En concreto, Periódico de Ibiza y Formentera pudo contar nueve niños y nueve adultos que jugaban a tirar bolas por encima o por debajo de unos aros que sostenían entre sus manos. En el caso de los pequeños, estos juegos se realizaban en una carrera continua dentro del aula, lo que disparaba la diversión entre los participantes.
Menini, quien ejercía de profesor en la clase de los mayores, explicó que este taller de iniciación a los malabares estaba dirigido a todo tipo de personas desde la edad preadolescente y que estos juegos proporcionan a la gente «habilidad y coordinación» para desarrollar las tareas cotidianas de cada uno.
En concreto, este taller permitía, a través de una serie de ejercicios, adquirir habilidades para poder manejar objetos tales como mazas o aros. «En una hora y media no hay tiempo para muchísimo, pero sí para hacer una pequeña introducción», subrayó Menini.
El profesor aclaró que tan sólo se trataba de una clase de iniciación, pero recordó a todo aquél que lo desee que tiene a su disposición talleres regulares de esta disciplina.
Con esta clase, pues, se trataría tan sólo, según sus palabras, de «entender un poco cómo funcionan los juegos malabares», siquiera como una pequeña práctica.
Dos cosas al mismo tiempo
Preguntado acerca de las ventajas que el hecho de saber hacer juegos malabares puede reportar a una persona en su vida diaria, el profesor comentó que, sin ir más lejos, de pequeño él era «muy patoso» y que, aunque lo «sigue siendo», sí que los malabares «te permiten prestar atención a los movimientos que realizas y, por ejemplo, hacer dos cosas al mismo tiempo, como estar friendo un huevo y ver la televisión». Lo que te concede esta actividad, por tanto, es, en opinión de este experto, «dividir el cerebro en dos partes», con lo que se duplican las prestaciones de una persona.
Respecto a los participantes, Menini apuntó que, como el curso estaba planteado «a través de juegos y de dinámicas varias», pese a que se trate de algo «que no estás acostumbrado a hacer» y aunque «desde fuera se vea muy difícil, luego te das cuenta de que todo el mundo puede hacer malabares».
Carla Fontes fue la encargada de organizar los juegos para los niños en la sala contigua. Las caras de éstos rebosaban felicidad e ilusión. Por supuesto, todos los participantes pusieron todo su empeño en pasar unas horas mágicas haciendo real lo que es difícilmente imaginable para la gente de a pie.
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