta de personal.
Tuvimos que recurrir a un internista, a varios anestesistas e incluso un residente de medicina interna tuvo que prolongar su rotación. También nos ayudaron efectivos del 061 de Palma, que son intensivistas. Fue una época muy dura», explica Paz. Comparte que siente «admiración» por los familiares de los pacientes que han estado ingresado en cuidados intensivos.
«Lo han entendido todo. Incluso aceptaron el traslado de su familiar hospitalizado, por falta de camas, al Hospital Son Espasses de Mallorca. Han demostrado mucha entereza», señala. Asimismo, subraya que Ibiza necesita, urgentemente, especialistas y la fidelización del personal sanitario. También destaca que el sistema de contratación es un poco «perverso» porque al haber bolsa realmente las personas que llegan al servicio, a veces, no son las adecuadas. «Hay demasiada rotación en la isla, mucha gente que viene está un tiempo y se marcha. Es un problema muy importante, es incluso multifactorial», subraya preocupada. Tania vivió la pandemia de otra manera.
Según esta residente, su trabajo se centró en «apagar fuegos». «Muchos días nos tocó gestionar bajas y atender las llamadas telefónicas. Debido a esta situación, he perdido muchos días de formación», subraya. Añade que si su área tenía 60 pacientes en el listado, 35 enfermos eran por tema covid, «los residentes hemos tenido que acoplarnos a la pandemia, no quedaba otra», relata.
Sin duda, son dos de las especialidades más castigadas por la crisis sanitaria. Ambas son conscientes de que, aunque hay un talud entre sus trayectorias, han estado al pie del cañón durante todo este tiempo de pandemia. Una situación que ha unido sus remotos caminos entre cientos y cientos de historias.
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